Scott Brooks, un hombre en el que confiar

Llegará mejor preparado que nunca

scott brooks
Foto: Keith Allison (CC)

Decía Ben Jonson que «la confianza en uno mismo es el requisito para las grandes conquistas». Razón no le falta, cuando uno confía en sí mismo todo es mucho más fácil. La gran mayoría de personas que se proponen escribir su nombre en la historia de la humanidad es porque atesoran esa gran confianza y transmiten una manera sana de comunicarse.

Un día de verano de 2011 me compré una revista que hablaba sobre los Oklahoma City Thunder y el excelente proyecto que llegaban montando desde años atrás. Las buenas elecciones y la tremenda progresión de sus jóvenes pilares del juego les permitió disputar la final de Conferencia en la campaña 2010-11. En aquella época se comparaba a la franquicia de los Thunder con el modelo de los Spurs (ejemplar donde los haya). Eso no sería posible sin un gran grupo que trabajase por el bien común y tomase buenas decisiones en el camino, como buenas elecciones en el draft sin tener la posibilidad de elegir en primer lugar.

El encargado de dirigir a ese gran equipo de «jugones» fue Scott Brooks, que en su primera aventura como Head Coach asumía las riendas de una franquicia que cambiaría de ciudad, dando a Oklahoma un conjunto NBA. Con la llegada a «The Sooner State» un joven llamado Kevin Durant se convertiría rápidamente en el líder indiscutible de un equipo al que se unirían con el paso de las temporadas Russell Westbrook y posteriormente James Harden y Serge Ibaka. Cuatro jugadores que harían historia llevando a la franquicia a la gran final de la NBA, pero en el camino se encontraron ante un coloso Big Three de Miami liderado por LeBron James que dictó sentencia antes de lo esperado.

Ese tal Brooks que nunca había asumido el puesto de primer entrenador en la mejor liga del mundo fue capaz de guiar hasta la final a un bloque de jovenzuelos, como bien suele decir Luis Piedrahita. Ninguno de estos cuatro hombres había alcanzado los 24 años y ya se pensaba que iban a dar muchísimo de qué hablar en el futuro. Juan Antonio Orenga hablaba en una entrevista sobre el dominio que podrían llegar a causar estos Thunder con un bloque tan bien estructurado y con gente con muchísimo futuro por delante.

Lograron alcanzar tres finales de conferencia en cuatro temporadas consecutivas, pero por alguna razón no lograban dar ese paso al frente para tener opciones reales de conquistar el anillo de campeones. Llegaron veteranos para aportar experiencia al grupo, algunos con anillo en sus manos como Dereck Fisher o el cuestionado Kendrick Perkins. A pesar de ello el equipo seguía sin poder colarse de nuevo en la gran final, lo que acabó por deshacer parte de la pirámide fundamental, yéndose Harden a Houston para obtener el rol de estrella que quizás nunca hubiera adquirido en los Thunder.

Tener un auténtico equipazo, con el cual reconozco que me levantaba en determinadas ocasiones para verles jugar, y «solo» alcanzar las finales en una ocasión eran motivos para cuestionar al técnico. Es el precio que pagas por competir en el alto rendimiento y en concreto la NBA, una liga ultracompetiva como dice el Dr. Julio Calleja. La temporada pasada KD sufrió una larga lesión y pese a que Westbrook (también lesionado durante un periodo de tiempo) se disfrazó de MVP no fue suficiente para llevar a los de Oklahoma a Playoffs. La ausencia del equipo entre los ocho primeros del Oeste provocó la marcha de Brooks. A partir de ese momento su repercusión bajó considerablemente.

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Es posible que os estéis preguntado si realmente este es un artículo orientado en la importancia de la llegada de Scott Brooks a Washington o un repaso a su etapa en los Thunder. La realidad nos lleva a pensar que para conocer fondo a una persona hay que conocer su pasado. Probablemente te habrán hablado en alguna ocasión sobre alguna persona contándote su «lado oscuro» como puntos a destacar, pero sin dar valor alguno a las aptitudes que tiene. Esto es un poco lo que me ha pasado a mí en las últimas semanas cuando me hablaban del nuevo entrenador capitalino.

Cada vez que leía un mensaje relacionado con el interés de Wizards en el entrenador californiano veía poco optimismo en él. La cantante Natalia Jiménez, ejerció de jurado en un programa televisivo en el cual dejó una frase que me dejó muy marcado y a día de hoy creo que sigue teniendo razón. Decía algo así como «los artistas somos recordados por nuestras últimas actuaciones». Al escribir estas líneas y recordar ese momento me vienen a la mente todos los mensajes y menciones recibidas criticando el fichaje de Brooks por los capitalinos.

Personalmente, trato de buscar lo positivo de cada situación y en este caso creo que Brooks ayudará a crecer a los jóvenes como Beal o Porter, y obligará a dar un nuevo empujoncito a John Wall como líder. Con su llegada traerá un juego más alegre y seguramente ayude a progresar a Oubre, pero la gran duda está en cuanto a los resultados que pueda alcanzar este equipo. Es difícil no superar la temporada que ha terminado con 41-41 y con el conjunto que entrenaba Wittman fuera de los puestos de Playoffs. En ese sentido lo tiene relativamente sencillo.

Por otro lado, tiene que ser capaz de devolver la ilusión de una afición que ha visto como los suyos pisaban en dos ocasiones consecutivas las semifinales de conferencia y ahora no han llegado ni a cuartos. Esa misión deberá comenzar con el trabajo de Ernie Grunfeld desde las oficinas. Su primer movimiento ha dado de qué hablar, ya que la contratación del técnico de French Camp y la pasada elección del draft con Kelly Oubre Jr. son alicientes para atraer a Kevin Durant a su Washington natal. Oubre y la Durántula coincidieron en el campus de este último, y desde entonces mantienen una buena relación de amistad. No va a ser nada fácil convencer a KD para que juegue en la capital, pero los sueños están para cumplirse.

El primer obstáculo en el camino de Brooks en la capital será tomar decisiones importantes sobre el futuro de los jugadores. Recordemos que más de la mitad de los jugadores finalizan contrato y habrá que ver quien sigue y quien no. Nosotros ya nos «mojamos» en otro artículo sobre este tema, antes de conocer quién sería el head coach.

Su historial habla muy bien de su trayectoria en la liga, donde atesora el premio de Mejor Entrenador del Año en 2010 en la NBA y haber dirigido en dos ocasiones al equipo All-Star del Oeste. Cambiar de conferencia tras haber estado su todavía corta carrera en la misma es también un cambio significante. Por si fuera poco, según ha confesado en una reciente entrevista, ha aprovechado este año sabático para conocer distintos programas de entrenamiento, equipos y técnicos que le han ayudado a mejorar como entrenador. Son muchas razones para verle capacitado para llevar a un gran bloque como son los Wizards.

Seguro que vendrá con las pilas cargadas y con muchas ganas de volver a entrenar en la NBA. La oportunidad de dirigir al equipo de la capital no se le presenta a cualquiera y querrá demostrar que merece dirigir a un equipo que aspire a algo grande. Si sabe seleccionar bien los movimientos con Grunfeld, los Wizards serán un equipo muy a tener en cuenta en el Este.

«Brooks, confía en ti mismo y haz de este equipo un claro candidato al anillo. Nosotros confiamos en ti.»