Ha causado un revuelo monumental en la ciudad de Sevilla la salvación, en el último suspiro, del Club Baloncesto Sevilla, popularmente conocido como el Caja, gracias a la participación del Real Betis Balompié y de una de las empresas asociadas a su presidente, Energía Plus.
En principio, el Real Betis Balompié «solo» pone su nombre e imagen para atraer patrocinadores al equipo y aumentar la escasa masa social que manejaba el Caja. Será Caixabank, la hasta ahora propietaria del club, la que siga aportando el capital (un millón de euros en 2016) para la supervivencia del equipo, pero las acciones de la entidad bancaria catalana pasarán a ser de la empresa Energía Plus de la que es accionista Ángel Haro, presidente del club verdiblanco, que pasa a ser la accionista mayoritaria del Club Baloncesto Sevilla con el 99% de las acciones y que a partir de la temporada que viene tendrá que hacerse cargo de aportar el capital necesario. En principio, Ángel Haro se compromete a mantener el proyecto durante cinco años.
De esta forma, se consigue salvar el baloncesto ACB en la ciudad de Sevilla, por lo que los aficionados al baloncesto de esta ciudad deberían estar de enhorabuena…en teoría.
El problema surge cuando hablamos de una «ciudad dual» como lo es la capital andaluza. Así, entramos en el conflicto entre béticos y sevillistas, conflicto que siempre había solventado con gran neutralidad el Club Baloncesto Sevilla en sus 28 años en la élite del baloncesto español, pero que con la entrada del Betis en la entidad parece romperse totalmente.
Diversos ejemplos de este conflicto han ido apareciendo en gran número, principalmente en las redes sociales, por lo que no se sabe a ciencia cierta que pasará en el club en los próximos meses.
Así, la peña de animación La Keka, ya ha anunciado su disolución como tal, al perder el equipo su razón de ser, como pueden ver en el siguiente enlace de su web donde explican los motivos, http://loskekeros.com/comunicado-oficial-de-la-pena-de-la-keka/
También destaca la rueda de prensa del presidente bético en la que «atizaba» a la directiva del Sevilla Fútbol Club por mirar hacia otro lado cuando el equipo de baloncesto los necesitaba, diciendo «se le planteó (al Betis) la posibilidad de ayudar al CB Sevilla y había dos caminos: mirar hacia otro lado, como han hecho otros, o asumir los valores de compromiso por la ciudad», o también otras como «Estoy deseando ver San Pablo lleno de banderas verdiblancas y de gente gritando ‘Betis’, ‘Betis’» dejando claramente de lado a los aficionados sevillistas que también sean cajistas y comenzando con el «bufandismo» futbolero en un equipo de baloncesto exento del mismo hasta hace poco.
Con este movimiento hay un claro beneficiado, que no es otro que el propio Ángel Haro, «el salvador del Caja». El presidente del Betis se hace con el control de dos de los tres principales clubes deportivos de la provincia de Sevilla, no pone en riesgo su patrimonio en la adquisición del Club Baloncesto Sevilla, consigue una publicidad espectacular a nivel nacional para su empresa energética, totalmente desconocida hasta ahora en el mercado local, Energía Plus, y, si la afición del Betis responde como suele hacer, puede conseguir crear un nuevo club de baloncesto importante en España con los beneficios que ello podría conllevar a su figura. En el caso de que la situación no saliera como espera, simplemente quedaría como la persona que lo intentó y nada habría que reprocharle. Por tanto, los beneficios para el señor Haro pueden ser más que interesantes, mientras que las pérdidas para él son nulas o mínimas, un negocio redondo.
Otro de los grandes beneficiados en esta operación es Energía Plus. La desconocida empresa del presidente bético ha pasado del absoluto desconocimiento al estrellato en menos de un día. Con el beneplácito de Endesa, patrocinador principal de la liga ACB y con exclusividad del patrocinio energético en la misma, pudo entrar como accionista mayoritario en el equipo sevillano y, al darle nombre a éste, pasará a ser conocido por toda España y en especial en la provincia de Sevilla, por lo que es una publicidad impagable. Además, durante este año no tendrá que desembolsar dinero alguno al club, por lo que se apodera de un equipo saneado a coste cero. En caso de que la afición bética no respondiera, que no se consiguieran patrocinadores, o incluso, que el equipo descendiera, podría abandonar el equipo, ya que nadie le obliga a cumplir con los cinco años que se ha comprometido el presidente bético. Por tanto, los riesgos son mínimos para la gran repercusión publicitaria que va a obtener la compañía.
Para quien les escribe, no está claro si el Real Betis Balompié saldrá beneficiado o no de esta operación. En principio, la imagen del club se ha visto fortalecida al salvar al equipo de baloncesto de la ciudad y más teniendo en cuenta la intención de su presidente de intentar integrar al club de fútbol el club de baloncesto, como ya hicieron con el club Fútbol Sala Nazareno (ahora Real Betis Futsal), cosa que por el momento no le permite la Ley del Deporte y tiene que aceptar la junta de accionistas del Real Betis Balompié. No obstante, si las cosas no salen bien es posible que la imagen del equipo se vea dañada, ya que de sobra son conocidos los fracasos de los directivos béticos y de los que su afición, siempre fiel, empieza a hartarse y que si se extienden al baloncesto podrían provocar más problemas aún. Desde el punto de vista económico, es dudoso que en los niveles económicos que se mueve el Betis pueda aportar grandes beneficios económicos al club y, teniendo en cuenta la crisis que azota al baloncesto español, lo más probable es que tengan pérdidas, que unido a la maltrecha situación financiera bética (en concurso de acreedores actualmente, aunque ya vislumbrando el final del túnel) desaconseja involucrarse económicamente en el proyecto.
También hay que hacer mención del otro gran equipo de fútbol de la ciudad, el Sevilla Fútbol Club. La imagen del equipo sevillista se ha visto dañada, ya que se encuentra, probablemente, en el mejor momento deportivo y económico de su historia, por lo que no se entiende que no haya podido hacer nada para ayudar al equipo de baloncesto en su maltrecha situación, por muy poco rendimiento que obtuviera de esa ayuda.
Por último, el más importante, el Club Baloncesto Sevilla. A mi modo de ver lo que venía siendo el Caja y su afición no han conseguido salvarse al abandonar el barco Caixabank, es cierto que en esta operación se salva la estructura del club, sus trabajadores y el equipo ACB, más todos los equipos de categorías inferiores, pero también es cierto que la idiosincrasia del equipo desaparece y más teniendo en cuenta las manifestaciones del presidente bético en las que hace difícil que los sevillistas quieran seguir yendo al pabellón de San Pablo.
Lo más probable es que muchos de los aficionados sevillistas que también eran cajistas abandonen el nuevo proyecto baloncestístico, por lo que el Betis tendrá que atraer a más aficionados de los que se marchen para que la operación, desde el punto de vista social, merezca la pena, cosa a priori nada complicada a tenor de la fidelidad de la afición bética a todo lo que se relacione con el Real Betis Balompié, y ya son muchos los casos de béticos futboleros que casi desconocían la existencia del Club Baloncesto Sevilla y las reglas de este deporte, que han mostrado su interés en sacarse el abono de temporada del equipo de baloncesto al pasar a ser bético. Una muestra más de hasta donde pueden llegar los sentimientos por un club deportivo.
No obstante, el club no tenía otra opción, era esto o la refundación/desaparición, por lo que optaron por entregar el equipo al Betis antes que dejarlo desaparecer, según su presidente Fernando Moral, que sigue defendiendo que el equipo es «verde y rojo» y solicitando el apoyo de toda Sevilla ahora más que nunca, en contraposición con el presidente bético. La realidad, siempre desde el punto de vista de quien les escribe, es que el equipo de baloncesto no conseguía movilizar ni siquiera a los amantes de la canasta de la provincia de Sevilla, ya sea por su maltrato a los equipos de otras localidades sevillanas o de la misma Sevilla, por su mala gestión de las categorías inferiores que, a pesar de obtener grandes rendimientos deportivos, nunca veían su opción para jugar en el equipo ACB dejándolos de lado por jóvenes extranjeros (casos como Porzingis, Satoransky, Balvin…) o de otros equipos ACB o LEB (Willy Hernangómez, Sastre, Cabanas,…), también por dejar entrar gratis a casi cualquiera para ver al Caja, que desincentivaba a abonarse o pagar por una entrada, pero que ni así conseguía llenar el campo.
Por tanto, seguir como hasta ahora no tenía sentido, por lo que había que optar por la refundación o por entregar el equipo a un nuevo propietario que consiguiera aumentar la masa social del club y los ingresos del mismo. Con esta última esperanza, se entrega el equipo al Betis, pero se rompe a la afición en dos, por lo que, el hasta ahora conocido como Caja desaparece…¿para siempre?
Como se observa, la salvación no está exenta de problemas, ya que no se sabe como reaccionará la afición cajista con 1676 socios el año pasado, esperando los nuevos gerentes béticos llegar a los 5000 socios, cifra que jamás ha conseguido el Caja, ya que ni en los años de Andre Turner o Michael Anderson se superaron los 3000 socios a pesar de llegar a las finales de los playoffs por el título.
En principio, la plantilla que se ha formado este verano, por el gran Berni Rodríguez (nuevo director deportivo de la entidad), y que será entrenada por Zan Tabak, tendrá como objetivo la permanencia (aunque a tenor de los descensos de los últimos años se podría decir que la ACB es una liga cerrada). Así, la actual plantilla la conforman los siguientes jugadores: Nikola Radicevic, Kenny Chery, Marc García, Alfonso Sánchez, Vojdan Stojanovski, Trent Lockett, Emanuel Cate, Boštjan Nachbar, Strahinja Milošević, Luka Žorić, y Juanjo Triguero.
Son tiempos extraños para el baloncesto en Sevilla. El Caja ha muerto, ¿larga vida al Betis Energía Plus?