Los perfiles de los jugadores de los Boston Celtics

Analizamos a los jugadores uno a uno

Amir Johnson durante un partido con los Boston Celtics (Foto: HUELLALINCE CC)
Amir Johnson durante un partido con los Boston Celtics (Foto: HUELLALINCE CC)

Es Septiembre, queda un mes largo para que empiece la NBA y han pasado casi dos desde el comienzo de la agencia libre. No hay nada nuevo que traer a la mesa, así que al igual que hemos hecho con Halloween, vamos a adoptar una costumbre americana para combatir el tedio y no acabar en las drogas o viendo fútbol. Los residentes en el norte del vasto continente americano tiene la sana costumbre de publicar todos los años unos perfiles sobre los jugadores que tratan de resumir en un párrafo quién es y qué representa ese jugador para la franquicia en la que juega, así que aquí, en nuestro humilde Despacho, no queremos ser menos y estos son los perfiles de los jugadores que forman la plantilla de los Boston Celtics.

Avery Bradley, el capitán perfecto para un equipo sin capitán

Siempre que los Boston Celtics tuvieron una identidad definida, tuvieron un capitán acorde a esa idea. Desde el ultra-competitivo y defensivo Bill Russell hasta el compañerismo de Paul Pierce, pasando por el esfuerzo y sacrificio de John Havlicek. Ahora ha llegado el turno de Avery Bradley, un capitán que no ha sido designado ni oficializado como tal… lo cual es perfecto para la idea que tiene Brad Stevens de este equipo. Si nombras a una persona como líder del equipo, la responsabilidad del mismo reside sobre sus hombros; pero si nadie recibe tal honor, todos el grupo tiene que ejercer como tal llegado el momento. Eso son los Boston Celtics de Brad Stevens y Avery Bradley, un conjunto en el que todos hacen de todo en la pista, todos trabajan, y nadie destaca, la misma imagen del #0.

Al Horford, con él se acabó la reconstrucción

Es cuando menos gracioso, que tras habernos referido durante años a los Atlanta Hawks como «el equipo sin estrellas«, el día que los Boston Celtics firmaron al pivot dominicano todo el mundo corrimos a decir y escribir «los Celtics ya tienen a su estrella». Y es que Al Horford no es un All-Star al uso. Siempre alejado de los focos, preocupado más por la actuación colectiva que de la individual, y haciendo su trabajo de manera efectiva, sin alardes. Pero tras esa mirada serena se encuentra un jugador que domina todos los secretos de su posición y que, como ya hemos comentado aquí, encaja como un guante en el sistema de un Brad Stevens que siempre ha hecho dar lo mejor de sí a sus jugadores. Al es la pieza que le faltaba a este equipo para luchar por todo en la Conferencia Este, la reconstrucción ha terminado.

Isaiah Thomas, el duende de Boston

Al igual que en todas las leyendas sobre duendes y trasgus, Isaiah Thomas entró en la casa por la noche, cuando todo el mundo dormía, y la puso patas arriba sin saber nadie muy bien cómo. Danny Ainge está convencido de que da buena suerte, los fans le adoran, y él ha abrazado a la ciudad y a la franquicia como si se hubiera creado aquí. Desde su llegada, el equipo nunca ha salido de Playoffs y él se ha convertido en All-Star. En su tercera temporada, ya asentado como titular indiscutible, le queda demostrar que lo del año pasado no fue flor de un día. A su alcance, tiene herramientas para demostrarlo: con Al Horford, por primera vez en su vida tendrá un jugador con un nivel de élite en el pick and roll y el pick an pop.

Jae Crowder, la clave de los Celtics

La clave es la piedra más importante de cuantas componen una bóveda. Situadas en la cima de las mismas, sus laterales transmiten parte de las tensiones de la construcción y equilibran la misma. Esa es la función de Crowder en el equipo y sin él en pista ya pudimos comprobar que el edificio se derrumba. Fundamental en defensa, siempre cubriendo al mejor hombre del equipo contrario, no es menos importante en un ataque en el que tira triples, penetra a canasta, coge rebotes y actúa como una segunda mano en la organización del juego. Si acaba aprendiendo a salir por su lado malo, sus prestaciones en ataque se multiplicarán.

Marcus Smart, el elegido

Lo normal en los rookies que acaban siendo estrellas es que lleguen a la liga arrasando en ataque y vayan aprendiendo poco a poco a defender. Marcus Smart lo ha hecho justo al revés y por eso nadie le pone al nivel de los mejores de su generación. Se equivocan. Con una defensa sobresaliente en tres posiciones y notable en la cuarta – incluso le vimos por momentos defender al center contrario ya hacerlo bien, hola Porzingis -, Marcus Smart solo tiene que recuperar las sensaciones con el tiro que demostró en su primer año para convertirse en un jugador de 15/17 puntos, 5 asistencias, 7 rebotes y 1.7 robos por partido. Todo esto mientras es decisivo en el apartado defensivo y demuestra una fiereza competitiva fuera de los estándares, ¿cómo definirían esto? Exacto, como un All-Star y posible jugador franquicia. Este año debe ser el de su paso adelante, el que haga escribir ríos de tinta sobre quién debería ir al banquillo, si Thomas o Bradley. La salida de Turner le ha abierto la puerta a ser un jugador de 30/35 minutos, en su mano está aprovecharlo.

Kelly Olynyk, el año de la definición

Durante sus dos primeros años, Brad Stevens partió con él como titular, experimentando para tratar de sacar lo mejor de él. Cansado de su inconsistencia al llegar Enero, le sentaba en el banquillo y le usaba como desatascador en ataque. Todo eso cambió el año pasado, cuando tuvo dos meses mágicos – precisamente Enero y Febrero – en los que se convirtió en ese cuatro abierto que amenazaba de fuera, podía bajar el balón y penetrar e, incluso, defendía bien dentro del sistema. Luego llegaron la lesión y la operación. Cuando vuelva al equipo, buena parte de las opciones de los Celtics- y las de él para firmar un buen contrato – dependerán de si podrá ser el del año pasado.

Amir Johnson, la sonrisa de la franquicia

Elegido por sus compañeros como el mejor camarada de vestuario, Amir Johnson es la felicidad en persona. Se dedica a lo que le gusta, cobra 12 millones de dólares por ello, dice que nunca ha estado en un vestuario más divertido, y haga lo que haga, le pongan donde le pongan, va a aportar lo que le pidan. Puede que Brad Stevens le ponga a jugar con Al Horford, apuntalando el aro en defensa y dejando espacios en ataque. Lo hará bien. Quizás el entrenador de Indiana le pida salir desde el banco para tener siempre en el campo una referencia defensiva en la pintura y alguien que fije el ataque como el año pasado. Lo hará igual de bien. Hay muchas incógnitas sobre esta temporada de los Boston Celtics y muchos jugadores entrando en un año clave. Johnson no es ni lo uno ni lo otro, él hará vestuario y jugará bien, ni mal, ni genial, bien.

Terry Rozier, la montaña rusa

El día de su elección en el Draft los aficionados querían matarlo a él y a Danny Ainge. Hubo quien, incluso, tras la elección de R.J. Hunter, pensaba que el orden debería haber sido el inverso. Ocho meses después todo eran alabanzas hacía él y el General Manager a causa de su buena actuación en Playoffs. Uno más tarde, todos le querían enviar a Chicago o Philadelphia. Tres semanas después, había quien discutía si incluso podía llegar a ser mejor que Marcus Smart. La carrera de Terry Rozier no ha conocido puntos intermedios, de lento tranvía a veloz tren a punto de descarrilar. Este año, con la salida de Turner, pasará a tener un rol específico dentro de la rotación, esperemos que su buena defensa, gran capacidad reboteadora, y una muñeca bastante aceptable, sean suficientes para que se asiente en el equipo.

Jaylen Brown, ¿truco o trato?

Con la sola salvedad de James Young, los tres últimos drafts de Danny Ainge se han caracterizado por una selección de jugadores más basada en lo que ya podían aportar que un siempre impreciso potencial. Así, siempre se eligieron jugadores con varios años en la Universidad y que ya sabías lo que eran e intuías hasta dónde y qué podían llegar a ser. Jaylen no es este caso. Jaylen es una piedra en bruto; dorada, sí, pero en bruto. Hará falta golpear mucho y pulir aún más para saber si es oro o pirita – hola, Young -, por el momento, en la Summer League mostró buenas intenciones, y durante este verano él mismo no ha parado de darse los primeros golpes. Sobre el papel, el juego de la NBA y la plantilla de los Boston Celtics parecen serle mucho más favorecedoras que la NCAA y su antiguo equipo.

Jonas Jerebko, el hombre que vino del frío

Llegó en un traspaso junto a Gigi Datome y la inmediata conexión de este con el público hizo que el bueno de Jonas pasase completamente desapercibido durante su primera temporada como los Celtics, aunque acabase firmando un merecido contrato de dos años. Tras partir como alero durante su segundo curso a causa de la llegada  de David Lee, acabó relegado a lo más profundo del banquillo para, al igual que Rozier, emerger como una pieza clave durante los Playoffs. La ineptitud de Jared Sullinger tanto para defender a un Paul Millsap que destrozó a los de Stevens como para abrir la pista para los exteriores, acabaron lanzando al entrenador a los brazos de un Jerebko que acabó el curso como titular junto a Amir Johnson. Quedando establecido que es un cuatro abierto y que no puede jugar de tres, su rol en la segunda unidad al lado de Johnson parece bastante claro.

Gerald Green, el hijo pródigo vuelve a casa

Tener un hijo siempre es un gasto casi inasequible para una franquicia con todo lo que hay que invertir para criarlo. Sin embargo, un hijo que vuelve a casa tras quedarse en paro es mucho más económico. Su habitación está ahí, ya conoces sus manías y con darle dinero para tabaco es suficiente. Si sale bien experimento, recuperas un hijo, si sale mal, maletas en la calle y que le aguante su pareja.

Tyler Zeller, el martillo al final del cajón

Quizás la mayor víctima de la gran profundidad de plantilla con la que cuentan los Boston Celtics es el bueno del siete píes. Un jugador muy correcto que tendría hueco en la mayoría de las rotaciones de la liga, está condenado en Boston a un papel que lo mismo le permite jugar 20 minutos una noche como a no pisar pista en las 5 siguientes citas. Como ese martillo que tienes al final del cajón: solo se usa cuando se necesita y aunque hayan pasado meses desde la última vez, conserva todas sus propiedades. En su caso es una defensa correcta, un tiro de media aceptable, y un buen puñado de rebotes.

Jordan Mickey, R.J. Hunter y James Young, Battle Royale

Si los protagonistas de esa joya del cine que es Battle Royale (2000) son lanzados en una isla para que se maten unos a otros, lo mismo ocurrirá con estos tres jugadores durante el training camp. Al igual que en el film japonés, las armas con las que cuenta cada uno son distintas y marcarán el éxito o no de la supervivencia. Así, mientras Jordan Mickey parece contar con un escudo y una metralleta, R.J. Hunter va con su rifle de precisión y Young, bueno… con un palillo.