Mark Cuban descarta que sus Mavs tankeen esta temporada
Pese al mal récord de 3-13 que llevan

Competir, competir y competir; este ha sido el mantra de los Dallas Mavericks desde que Mark Cuban y Dirk Nowitzki llegaron a la ciudad texana. Ahora, con un récord muy negativo, hay voces que ya piensan en dejarse ir y comenzar a pensar la temporada 2017/18. Algo que en la franquicia no quieren ni pensar.
Mark Cuban, después del partido ante los Pelicans, no dudó en confirmar que nadie dentro de la institución piensan comenzar a tankear, poniendo a los jóvenes muchos minutos y haciendo que el objetivo principal del equipo sea conseguir cuantas más derrotas mejor para tener más opciones de hacerse con el pick 1 en el próximo Draft. El magnate considera que el tanking sería un mal ejemplo que dar a los jugadores jóvenes del plantel. Además, duda de que esta generación venidera tenga el talento necesario como para realizar tal esfuerzo:
«No veo ningún Shaq, Lebron James o Tim Duncan en este Draft, así que no creo que esa sea la forma correcta de hacerlo».
Sin querer quitar méritos a la camada del 2017, Mark Cuban es consciente que reconstruir desde este proceso de selección puede ser muy útil; pero tampoco una garantía de éxito:
«Recordad, incluso si tú tienes el peor récord de la NBA hay un 75 por ciento de posibilidades de que no vayas a conseguir el mejor pick».
Pero lo cierto es que, en estos momentos, los Dallas Mavericks sí que tienen el peor récord de toda la liga, aunque a eso Mark Cuban le resta importancia sabiendo que todavía quedan 66 encuentros por disputarse y los Mavs están a 6 victorias de entrar en puestos de post-temporada. El empresario tiró de hemeroteca para recordar que en la temporada 2010/11 —la del primer anillo en la historia de los Mavs— los Mavs tuvieron una racha de 2-9 y con un equipo que, fuera de Dirk Nowitzki, le costaba superar el 30 por ciento de acierto en tiros de campo y, pese a todo, competieron toda la temporada con indudables resultados.
Pero Mark Cuban no ha querido decir con eso que los texanos vayan a terminar con un nuevo anillo en sus manos. Aseguró que esa no era la intención y es consciente de la dificultad (por no decir imposibilidad) de conseguirlo.