El Agitatoallas, semana VII: Los Brown voladores
El particular repaso a la semana de los Celtics

Si todavía están perplejos después de comprobar una y otra vez la tabla estadística del partido de los Boston Celtics en Orlando y aún se preguntan qué clase de brujería ha realizado Brad Stevens para que los suyos ganen en los apartados de rebotes y tapones a unos Magic con jugadores como Ibaka, Biyombo y Vucevic, necesitan darse un respiro. Efectivamente, si alguien hubiese estado lo suficientemente loco para apostar a este fenómeno paranormal habría casas de apuestas arruinadas, pero hay un límite en esto de las temeridades. Por ello, qué mejor que desconectar con el nuevo capítulo de ‘El Agitatoallas’, que entre otras muchas cosas, pasa de los análisis concienzudos. En esta ocasión daremos una vuelta por el salvaje mate de Jaylen Brown y su relación con la historia del equipo o el esperpéntico final de partido en Houston. Ya saben, ¡toallas al viento!
Camiseta de altos vuelos
Desde que el profesor James Naismith creara esto del baloncesto hace 125 años, este bendito deporte ha ido evolucionando continuamente hasta nuestros días. Que si el juego al poste, que si el showtime, que si el «hola soy Michael Jordan y hago lo que quiero» hasta el presente momento del lanzamiento de triples hasta la saciedad, la NBA se ha ido adaptando a los tiempos. Todos los cambios se han ido adhiriendo al juego, e incluso para algo tan común en la actualidad como un mate, tuvo que haber una primera vez. Me imagino a ese visionario que pensó: «Oye, si saltando puedo enterrar la pelota en la canasta y es casi imposible fallar». Quién le diría que algunos años después algunos prodigios de la naturaleza fueran capaces de colgarse del aro saltando desde la línea de tiros libres.
Se ha creado toda una cultura alrededor del mate desde esos primeros concursos en los All-Star Weekend, y en estos días en los que los Vines y gifs de turno llegan a tu teléfono móvil en un santiamén, los jugadores no desaprovechan la oportunidad de lucirse de cara al mundo. Los Boston Celtics, tan anclados siempre por las tradiciones, han sido más de efectividad que de exhibición, pero en la historia de la franquicia hemos podido ver algunos matadores excepcionales. Gerald Green, que volvió este verano a enfundarse la elástica verde, fue el último jugador de los Celtics en ganar un concurso de mates, aunque por aquel entonces Paul Pierce parecía más contento que él al levantar el trofeo. Pero si alguien se viene a la mente en esto del volar con la franquicia del trébol, ese es Dee Brown.
Con apenas 1.85 de estatura, el por aquel entonces #7 de los Celtics se proclamó rey del mate tras una de esas acciones que han quedado en la retina del espectador desde entonces. Tras poner algo de aire en sus zapatillas (hay que ver), Brown saltó hacia la canasta con un brazo cubriéndose los ojos mientras enterraba la pelota con el otro. Aquí su concurso y su famosa acción para los más despistados:
Este momento ha dejado el nombre de Dee Brown en la historia del baloncesto y por descontado en la de Boston, y más de quince años después alguien quiere recoger el testigo volando con la camiseta verde con el mismo apellido y número a la espalda. Después de ser escogido en la tercera posición del último Draft, Jaylen Brown dejó en Orlando la primera de las muchas grandes acciones que protagonizará con los Celtics tras realizar un monstruoso mate sobre Nikola Vucevic. El vuelo, que le ha valido su primer reconocimiento a la mejor jugada de la noche NBA, despertó tanto a sus compañeros, que sufrían en ese momento ante los Magic pese a acabar ganando de treinta, como a él mismo, ya que acabó completando una de sus mejores actuaciones como profesional.
Todo el banquillo espero al novato tras el tiempo muerto para celebrar el tremendo mate con él de manera efusiva. Tras el encuentro, Brad Stevens calificó la jugada como el despertador que necesitaban los suyos, mientras que Avery Bradley nos advirtió que no será el último que tendremos el placer de ver. Si es usted mayor de 18 años, puede ver el poco respeto de Jaylen Brown a Vucevic a continuación:
Gatillazo en Houston
Visualicen la situación. Ustedes salen una noche con la noble y complicada intención de ligar. Después de un buen rato sobreviviendo a duras penas en el que todo parece salir mal y ya estás asumiendo que vas a volver solo a casa una vez más, aparece él/ella. Todo el sufrimiento ha valido la pena porque al final has encontrado alguien perfecto/a, la cosa marcha y en el momento de la verdad… bueno, se pueden imaginar el final. Todo este proceso, trasladado al baloncesto, es exactamente lo que sufrieron los Celtics en su visita a Houston para enfrentarse a los Rockets.
Tras unos primeros instantes en los que se veía venir el fatídico final a la legua, Boston logró reponerse con bastante brillo para llegar a los momentos decisivos con la victoria todavía en el aire. Todo ello contrarrestando los 456 tiros libres de los que dispuso un James Harden que llegó a acudir a la línea después de que un espectador de la primera fila estornudase. Y no solo fue eso. Un triple de Avery Bradley fue contado como canasta de dos después de que ni los árbitros ni los especialistas del centro de repeticiones de la NBA no cayeran en que un simple zoom demostraría que el de los Celtics no estaba pisando la línea, pero bueno, se siguió en pie e incluso se pudo ganar hasta que llegó el gran bajón.
Con solo un punto de desventaja, Boston dispuso de una jugada para llevarse la victoria de Houston, y tras la acción que dejaba a Al Horford solo debajo de canasta mientras todos los aficionados de los Celtics celebraban el triunfo, el balón no quiso entrar. El dominicano se echó inmediatamente las manos a la cabeza sabedor de lo que se le había escapado, mientras que miles de ordenadores y televisores de propietarios que sangran verde recibieron, al menos, un golpe. En fin, no hay que comerse la cabeza porque hay más noches (sigo hablando de baloncesto), y en su siguiente salida en Orlando, los Celtics sí llegaron a casa bien acompañados y sin problemas para rematar.