Cuando hablamos de cantera y de jugadores formados en España acudimos, irremediablemente, a Movistar Estudiantes al Divina Pastora Joventut de Badalona, dos equipos con una enorme tradición en la formación de jugadores, muchos de los cuales han llegado a la selección nacional o incluso a la NBA, como los casos de Sergio Rodríguez, Ricky Rubio o Rudy Fernández.
Dos fábricas de talentos en dos equipos hermanos, fuentes inagotables e insaciables que bañan el panorama nacional, y pocos son los equipos en la Liga Endesa que no cuentan con jugadores salidos del Ramiro de Maeztu o de Badalona en sus filas.
Sin embargo, y como dicen la canción, cualquier tiempo pasado fue mejor, y estos dos históricos de nuestro baloncesto no atraviesan su mejor momento. Centrándonos en los madrileños, dos descensos en los últimos años dan pie a esta afirmación.
En la actual plantilla de Movistar Estudiantes hay hasta tres canteranos, Jaime Fernández, Darío Brizuela y Edgar Vicedo, éste último ocupando la posición de alero, una posición histórica en el club, un lugar que durante muchos años estuvo ocupado por jugadores de la casa y que vivía un periodo de transición, hasta hoy.
Mucho ha llovido desde que Alberto Herreros dejara la Calle Serrano para fichar por el Real Madrid, allá por 1996, un trasvase que hizo mucho daño al Estudiantes y que la afición no olvida; a su marcha emergió la figura de Carlos Jiménez, posiblemente el mejor alero de la historia del club, un jugador con el que se escribieron las páginas más gloriosas del club, un icono que abandonó el barco en 2006, para volver en el año 2011, en el ocaso de su carrera; la marcha del que fuera capitán de la selección española durante mucho tiempo se solventó con la irrupción de Carlos Suárez, todavía en activo, un jugador que fue muy querido entre la Demencia hasta que decidió cruzar la calle y seguir el camino de tantos para firmar por el Real Madrid, allá por 2010; el mismo año que Javi Beirán, cansado de esperar y esperar su oportunidad en el fondo del banquillo, decidió apostar por el Gran Canaria, donde se hizo un hueco en la liga, para terminar de asentarse como uno de los grandes aleros de la competición en el Iberostar Tenerife.
La de Carlos Suárez no solo significó una nueva «traición» para la afición estudiantil, el vació que dejó «Chimpa» a su marcha fue tremendo. Desde su salida del club jugadores como Rodrigo De La Fuente, Tariq Kirksay, Xavi Rabaseda o el malogrado Brandon Thomas han intentado ocupar un puesto que siempre ha ocupado un canterano.
Como Sauron llamando a su anillo del poder, la posición de alero en Movistar Estudiantes lleva mucho tiempo llamando a un inquilino que haga honor a la historia del club, un inquilino que parece que Salva Maldonado ha encontrado en la figura de Edgar Vicedo.
Y es que después de una pretemporada trepidante, una pretemporada en la que parecía que sería, por fin, la temporada de la reivindicación de Edgar Vicedo, sus minutos se vieron tremendamente reducidos, hasta ocupar un hueco prácticamente marginal en el banquillo, viendo como Jordi Grimau e incluso Edwin Jackson hacían labores que correspondían al alero.
Sus caras de enfado e insatisfacción después de cada derrota pertenecían a un jugador que, todos sabemos, se machaca en los entrenamientos, un jugador laborioso, aplicado, paciente, de la casa, que desoyó cada oferta que le llegó en verano para terminar renovando por dos temporadas con el equipo de su vida.
«Es verdad que ha existido cierto interés de algún equipo, pero yo quería esperar al Estudiantes, era mi primera opción«, Edgar Vicedo, en una entrevista exclusiva para SomosBasket.
Un jugador con una meta clara para esta temporada: asentarse como jugador de ACB, y que ha dado un puñetazo encima de la mesa en los dos últimos partidos del equipo, dando un paso adelante y demostrando que puede ser el alero titular del actual Movistar Estudiantes.
- Contra UCAM Murcia: 15 puntos (1/1 T2 4/4 T3 1/1 TL) 3 rebotes y 19 de valoración en 23 minutos.
- Contra Tecnyconta Zaragoza: 12 puntos (3/6 T2 2/2 T3), 5 rebotes y 13 de valoración en 18 minutos.
Dos partidos que sitúan al joven alero madrileño en 13.5 puntos, 4 rebotes y 16 de valoración en 22 minutos, unos promedios que distan mucho de los 3.7 puntos, 2.3 rebotes y 3.4 de valoración en 14 minutos que promedia durante la temporada.
Un claro ejemplo, el de Edgar, de un jugador que necesita de la confianza de su entrenador para demostrar el gran potencial atesora. Y es que alguien que lleva desde U16 siendo indispensable, hasta la absoluta, para los seleccionadores españoles, algo debe tener.
Parece que Salva Maldonado se ha dado cuenta, que Edgar ha recuperado la confianza que le sobraba en pretemporada y se ha ganado la de sus compañeros, parece que ahora sí que en el club apuestan por su calidad, por su juego, y sobre todo, parece que ahora sí que responde a las exigencias de una liga tan compleja como es la ACB.