Ingram, ¿titular o suplente?

¿Ha llegado el momento de que abandone el banquillo?

Brandon Ingram llama a las puertas de la titularidad con su notable rendimiento - Mcdazkov (cc)
Brandon Ingram llama a las puertas de la titularidad con su notable rendimiento – Mcdazkov (cc)

Hoy quiero hablar de Brandon Ingram y mi objetivo es muy simple. Pretendo abrir un debate sobre si ha llegado el momento de que sea titular en los Lakers.

El que fuera la estrella discutible de Duke perdió esa hipotética condición ya en pretemporada, incluso antes de que el balón se pusiera en juego, con el fichaje del veterano Luol Deng en su puesto. Se explicó entonces que Luke Walton buscaba introducirle poco a poco en la NBA, rodarle entre los profesionales para que su llegada a la liga no fuera traumática. Y él no sólo lo aceptó sin rechistar sino que explicaba en los medios que compartía el criterio de su entrenador.

Tuvo que esperar al 23 de noviembre, contra Golden State, para debutar como titular. Distinción que repitió en siete de los diez siguientes partidos e incluso encadenó cuatro consecutivos. Pero desde entonces, apenas ha tenido otras cuatro oportunidades en dieciséis encuentros.

Ahora que la temporada llega a su ecuador, crecen las voces de quienes piden que Walton se atreva a darle galones y continuidad en el quinteto inicial. ¿Lo merece? ¿Mejoraría el equipo? Busquemos posibles respuestas en la estadística, esa ciencia capaz de demostrar una teoría y la contraria si te dejan elegir los criterios y los plazos.

Si miramos sus números, desde el banquillo juega una media de 25 minutos, anota 7 puntos, reparte un par de asistencias y atrapa casi cuatro rebotes. Como titular, mejora sus cifras hasta los los más de 34,6 minutos, 9,5 puntos, 2,5 asistencias y 5,5 rebotes. Visto así, parece indiscutible que debe salir de inicio. Pero si nos fijamos en que los Lakers sólo han ganado 1 de los 11 partidos en los que Ingram ha sido titular, ya no resulta tan evidente.

Por suerte, el baloncesto es mucho más que estadísticas por muy avanzadas que sean, así que hablemos de sus fortalezas y debilidades. Empezando por lo negativo, destaca su porcentaje de triples que apenas alcanza el 25% frente al 41% que firmaba con la camiseta de los Blue Devils. Ingram lo sabe y parece no preocuparle demasiado. Dice que sólo necesita ritmo.

Otro de sus puntos a mejorar, según Walton, es la defensa. Y más en concreto, la defensa del lado débil y la coordinación con sus compañeros en los pick and roll. Hace unos días, el técnico decía que debe aprender por ejemplo a recuperar con rapidez la marca de su hombre tras una ayuda. De nuevo, Ingram admite que tiene que mejorar ese aspecto para adaptarse a la regla de los tres segundos defensivos, una de las grandes diferencias con la NCAA.

Busquemos ahora sus fortalezas. Quizá una de las más destacadas es su versatilidad que le llevó a rozar contra los Cavs de LeBron el que hubiera sido el triple doble más precoz de la historia de la NBA. Esa noche, con 19 años y 106 días, sumó 9 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias en 41 minutos. Ingram es capaz de subir el balón y ordenar el ataque, pero también sabe buscarse la vida en la pintura donde cada día parece más cómodo. Es además buen pasador, incluso a veces a costa de renunciar a buenos tiros a favor de sus compañeros y sabe utilizar su impresionante envergadura de brazos para sacar ventajas en ataque pese a su estilo un tanto desgarbado y su cuerpo aún filiforme.

Pero quizá su mayor fortaleza es lo que ahora se llaman intangibles. Yo prefiero llamarlo ética de trabajo, predisposición a dejarse ayudar y ganas de ser cada día un poco mejor sin perder la paciencia. Su comportamiento, en resumen, como destaca Mike Krzyzewski. El que fuera su mentor en Duke llegó a decir que es un prodigio y que no hay ningún proyecto de jugador como él.

Entonces, ¿merece ya ser titular? ¿O debe seguir en la segunda unidad junto a Lou Williams y Jordan Clarkson? Reconozco que no hay una respuesta fácil, pero yo creo que ha llegado el momento al menos de comprobar si coach K exageraba o si de verdad sólo necesita regularidad para demostrar que tenemos una estrella para muchos años.

Como aficionado de los Lakers, estoy impaciente por descubrir si los jóvenes derriban la puerta o si no tienen la consistencia necesaria para reconstruir el equipo en torno a ellos. Cuando imagino el equipo dentro de unos años, pienso en una columna vertebral formada por Randle por dentro, Russell por fuera e Ingram en casi todas las posiciones.

El primero hace tiempo que me conquistó y cada día me gana un poco más hasta el punto de ver en él cosas del joven Charles Barkley que irrumpió en los Sixers de mediados de los 80. El segundo aún me genera demasiadas dudas aunque detecto destellos que me hacen mantener la fe. Y el último creo que puede llegar a ser el mejor de los tres si le dan la confianza necesaria para crecer sin prisa pero sin pausa.

Si de verdad este año importa más construir un equipo que un récord, es el momento de poner juntos sobre la cancha a quienes están llamados a liderarlo para que aprendan a ganar incluso perdiendo partidos. No tenemos casi nada que perder y, en cambio, tenemos mucho que ganar.

Así que abro el debate y me mojo: creo que Ingram merece ser titular ya. ¿Y vosotros?