El Agitatoallas, semana XII: Exploraciones nasales
Lo más curioso de la semana de los Boston Celtics

La época de las gripes ya está de lleno con nosotros. El frío, sobretodo en una ciudad como Boston, provoca que cientos de personas guarden cama y gasten un gran porcentaje de su sueldo en pañuelos y medicinas varias, y los Celtics, cómo no, están muy preocupados por el prójimo aunque éste no se lo tome demasiado bien y todo acabe en una pequeña «discusión». Efectivamente, los Wizards no entendieron las buenas intenciones de los verdes. Para no perder la costumbre, ‘El Agitatoallas’ trae muchas más cosas en forma de lesiones, y un protagonista muy querido por el que aquí escribe. Ya saben, ¡toallas al viento!
El fin de una gran velada
No todos los días recibes la visita de una de las figuras más importantes del mundo del deporte, y cuando esto pasa hay que lucirse. Una vez más, el boxeador Floyd Mayweather visitó la cancha de los Celtics para ver a su amigo Isaiah Thomas en acción. El púgil, que ya pidió por redes sociales el voto para que el actual emblema de Boston acuda al All-Star, pudo disfrutar de una nueva exhibición de ‘The Little Guy’ en el último cuarto que dio a los suyos la victoria ante los Wizards y disfrutó como el aficionado más fiel a la franquicia de Massachusetts. Tanto fue así que no dudó en levantarse y buscar el choque de mano con Thomas tras otro triple más del base de los Celtics que puso en pie a todo el pabellón y enterró las esperanzas de Washington.
Mayweather, que no es precisamente el hombre más querido de la tierra por su actitud chulesca, suele ser un amuleto de la suerte para Isaiah cada vez que pone pie en el TD Garden, aunque cuando las cámaras lo enfocaron, la parroquia verde le mandó con cariño una canción de abucheos. Hay que reconocer que el invicto púgil estuvo hábil como en alguno de sus combates y no tardó en ponerse una gorra de los Celtics para cambiar el sonido del odio al jolgorio. El excelso boxeador (su estilo no luce pero el récord está ahí) quiso culminar su jornada en Boston pidiendo la codiciada camiseta del héroe del momento tras la bocina final, y Thomas, como buen amigo, regaló sin problemas algo que muchos de nosotros trataríamos con más cariño que a algún familiar.
La historia podía haber terminado ahí, pero cuando Mayweather está de espectador nunca se puede decir que no a un pequeño rifirrafe. El duelo, que ya vino tenso con los diferentes enfrentamientos entre Marcus Smart y Bradley Beal, acabó con una conversación entre Jae Crowder y John Wall, donde el de los Celtics quiso ayudar a su rival advirtiendo que tenía algo en la nariz. Inexplicablemente, la estrella de los Wizards no se tomó muy bien que ese señor de rastas le tocara las narices (literalmente) y todo estalló en un atisbo de pelea en que también apareció Smart por si las moscas. Washington no podía haber escogido a dos peores clientes para la hora de las tortas. Al final la cosa quedo en nada, y los espectadores del TD Garden se quedaron sin ver el último K.O. de la velada.
You don’t stick your finger in another man’s face. Period.
And John Wall certainly ain’t that guy, Jae Crowder. pic.twitter.com/pdnb2zXCtr
— Hoop District (@HoopDistrictDC) 12 de enero de 2017
Empezando el año con mal pie
Después de un inicio de temporada en que cada semana un jugador diferente de los Celtics visitaba la enfermería, la plaga de lesiones ha vuelto a azotar Boston y esta vez no ha escatimado en víctimas. En el último encuentro ante los Wizards, Brad Stevens solo pudo contar con diez jugadores sanos, e incluso tuvo que tomar la inédita decisión de introducir a Jordan Mickey en el quinteto titular, a lo que el sophomore respondió con su habitual cara de alegría, que es la misma que la de sueño, enfado o de enfrentamiento a un tacto rectal. ¿Pero qué ha pasado en el seno de los Celtics para que el técnico tenga que tomar decisiones tan estrafalarias?
La enfermería de Boston se ha llenado de nuevo con los nombres de Tyler Zeller, Amir Johnson, Avery Bradley, James Young y Jaylen Brown, y aunque ninguna de estas lesiones parece lo suficientemente grave para bajas de mucho tiempo, los planes de Stevens se han visto alterados, como ya hemos visto con la llegada de Mickey a la rotación. Hay que subrayar que dos de los ahora mismo apartados forman parte del habitual quinteto titular, y sobretodo en el caso de Bradley, que sigue sufriendo molestias en el tendón de Aquiles, estamos hablando de una de las máximas figuras del equipo.
Entre los lesionados, la dolencia más extendida reside en los tobillos, con Johnson y Brown como máximos representantes y con Young esperando que alguien pregunte qué le pasa y se interese por él. Mientras, Zeller sigue sin recuperarse, primero por una enfermedad estomacal, que ya mando a algún compañero de los Celtics al hospital, y ahora por una sinusitis. Cierto es que Smart superó los problemas sin mayor dificultad, pero la falta de glóbulos rojos y blancos en el organismo de nuestro pívot favorito hace la curación mucho más trabajosa. Solo queda rezar para que la cosa no vaya a mayores y podamos contar con el mínimo de jugadores necesario para jugar el próximo partido. Qué lástima que la lesión de Young haya llegado en su mejor momento…
El tren se pone chungo
No es sorpresa que como principal valedor de Terry Rozier en el ‘Despacho de Auerbach’ y primer pasajero en su tren, ‘El Agitatoallas’ tenía que hablar del ex de Louisville. No ha sido fácil, ya que apenas ha pisado cancha en las últimas fechas, pero aprovechando las bajas ha vuelto a dejar su huella. Rozier fue una pieza importante en la victoria ante los Wizards liderando a los Celtics en la estadística del +/- y contando con la confianza de Brad Stevens en casi la totalidad del último cuarto a lo que respondió con un triple clave en el momento caliente del encuentro. Su actuación fue positiva, pero no vengo a hablar de lo visto en pista.
Tras estar pululando (por lo que podía pasar) en el atisbo de pelea antes comentado, ‘El Tren’ cogió su teléfono móvil, abrió Instagram y colgó un mensaje, digamos, contundente.
«Sé un loco hijo de puta, porque nadie quiere jugar ante uno de esos».
Así es, Rozier ha aprovechado su mejor partido en 30 días para ponerse en plan chungo. Tampoco vamos a sorprendernos por esta frase, porque viendo su modus operandi habitual de jugadas locamente aceleradas y uso poco frecuente de la cabeza, quizás ese calificativo que él mismo se ha dado sea el mejor. Personalmente, yo siempre tendría en mi equipo a un jugador de estas características. Solo le falta la cartera que Quentin Tarantino le dejó a Samuel L. Jackson para su papel de Jules en Pulp Fiction.