DeAndre Liggins y la importancia de la defensa en la NBA

Analizamos su carrera y su inesperada importancia en los Cavs

El 26 de octubre, LeBron James, Kyrie Irving y compañía vivían una noche mágica: la entrega de los anillos de la NBA. Mientras las celebraciones y las muestras de júbilo se sucedían, y J.R. era un mar de lágrimas, una persona permanecía sentada en su asiento, mirando fríamente el espectáculo. Y no, no nos referimos a Carmelo Anthony, que también. Esa persona era DeAndre Liggins.

DeAndre Liggins es un tipo reservado. Dicen de él que no habla ni antes ni después de los partidos, y que durante ellos sólo abre su boca para corregir desajustes o felicitar a sus compañeros. Tras eso, el silencio. Y en silencio estaba la madrugada (en España) de aquel 26 de octubre. Pero esta vez tenía motivos suficientes como para ponerse a pensar en sus cosas. Iba a volver a disputar un partido de la NBA más de dos años después.

Una vida marcada por la violencia

Entre errores y desgracias, no se puede decir que DeAndre Liggins haya tenido una vida demasiado feliz hasta ahora. Se crió en los conflictivos barrios del sur de Chicago, donde con sólo 14 años tuvo que hacer frente al asesinato de su hermano a la salida del instituto por una pelea. Meses más tarde, sería su padre quien falleciese, esta vez por un coma diabético.

A pesar de ello, Liggins se mantuvo firme y decidió luchar por su sueño, ser jugador de la NBA. Así, se marchó a Kentucky, integrándose en uno de los equipos universitarios más importantes del país, los Kentucky Wildcats, cuna de grandes jugadores de la NBA. Prueba de ello es que, durante los tres años que Liggins jugó para los Wildcats (2008-2011), compartió vestuarios con futuras estrellas como John Wall, Eric Bledsoe y Brandon Knight. Nunca fue la estrella, pero siempre rindió. En sus tres temporadas en la liga universitaria promedió 5.8 puntos, 3.0 rebotes y 2.1 asistencias, y, sobre todo, empezó a deslumbrar en facetas defensivas, una de las principales razones por las que los Orlando Magic lo seleccionaron en segunda ronda del Draft de 2011.

Debutaba por fin el 20 de febrero de 2012, disputando únicamente 17 partidos en su primer año. Fue traspasado a Oklahoma en la 12-13, donde jugó 39 partidos (1 de titular), pero sin demasiados minutos.

Su trayectoria no estaba siendo memorable, pero se truncó del todo cuando, en el verano de 2013, Liggins agredió a su novia y madre de su hijo en repetidas ocasiones. El jugador fue condenado por violencia machista y, a los diez días, cortado por los Thunder. De ahí, a la nada.

Europa, D-League… Y los Cavs

Liggins, tras jugar un partido más en la NBA, esta vez con los Heat, que también le cortaron, comprendió que su destino, al menos por entonces, no estaba en esa liga. Se centró en la D-League, donde firmó por los Tulsa 66ers. Pero sería con los Sioux Falls Skyforce con quien el de Chicago alcanzaría su mejor nivel. En 2014 fue nombrado Mejor Jugador Defensivo del Año en la D-League, momento en el que Liggins decidió probar suerte en Europa. Jugó los primeros meses de la temporada 2014-2015 jugó en el Krasny Oktyabr ruso, donde llegó a disputar la Euroliga. Terminó dicha campaña en Alemania, en las filas del Eisbären Bremerhaven.

Algo insatisfecho, decidió regresar al equipo donde había dado su mejor baloncesto, los Sioux Falls Skyforce. Aquí volvió a demostrar su potencial, siendo reelegido Mejor Jugador Defensivo del Año, y formando parte del Segundo Quinteto de la D-League. Por si fuera poco, los Skyforce ganaron el campeonato.

Era verano del 2016, y DeAndre Liggins recibió una llamada inesperada que cambiaría el rumbo de su carrera. El otro equipo campeón, el de la NBA, decidía incluirle dentro del roster para la Summer League.

Debut y primera titularidad

Regresamos al 26 de octubre, al momento en el que Liggins mira a sus compañeros seriamente desde el banquillo. Ha peleado durante todo el verano para hacerse un hueco en la plantilla. La pugna estaba entre Cory Jefferson y él, pero Lue vio en Liggins algo que confirmaría semanas más tarde:

«Aporta una energía que es contagiosa. Cuando los chicos le ven en la pista, sin parar de moverse a un lado u otro, empiezan a jugar más duro. Es justo lo que necesitamos».

Así, ese 26 de octubre debutaba con Cleveland ante los Knicks. Más sorprendente fue que, también ante los de New York, el 8 de diciembre, Liggins supliera en el quinteto titular a J.R. Smith, baja por lesión.

Todo el mundo esperaba a Shumpert, pero Tyronn Lue tenía un plan con DeAndre Liggins, una estrategia que le haría fundamental desde entonces en el equipo: la defensa individual al base anotador.

Todo esto tenía una explicación. Hasta la fecha, los Cavaliers eran el segundo equipo de la NBA que más puntos recibían de jugadores de esta posición. Con Liggins, Lue buscaba revertir la situación. La jugada le salió bien, y ese día dejaron a los Knicks en tan solo 94 puntos.

«Liggins llegó y se dedicó a presionar a Brandon Jennings«, dijo Irving esa noche. «Realizó un gran trabajo y supo solventar la baja de J.R.».

Una nueva lesión de Smith, esta vez de larga duración, convertía definitivamente a aquel jugador que deambulaba por Alemania y Rusia en titular del campeón de la NBA.

Figura clave de estos Cavs

Así es. Aunque suene raro decir esto de un equipo que cuenta con LeBron, Kyrie y Kevin, el trabajo que realiza DeAndre es fundamental, y completamente infravalorado. Aquí unos cuantos motivos del acierto de Lue:

  • Su defensa a los bases anotadores permite a Kyrie Irving estar mucho más liberado en este tipo de tareas, acumulando la energía necesaria para trenzar el ataque a gran nivel. Evidentemente Irving es una estrella cuente con Liggins o no, pero la liberación defensiva de la que hemos hablado es uno de los factores que le han llevado, a día de hoy, a superar con creces sus estadísticas anotadoras. El base está actualmente en 23.8 puntos por partido. Su récord hasta ahora fue en la 2012-2013, con 22.5.
  • Es el nuevo Matthew Dellavedova del equipo. Y no lo digo yo, sino el mismísimo LeBron James, quien incluso denominó a Liggins como un «diamante en bruto»:

«Perdimos con Delly esa fortaleza en la cancha, y lo notamos en las primeras semanas de campeonato. Liggs nos da eso. Nos devuelve a ese pitbull en el equipo que dice ‘Estoy aquí para hacer mi trabajo, y te lo voy a poner difícil en cada posesión. Sé que todavía no conoces mi nombre, pero te lo voy a poner muy difícil’. Ahora volvemos a tener eso con Liggins. Y eso es genial para el equipo«.

   Si LeBron opina eso de ti, es que algo estás haciendo tremendamente bueno para el equipo.

  • Le importan más los números del rival que los suyos propios. Si un aficionado o aficionada busca las estadísticas de DeAndre Liggins, sin haber visto el partido, se preguntará: ‘¿Qué hace este tío jugando de titular en los Cavs?’. Actualmente promedia 3.1 puntos, 1.8 rebotes y 1.1 asistencias por partido, cifras nada espectaculares. Pero querido amigo o amiga, dale la vuelta a las estadísticas. ¿Qué hacen los mejores bases de la liga cuando Liggins ha sido titular?

Los números son reveladores. Con él de titular, Lillard anotó 14 puntos con 5-13 en tiros; Curry, 15 con un 36.4% de acierto. Sólo Isaiah Thomas (31 puntos) y Kemba Walker (37 puntos) pudieron escapar del férreo marcaje del escolta. Centrándonos en el partido frente a los Warriors del día de Navidad, la defensa que DeAndre Liggins hizo al actual MVP fue una de las claves de la agónica victoria de los de Ohio. Ese día Liggins terminó con 0 puntos y 2 rebotes. Pero, ¿quién se acuerda de eso?

Aunque parece que sus minutos en pista disminuirán tras la llegada de Korver, y que ya ha vuelto a la suplencia en los tres últimos partidos, estos días se ha sabido que los Cavs tienen intención de mantener a Liggins en la plantilla, conscientes de lo que puede aportar este jugador al equipo cuando comience lo realmente importante. Es el triunfo de aquel chico que cayó y supo levantarse.

«Los tres últimos años fueron una espiral cuesta abajo», comenta Liggins. «Pero me enfrenté a la adversidad, y me sobrepuse. Ahora puedo decir con orgullo que he vuelto a entrar en otra espiral, pero esta vez muy diferente, siempre hacia arriba. Para conseguirlo, tienes que esperar, tienes que creer en Dios. Considero que todo el mundo merece una segunda oportunidad. Por fin estoy siendo yo mismo».