Michael Carter-Williams aún tiene mucho que dar
MCW ve la luz al final del túnel
Michael Carter-Williams llegó a la liga por la puerta grande, desde la undécima posición del Draft acabó en los Philadelphia 76ers, y tras el primer partido demostró la valía que tenía para ser uno de los grandes de la liga. Ese primer partido que todo Rookie sueña, nada más y nada menos que haciendo historia al rozar el cuádruple doble con 22 puntos, 12 asistencias, 9 robos de balón y 7 rebotes. Tan solo un robo de balón le separó de igualar la marca histórica de Oscar Robertson como el único jugador que en su primer partido de profesional consiguió un triple-doble. Estableció el récord en la historia de la NBA de ser el jugador que más balones roba en su partido de debut, el cual creemos que seguirá vigente unos cuantos años más. Antes de que se nos olvide, este récord lo consiguió frente a unos Miami Heat es su máximo esplendor, con LeBron James, Wade y Chris Bosh entre otros.
Ya que estamos nostálgicos, diremos que Carter-Williams o MCW, que es como muchos lo conocen, fue nombrado jugador de la semana, en su primera semana en la liga, galardón que ostenta también con tanta precocidad un desconocido Shaquille O’Neal. Su primer triple-doble no tardó en caer, coincidiendo en el día que fue nombrado novato del mes de Noviembre en la conferencia Este, y el año termino como se merecía, siendo Rookie del año, y con todas las candidaturas para convertirse en una estrella a seguir, y una esperanza para los 76ers.
El chico maravilla de Philadelphia regresaba al año siguiente con todos los focos sobre él, pero una lesión le impidió comenzar la temporada, aunque nada más volver, cogió nuevamente la batuta de unos 76ers abocados al abismo, en el que no había dirección, ni mucho menos organización. Contribuyó dentro de la medida a dar un poco de forma, y que se pudiera ver un partido de aquellos 76ers sin que te sangraran los ojos por el mal juego que realizaban. Carter-Williams empezaba a destacar nuevamente, cuando sorprendentemente, antes del deadline en su segundo año fue traspasado a los Milwaukee Bucks, a cambio de un Pick que a día de hoy es de oro; concretamente los 76ers recibían el pick de primera ronda del draft de Los Angeles Lakers, protegida top 5 en 2015, top 3 en 2016 y 2017, desprotegida en 2018. Viendo lo que parece venir para los siguientes Drafts, los 76ers hicieron el negocio del siglo, y los Bucks aún se deben estar arrepintiendo de lo que hicieron, pero con lo que no contaban era con las lesiones de Carter-Williams, ni mucho menos con su bajo rendimiento demostrado en los Bucks.
La llegada de Michael Carter-Williams a la ciudad del viento provocó gran revuelo, ya que fue un cambio de cromos en el que Tony Snell tomó rumbo a los Bucks. Los Bulls hacían un trade en el que aparentemente no mejoraba nada, seguían con la carencia de tiro exterior que tanto les está condicionando, y además parecían traer a un jugador de cristal, con muchas lesiones y en horas bajas que lo único que haría sería afianzar mucho más a Rajon Rondo. Razón no faltaba, los porcentajes de Carter-Williams desde detrás de línea seguían siendo penosos y a las pocas semanas de llegar a los Bulls una nueva lesión. Los Bulls comenzaron una racha negativa que les apartaba de puestos de Playoffs, y parecía indicar que todo podía ir para abajo, pese al excelente nivel que estaba mostrando Wade, quien se apoyaba en Jimmy Butler para sostener el equipo.
Al volver de su lesión, Carter-Williams salía a pista limitado en sus minutos, pero en el espacio de tiempo que estaba aportaba defensa en el perímetro, atosigando al base contrario, y desde tiempos insospechados no se recordaba que un base defendiera en el coso de los Bulls con la camiseta roja. Comenzaban los problemas con Rondo, cosa que todo aficionado a la NBA espera cuando este jugador está en una plantilla, por lo que Fred Hoiberg decidió repartir minutos entre ambos, incluso dándole la titularidad a Carter-Williams, a lo que este respondía entregando infinidad de airballs.
Esta situación, unido a su horrible juego, hizo que Hoiberg no tuviera más remedio que volver a relegarlo al banquillo, incluso no disputando ni un solo minuto en algún partido pese a estar disponible. Pero ha llegado el mes de febrero, y Michael Carter-Williams ha vuelto a resurgir. Ha dado un cambio de 180 grados en su juego y ha cogido el toro por los cuernos, mejorando en todas sus facetas y acumulando en estos partido durante el mes del carnaval en España aquellos números que nos recuerdan al chico maravilla de los 76ers. Acumula 25 minutos en pista durante los tres partidos disputados en este mes, con un 65 por ciento en tiros de campo, lo que indica que ha empezado nuevamente a seleccionar sus lanzamientos, apartándose de la línea de tres puntos, desde donde solo lanza dos tiros por encuentro. La selección de tiro, unido a las eficaces penetraciones, le permiten anotar casi 18 puntos, capturando además 5.7 rebotes y repartiendo casi 4 asistencias por partido. Pero no solo es ofensivamente donde está mejorando, también en el trato con el balón, promediando 0,3 pérdidas por encuentro, que suple con su recuperación por partido en robos de balón. La intensidad defensiva ha aumentado, ya que pudimos ver cómo se partió el alma frente a James Hardem hasta que los árbitros decidieron inventarse una falta que lo hizo irse del partido en la prórroga.
Ahora todos los aficionados a los Bulls han de plantearse si es interesante pelear por la renovación de Carter-Williams a final de temporada, qué puede aportar al equipo y si es un base de garantías para el proyecto de futuro de estos Bulls, o al menos plantearse qué es lo que puede aportar al estilo de juego. Recordamos que MCW termina contrato este año y sería agente libre restringido, por lo que los Bulls tendrán la posibilidad de igualar cualquier oferta reteniendo al jugador. Esperemos que Hoiberg siga dándole confianza, ya que desde mi opinión, tras las lesiones le falta ritmo de juego, pero como podemos ver calidad no le falta, y seguro que si siguen apostando por él, se seguirá entregando a tope para ser uno de los grandes de la liga.
Hay que entender que es una base atípico, ya que no tiene un gran lanzamiento de tres, pero puede ser lo más parecido a aquel Derrick Rose de antaño, ojo que no digo que lo sea o pueda llegar a ser, sino por sus similitudes y condiciones, ya que esa forma de entrar a canasta recuerda a aquel gran Rose antes de la lesión. De momento toca esperar y ver cómo sigue evolucionando, pero ya se ve algo de luz al final del tunel, y nos alegramos de que Michael Carter-Williams sea parte importante de una franquicia nuevamente