Cómo se adaptan los jugadores negros a la ciudad más blanca

Salt Lake City apenas tiene un 2,7% de población negra

derrick favors utah jazz
En la historia de los Utah Jazz han pasado muchos jugadores de color. Nil Alemany (cc)

Hace unos días, Marc J. Spears, de The Undefeated, la plataforma que explora el nexo entre deporte, cultura y raza de ESPN, produjo un interesante reportaje sobre cómo los jugadores negros de los Utah Jazz habían aprendido a apreciar la ciudad más blanca de la NBA. En Salt Lake City, apenas un 2,7% de la población es negra o afroamericana, pero el porcentaje era aún menor cuando la franquicia se trasladó al estado mormón desde New Orleans a finales de los 70.

En el artículo de Spears, varios jugadores legendarios de los Jazz cuentan anécdotas sobre su experiencia en Salt Lake City, una ciudad que gracias a su ubicación remota entre desiertos y montañas y la peculiaridad identidad que tiene, debido en gran parte a sus colonizadores mormones, nunca ha ayudado mucho al equipo a atraer nombres de postín. Dominique Wilkins se negó a jugar para los Jazz y tuvo que ser vendido a los Hawks por más de un millón de dólares y varios jugadores sin disputar un sólo minuto en Utah. Derek Harper, entonces escolta de los Mavericks, también rechazó un traspaso que le hubiera dado la oportunidad de ir a las Finales del 97 con los Jazz. Los que sí se han puesto la camiseta morada admiten el tremendo cambio que supone ir allí, pero terminan apreciando el destino.

Por ejemplo, Paul Millsap, cuatro veces All-Star con los Hawks y drafteado por los Jazz en 2006: «Antes de ir, no sabía nada sobre Salt Lake City. No sabía siquiera dónde estaba en un mapa. Recuerdo llegar allí y la gente saludándome. Fue increíble». Darrell Griffith, rookie del año con los Jazz en el 80, recordaba cómo era imposible encontrar otro negro allí:

“Fui a una estación de servicio cerca de mi motel para comprar un refresco y vi a un tío negro aparcar en un Cadillac Seville. Fui y le pregunté que dónde estaban los negros. Le dije ‘ey, acabo de llegar y juego para los Jazz. Simplemente quería saber dónde están los brothas‘. Me dijo, ‘tío, sólo he salido de la autopista para echar gasolina. Soy de California, buena suerte con eso'».

Thurl Bailey por ejemplo, se acabó convirtiendo la Iglesia de los Santos de los Últimos Días – mormones. Derrick Favors, que llegó a Utah procedente de Nets en el traspaso de Derron Williams, reconocía lo traumático del cambio, sobre todo habiendo crecido en Atlanta, una ciudad que no podría ser más opuesta a Salt Lake City. Byron Russell, alero de los Jazz que llegaron a dos Finales de la NBA a finales de los 90, nunca se quejó, admitiendo que para él jugar en la liga era ya un sueño. Ron Boone, que jugó tanto con los Stars de la ABA como con los Jazz en los 70 entiende que sea difícil para los jugadores negros venir a la ciudad en la que todavía vive, pero también dice que con el calendario de un baloncestista profesional tampoco es que se pase mucho tiempo allí.

Spears va más allá en su reportaje y busca lugares de conexión para los negros en Salt Lake City, como restaurantes de comida soul y sureña, barberías o iglesias negras. También hace hincapié en el papel jugado por Russell en convertir a la ciudad en un lugar mucho más dinámico en relación a la música y la cultura, incluyendo traer a Jamie Foxx para un show de humor. Un artículo muy recomendable de leer.