Tócala otra vez, Dirk, pero… ¿cómo titular?
El alemán seguirá, al menos, un año más
Ya es oficial, Dirk Nowitzki hará historia siendo, tras Kobe Bryant, el segundo jugador en disputar 20 temporadas en la NBA sin cambiar nunca de franquicia. El alemán, si no pasa algo raro en la pre-temporada, sumará un paso más hacia un Salón de la Fama más que merecido. Además, a nivel individual tiene la opción de superar a Wilt Chamberlain como quinto máximo anotador en toda la historia de la NBA; para ello, necesitaría anotar 1.181 puntos en la temporada 2017/18. No es fácil ese reto, ya que debería promediar 14.5 por partido —algo posible pese a su edad— pero jugando los 82 partidos de temporada regular. De todos modos, la estrella de los Mavericks ha dejado la puerta más que abierta a una 21º temporada. Y es Robin Hood se siente con cuerda para mucho rato todavía.
La presencia del alemán en la próxima temporada era prácticamente un secreto a voces. Dirk Nowitzki ya lo había dejado caer en múltiples ocasiones y su confirmación la tarde posterior al fin de la Temporada Regular no fue una sorpresa para nadie. Pero… ¿en qué rol debe seguir?
Y aquí está la clave de la cuestión. Este año, se ha podido ver a un Dirk Nowitzki todavía relevante en ataque, sobre todo apoyado tanto en su increíble talento como en la ventaja que saca en casi cualquier emparejamiento: de ala-pívot cada vez es más habitual que le defiendan jugadores más bajos donde aprovecha su altura y de pívot su rango de tiro pone en serios problemas a jugadores físicos pero que sufren cuando les sacas de la zona. Pero en defensa la historia cambia completamente. Con 38 años, al «41» se le ve muy perdido en su propio campo, es el punto negativo de un quinteto que ha subido considerablemente sus prestaciones defensivas y, aunque ha sabido hacerse importante con su labor en el rebote, no es necesario ser un experto para ver los problemas que, tarde o temprano, crea en el sistema defensivo la presencia del ala-pívot en pista. Los minutos en pista del alemán han sido también muy limitados, jugando una media de 26.4 minutos por partido —la marca más baja de su carrera tras su año rookie donde solo jugaba poco más de 20 minutos—. Eso sí, se ha visto que el tiempo en pista no es un problema, habiendo aguantado bien y sin señales de mucho cansancio; pero la duda no está en cuántos minutos puede estar, sino en qué minutos: ¿de inicio, segundad unidad siempre, minutos importantes pase lo que pase o según las necesidades? Maximizar el rendimiento de Dirk Nowitzki puede ser un arma muy eficaz para que los Dallas Mavericks mejoren sus prestaciones futuras.
Además, los Dallas Mavericks han comenzado un proceso de transformación/reconstrucción en su roster, adquiriendo jugadores más jóvenes y atléticos, algo que no puede tener mucha relación ni con el juego ni con el físico de la estrella teutona.
La sensación es que los Mavs deberían aprovechar la oportunidad que les brinda Dirk Nowitzki de comenzar a crear un equipo post-Nowitzki pero con la ayuda del alemán para seguir ganando partidos y, para ello, la mejor solución es que comiencen los partidos desde el banquillo con un juego interior formado por Nerlens Noel y Harrison Barnes que aporte mucho físico y movilidad al quinteto titular, dejando al alemán más liberado en la segundad unidad en un principio y siguiendo siendo importante en los minutos más calientes si Rick Carlisle le requiere. El propio ala-pívot ya declaró que no tendría ningún inconveniente en hacer este sacrificio si el cuerpo técnico decidiese que esta es la mejor opción para el equipo; pero Carlisle parece ser el más reticente de hacer un cambio que él ve innecesario pero que parece —al menos en mi cabeza— la más lógica.
¿Por qué tendría más sentido el movimiento de Dirk al rol de sexto hombre? Por múltiples razones.
- Evitar los titulares en su máximo apogeo: Cuando juegas desde el salto inicial lo haces al 100% y, obviamente, contra rivales también al 100%. No es ninguna casualidad que los Mavericks hayan comenzado perdiendo en muchos partidos. Los contrincantes atacan siempre a Nowitzki y sacan rédito de ello.
- El nivel defensivo de las segundas unidades: Salvo en contadas excepciones, los jugadores de banquillo suelen ser de menor nivel o, como mucho, especialistas en solo uno de los apartados. Podría seguir siendo el líder dentro de un quinteto y equilibraría el rendimiento entre titulares y suplentes. Además, no olvidar que la «segunda unidad» texana ha estado liderada estos años por J.J. Barea, jugador con el que se entiende a la perfección y con el que el alemán formaría una pareja que haría estragos a las defensas rivales.
- Jugar más fresco: Relacionado con los dos puntos anteriores, si se evita al máximo que Dirk sufra ante los mejores jugadores de otros equipos y su «pareja de baile» solo le pondría en problemas, como mucho, en ataque (si destaca en su defensa como puede ser Dedmon en los Spurs hasta que ha empezado a ser titular) o en defensa (si tienes a un sexto hombre como los Thunder con Kanter). Con esta menor exigencia, Nowitzki llegaría mejor a los minutos finales si se necesitase tirar de su talento ofensivo.
#NBA_Skits Dirk Nowitzki will forever be clutch! ?? pic.twitter.com/LiUe6aEPwd
— NBA Fan (@Dorotha_Bulloch) 1 de abril de 2017
De todos modos, juegue de titular o de suplente; juegue 35 minutos o 15; lo que toca este próximo año (y con suerte en la 2018/19) es disfrutar al máximo de un jugador que ha marcado un antes y un después tanto en la historia de los Dallas Mavericks como incluso en la de la NBA.