Pedro Martínez ha realzado el baloncesto español
Extraordinario rendimiento en los banquillos
Pedro Martínez llegaba a Valencia en el verano de 2015 con el reto de devolver al equipo a la Euroliga, el lugar donde merece estar. Un objetivo complicado porque prácticamente la única posibilidad que tenía el club taronja de regresar a la máxima competición continental era ganar la Eurocup. Para ello contaba con un cuerpo técnico de nivel con entrenadores como Juan Maroto o Carles Duran, actual head coach del Bilbao Basket.
Se pusieron a trabajar duro para superar el desafío. El inicio fue tan brillante que la temporada 2015-2016 será recordada por los de la capital del Túria como la del 28-0. Sí, el Valencia Basket logró vencer en sus primeros veintiocho encuentros oficiales, algo inédito en el club hasta la fecha. El bueno de John Shurna prometió no afeitarse hasta que perdiese el equipo; pues bien, la barba le duró hasta finales de enero. Al quitársela parecía que hubieran fichado a otro jugador, estaba irreconocible a simple vista pero siempre mantenía su espléndida sonrisa.
El récord pesó en exceso y eso provocó una temprana eliminación en la Eurocup, además de caer en primera ronda en la Copa del Rey. Dos duros golpes de los cuales el equipo se rehízo para finalizar la temporada compitiéndole de tú a tú al Real Madrid en las semifinales de la Liga Endesa, con un churro de Guillem Vives incluido para vencer en uno de los cuatro enfrentamientos.
El club decidió apostar de nuevo por Pedro Martínez, al cual le trajeron a un ayudante de prestigio como es Jaume Ponsarnau para sustituir a Duran que se marchó a Bilbao. El bloque taronja fue rodando a menor ritmo que el curso anterior, con menos prisa. Aprendieron de los errores para continuar por el sendero correcto, aunque durante los primeros compases existían dudas entre la afición. Las victorias llegaban pero faltaba convencer en la pista.
En la segunda fase de la Eurocup el equipo dio la sensación de poder luchar por el título, puesto que se aseguró el factor cancha para todas las eliminatorias. Se encontró rivales de mucha entidad como el Khimki de Alexey Shved en cuartos o el Hapoel de Amar’e Stoudemire en semifinales. Dos grandes colosos del viejo continente que forzaron el tercer partido, en el cual el Valencia Basket les superó para verse las caras con el Unicaja de Málaga en la final.
Jugar ante un equipo de tu misma liga doméstica supone un plus de motivación y más si se trata de un club que ha estado durante muchas temporadas en la Euroliga gracias a aquella liga que ganó en 2006, algo que ha molestado mucho a los aficionados taronja. Desde entonces hay una rivalidad especial con los malagueños.
Tras un primer partido en el cual los valencianos jugaron a gran nivel y dominaron a los de hombres de Joan Plaza, llegaba el segundo asalto, en Málaga. El Martín Carpena apretó desde el pitido inicial para aupar a los suyos a la victoria y jugarse el todo por el todo en Valencia. Dominaron al cuadro de la capital del Túria de inicio a fin y la serie establecía el 1-1.
El Valencia Basket cuajó un gran partido hasta que Alen Omic, que detuvo una posible pelea entre Rafa Martínez y Nemanja Nedovic, fue expulsado del encuentro por invadir la pista. Ese instante supuso un antes y un después en la final. Los de casa vencían 50-43 a falta de 1:53 para la conclusión del tercer cuarto. A partir de ese momento las ideas se nublaron en ataque y entró el miedo escénico a levantar un título, tanto es así que en el último cuarto encajaron un 4-20 ante un equipo sin pívots.
La dura derrota en la Fonteta supuso un golpe anímico para los que visten de naranja. Muchos aficionados dejaron de confiar en Pedro Martínez por dejar escapar un título que estaba ganado. Él mismo notó que la escuadra entraba en una dinámica «diferente y más negativa» y «que la comunicación era menos fluida y que se había roto la confianza», como dijo a Efe.
Semanas más tarde el equipo volvería a ceder en un partido crucial para el devenir de la temporada regular, en el cual dejó escapar la victoria ante el UCAM Murcia en la última jornada.
“Hace unas semanas tuve una conversación con Chechu Mulero (director deportivo) y le dije que, viendo determinadas relaciones y sensaciones con el club, pensaba que mi ciclo se acababa al final de la temporada y así quedamos en aquel momento”, dijo Pedro Martínez tras finalizar la fase regular.
La primera piedra de la postemporada era el FC Barcelona Lassa que venía de firmar una de sus peores temporadas en los últimos años, algo que supieron aprovechar sensacionalmente los taronjas para superarles por 2-1 en el cómputo global. Tras ello apareció el respetado Baskonia que puso en serios aprietos a los valencianos, pero una victoria en el Buesa Arena cambió por completo la semifinal porque el Valencia Basket supo solventarla en su casa con dos triunfos consecutivos y cerrándola con un 3-1 favorable.
Acababan de eliminar a dos equipos Euroliga y les tocaba el plato fuerte de la liga, el todopoderoso Real Madrid que lucha por cada título año tras año desde la llegada de Pablo Laso. Para los de la capital del Túria era la segunda final de su historia en la Liga Endesa, en la primera no lograron victorias. Todo lo contrario que este año que tras imponerse en un sufrido segundo asalto trajeron la eliminatoria igualada (1-1) a Valencia.
La Fonteta vivió dos noches mágicas que han sido guardadas en las memorias de los aficionados. Una liga histórica por todo lo sufrido durante el curso y por eliminar a los tres equipos que han competido esta temporada en la Euroliga. Un éxito difícil de describir con palabras por todo lo que supone. Solo siete equipos han ganado al menos una liga, eso dice mucho de las dificultades que supone. Gran parte del mérito es de Pedro Martínez que no ha dejado de trabajar por y para ello. Ha hecho mejores a sus jugadores cada semana y los resultados ahí están.
Pierre Oriola y Joan Sastre han dado un paso al frente en sus respectivas carreras con la confianza del entrenador catalán, algo que necesitan los jugadores españoles para crecer en la liga. Quizás Pedro sea de los pocos que se ha preocupado por ello en los últimos años y eso es un problema para el baloncesto español. Ahora seguramente se marcha al extranjero y perderemos al gran referente de los banquillos.
Se merece dirigir a un equipo Euroliga y ojalá que pueda cuajar una gran temporada allá donde vaya. Se ha ganado el corazón de la afición.