Nikola Jokic, un chico normal al que le gusta moontar en bicicleta eléctrica

Más allá de las pistas, Jokic tiene un lado desconocido

Nikola Jokic - Laura Cristaldi (SB)
Nikola Jokic no necesita lujos para vivir. Fuente: Laura Cristaldi (SB)

Nikola Jokic es un completo desconocido. Está claro que todos los que seguimos el baloncesto sabemos que es jugador de los Denver Nuggets y sabemos de lo que es capaz, pero ¿y su historia? ¿en qué ocupa Jokic su tiempo libre? ¿Vive como una auténtica estrella de la NBA, o prefiere relajarse y pasear en bicicleta eléctrica?

Sombor, el origen

Nikola Jokic nació hace 22 años en la pequeña ciudad de Sombor, en el norte de Serbia. Una localidad que apenas pasa los 50 mil habitantes y donde la tranquilidad es la principal característica. Tiene un pequeño turismo basado en una arquitectura particular que la convierten para algunos en la “pequeña Florencia”.

Allí, cuando el jugador pasa sus veranos, son pocos los que no lo reconocen. Es el precio de la fama, en un país en el que es el deportista más conocido por detrás del ex número uno de tenis, Novak Djokovic. Jokic no lo lleva bien del todo, en ocasiones no puede evitar simular hablar por teléfono para no firmar más autografos. Eso sí, con los niños siempre es atento, pues se ve a sí mismo hace unos años.

La “estrella” tranquila

Nikola Jokic es uno de los jugadores europeos más prometedores, la gran “estrella” de los Denver Nuggets, pero no vive como tal. “Soy un tipo de chico normal”, describe el propio Nikola. No extraña, pues el crecer en un entorno pacífico en el este de Europa le ha forjado un carácter tranquilo, y sus aficiones no son nada fuera de lo común para un joven de su procedencia y edad.

Su lugar feliz se encuentra precisamente en su localidad natal, exactamente en un establo. Allí se aloja “Dream Catcher”, un caballo de carreras que adquirió el pasado invierno y con el que ha cumplido un sueño de infancia. No es nada raro, en Sombor, la gran parte del paisaje está poblado por granjas, por lo que los animales son unos más en el municipio serbio. Y él, como un vecino más, mantiene la tradición.

El amor por estos animales le viene de lejos, de cuando empezó a ayudar a un amigo a limpiar su establo, allá por su adolescencia. Desde entonces, cultivó una afición que ahora se hace realidad con el que llama “su amigo”. Dream Catcher no habla, pero a Nikola le encanta tener conversaciones con él mientras lo cuida. “Si no fuera jugador de baloncesto sería un chico de establo”, afirma Jokic en una entrevista. Es su gran pasión fuera de las canchas de baloncesto, es el lugar donde desconecta.

Nada más lejos, cuando el entrenador Malone fue a visitar el lugar de nacimiento de uno de sus mejores jugadores, fue llevado directamente a una carrera de caballos desde el aeropuerto. Ese día, Dream Catcher consiguió su primera victoria tras varias segundas posiciones, y los Jokic, junto al técnico, disfrutaron como locos de ello.

En el vestuario de los Nuggets nació el apodo por el que es conocido Nikola Jokic, “Joker”. Este solo podría hacer referencia a una de sus otras facetas, la de bromista (“joker” es bromista en inglés), pues el clásico villano de Batman poco se asemeja al carácter del serbio. El pseudónimo salió por primera vez de la boca de Mike Miller, que no era capaz de pronunciar perfectamente el apellido balcánico de su compañero.

Sus compañeros de equipo lo tienen como un hombre divertido, como reconoce Jameer Nelson:

“Él quiere que todo el mundo sonría”. Sin embargo, Nikola prefiere ser modesto consigo mismo, y no piensa que sea tan divertido, se ve más como “un tipo normal”.

Un chico corriente que vive como ello en Denver. En la ciudad estadounidense es fácil verlo en un partido de hockey, otro de los deportes que le gustan, donde es complicado que no se vaya sin firmar algún autógrafo a los diversos fans que se le acercan y le piden un selfie.

No malgastó el dinero en una mansión, su casa es una modesta residencia de tres habitaciones en pleno centro de la ciudad, donde vive junto a su novia y sus dos hermanos. Tampoco lo hace comprándose ropa lujosa, “porque no encajo en ella” bromea el jugador.

Puede que no viva como suelen hacerlo las estrellas de la NBA, pero todos en su entorno saben que llegara a serlo, por la seguridad que transmite en sí mismo, y que hacen que crea en su juego. Y todo a pesar de que pone el equipo por delante de él, como buen jugador de Europa del Este, donde el éxito de equipo va antes. Pero el talento lo tiene, y tarde o temprano, en Denver saben que llegaran los resultados y estrellato. Sin ir más lejos, cuenta con el propio apoyo de sus compañeros de equipo.

Hermanos confidentes

Uno de los pilares más importantes en la vida de Jokic lo encuentra en la familia. Sus dos hermanos, Strahinja y Nemanja, son sus mayores defensores y las personas en quien más confía. Los más de diez años de diferencia que le separa de ellos, hacen que Strahinja y Nemanja le aporten la madurez que falta en Nikola con sus 22 años. En Denver están tranquilos sabiendo que Nikola Jokic cuenta con ellos, pues los dos hacen que Nikola no pierda la perspectiva de convertirse en una estrella de la NBA.

Los dos hermanos mayores están pendientes del pequeño de la familia, no dejan que se relaje, y le mantienen en completa presión para que no decaiga en su juego. Y no van a permitir que eso cambie. Nemanja, el mediano y más afable de los tres, sabe de lo que habla, pues también se dedicó al deporte de la canasta.

Los ratos libres fuera de la casa de los Jokic se llenan con paseos en bicis alquiladas para disfrutar de la ciudad o con partidos de tenis con ejecutivos de los Nuggets.

Si algo se respira en el clima entre los hermanos Jokic es la enorme competencia que ponen en todo. Ya sea un simple juego de cartas, un videojuego o un paseo en bicicleta eléctrica; No saben vivir entre ellos de otra manera, en su espíritu está el llegar a extremos para ganar, aunque no se jueguen más que la dignidad fraternal.

Los videojuegos son otra de las pasiones de los Jokic, y siguiendo su carácter, emplean el juego duro también en ellos. Mario Kart, Call of Duty, o Mortal Kumbat son algunos de los que les ocupan la pantalla y sacian la sed de competencia entre los tres. Son momentos de extrema concentración para ellos, y Strahinja, el mayor, sabe lo que conlleva, pues más de una ocasión ha roto los controles de la consola con sus manos mientras disputaba con sus hermanos.

Pero si hay un momento en el que la competencia es llevada al extremo es en los juegos de cartas. Las trampas son las protagonistas, ninguno quiere perder, y hará todo lo que sea para que no suceda. “Tienes que vigilar las cartas, tienes que vigilar a todos en la mesa, porque todos están haciendo trampas. Y no sabes quién es el peor”, admite el propio Nikola Jokic. Su novia lo reconoce, es testigo de ello: “no saben cómo perder”.