Dante Cunningham se ha perdido este verano

El jugador no está al nivel de la pasada campaña

El rendimiento de Dante Cunningham está dejando mucho que desear esta temporada. Fuente: ESPN (CC)

Dante Cunningham es uno de los jugadores más infravalorados de la NBA, y no tengo ningún remordimiento en decirlo. A pesar de ser muy limitado en ataque y estar por encima de la media en defensa, la gente tiende a menospreciar a este jugador, sin muchos haber visto su desempeño en la cancha. Muchos sin entender para que sirve este jugador.

El año pasado, Dante Cunningham fue un jugador importantísimo para el equipo de NOLA, a pesar de ser un jugador, como ya he dicho antes, muy limitado. No sabe botar el balón, no tiene un pase muy decente y tampoco un talento ofensivo que le haga anotar puntos por sí mismo, algo a priori inadmisible en un alero en los tiempos que corren… Pero el año pasado era otra historia. Dante, la temporada pasada, mejoró increíblemente su tiro, siguió aportando en defensa como las anteriores temporadas y, en definitiva, siguió siendo el pegamento que une al equipo. Porque, Dante Cunningham, es el facilitador que los New Orleans Pelicans necesitan en el equipo.

¿Cuál es el papel de Dante Cunningham?

Definir su papel en el equipo es tan simple como limitarlo a tres cosas; triples, defensa e intensidad.

Cunningham mejoró su tiro cualitativamente el curso pasado. Para un jugador que nunca había sido un tirador, sus números de la temporada pasada eran de 39,2 % desde la línea de 6,75. Y no eran más que triples desde la esquina, de catch-shoot. Al ver que el nivel de Solomon Hill no era el esperado en este apartado, el equipo comenzó a confiar en él cada vez más en la rotación para tener un tirador fiable desde ese rango. Pues es lo que necesita este equipo. Con Davis y Cousins dentro, tan sólo necesitas un alero que pueda aportar tiro fiable sin recibir muchas veces el balón a lo largo del partido. Tan simple como limitarlo a 4-5 tiros dese la esquina, anotando de ellos dos o tres, depende del partido.

La segunda cosa en la que Dante destaca es en la defensa, y esta viene desde el principio de su carrera. En defensa, a pesar de no ser un jugador especialista en esta faceta, es un jugador que se queda a muy poco de serlo. Ya demostró en la temporada 2014-15 que se podía ganar un puesto en el equipo gracias a esto, ya demostró al curso siguiente que era un jugador muy válido incluso defendiendo a superestrellas como LeBron James y el año pasado se afianzó como el defensor perfecto para el equipo en el puesto de tres. Físico muy capacitado para hacerlo, bien en las ayudas, brazos abiertos siempre en el uno contra uno, juego de pies… Es decir, justo lo que los Pelicans necesitan; un alero que pueda apoyar en el trabajo duro y aporte ayudas al base y al escolta en la defensa exterior para que cerrar el aro sea más fácil para las dos torres.

Por último y para mí más importante, su intensidad. Dante destaca, sobre todo, por la energía que aporta en cada cosa que hace. Y esto se manifiesta en sus rebotes ofensivos, sus cortes a canasta, su defensa, implicación en los momentos clave del partido… Esto es expresamente lo que le convierte en el soldado que ayuda en el trabajo sucio y une al equipo con su presencia en el parqué. Y esto, el año pasado, era imprescindible en el equipo, pues esos 10 puntos que venían de segundas oportunidades y cortes solo a canasta eran clave para que el equipo no perdiera consistencia, tanto defensiva como ofensiva.

¿Qué le pasa este año?

Pues bien, este año está dejando mucho que desear. Defensivamente no está siendo ese jugador que acostumbra a ser, algo que comienza a preocupar en NOLA. Su intensidad también se está viendo severamente alterada, algo que preocupa todavía más. No parece encontrar su ritmo en ataque, algo que se refleja en sus números;

  • Temporada 2016-2017: 6,6 puntos, 4,2 rebotes, un 48,5 % en tiros de campo y un 39,2 % en tiros de tres jugando 25 minutos por partido.
  • Temporada 2017-2018: 5,7 puntos, 3,6 rebotes, un 37,1 % en tiros de campo y un 28,3 % en tiros de tres lo mismo que la temporada pasada, 25,3 minutos por partido.

Como bien muestran sus estadísticas más usuales, ya no aporta esa fiabilidad que aportaba el año pasado. En los dos porcentajes, ha bajado al menos un 11 %, por mucho que anote sólo un punto menos y recoja un sólo rebote menos que el pasado año.

Otras estadísticas en las que se refleja su bajada de rendimiento son en el Defensive y en el Ofensive Rating. Sobre todo, esta segunda es determinante. Mientras que en el curso pasado su DRtg era de 109 y su ORtg era de 114 (sí, de 114), este año esas estadísticas las tiene en 112 y 102, respectivamente. Es decir, con él en pista por 100 posesiones, el equipo anota 12 puntos menos y se deja anotar 3 puntos más. Y esa valoración defensiva, quieras que no, tampoco influye tanto, pues con la llegada de Rondo al quinteto esa estadística debería mejorar, pero la ofensiva si es para mirárselo: se anotan 12 puntos menos con él en pista con respecto al año pasado. 

Por último, las sensaciones tampoco son buenas. Esto se encuentra si se pone «Dante Cunningham» en el buscador de Twitter (y si los tweets que vamos a aduntar no son suficiente para ustedes, prueben ustedes mismos):

¿Por qué este año es incluso más importante?

Y este año su importancia es mayor. A pesar de la irrupción de Darius Miller en la rotación y su enorme aportación, con la lesión de Solomon Hill y el poco espacio salarial del equipo, Dante Cunningham queda como el alero titular de la franquicia. Y a priori esto es algo que le debería ir grande, pero es algo que el año pasado superó con creces, convirtiéndose en alguien muy importante para el equipo. Además, este año, su equipo sí sabe a lo que juega y puede aspirar a algo más en la Conferencia Oeste, en la cual ahora mismo va séptimo con un récord de 8-8. Este año el equipo está luchando por algo, y necesita de la ayuda de Dante Cunningham para poder lograrlo. Es por ello que Dante debe mejorar su actual rendimiento y poder volver a convertirse en ese jugador que despertaba pasiones en la afición a pesar de sus limitaciones.