Los problemas de DeMarcus Cousins

Sus carencias, ahora mas visibles que nunca

DeMarcus Cousins. Fuente: Wikipedia (CC)

DeMarcus Cousins está haciendo en los New Orleans Pelicans la mejor temporada de su carrera. Tanto sus números, como las sensaciones que transmite, como las barbaridades que hace de vez en cuando y el cambio de mentalidad que es más que evidente en él lo confirman; DeMarcus está en el mejor momento de su carrera. Ya sea de segunda espada o de líder cuando falta Anthony Davis, pero hay algo en DeMarcus que ha cambiado.

¿Y porqué reseño esto? Reseño esto para, ante la gente que cree que DeMarcus Cousins es el pívot total, quede claro que está muy cerca de serlo. Como bien he dicho, tanto en sensaciones como en números, el pívot procedente de los Sacramento Kings está en su auge, y eso no lo puede negar nadie. Pero también es cierto que hay ciertos aspectos que generan ciertas dudas sobre él.

Hay ciertos aspectos que, en cierto modo, limitan un poco todo el potencial de Cousins. Y este año, en los New Orleans Pelicans, con mucha más responsabilidad que en su anterior equipo (no más responsabilidad como líder, sino en el sistema de juego), están reluciendo como nunca antes lo han hecho. Es cierto que estas limitaciones siempre las ha tenido, pero este año se están manifestando con más potencia y visibilidad.

Las pérdidas de balón

En ataque encontramos tan sólo un pero. Y no sólo él, sino también la mayor parte de su equipo. Y ese pero son las pérdidas de balón.

A DeMarcus, ofensivamente, tiene muy poco que reprochársele. Números y porcentajes de ensueño (los segundos mejores de su carrera) son suficiente quizás para esconder un poco esta faceta de juego, pero no son suficiente para esconderla completamente. Y es que Cousins está perdiendo de media esta temporada un total de 5,1 balones por partido. La estadística es demoledora. Está primero de toda la NBA en pérdidas de balón, superando por 20 a Russell Westbrook y quedándose a tan sólo 0,6 pérdidas del récord histórico de perdidas por partido en una temporada, récord que ostenta el propio James Harden, con 5,7 del año pasado. Estos son algunos datos más sobre sus pérdidas;

  • 1 partido con 9 pérdidas, ante los Milwaukee Bucks el 13 de diciembre.
  • 4 partidos con 8 pérdidas.
  • En 16 partidos ha llegado al menos a las 6 pérdidas de 29 partidos que ha disputado.
  • Sólo tiene 8 partidos con 3 pérdidas o menos. Eso nos deja 21 partidos con al menos 4 pérdidas. Son más o menos las que comete Dwight Howard, segundo pívot con más pérdidas por partido (3,6).

Estas pérdidas suelen ser, mayoritariamete, en esas «pájaras» que los Pelicans tienden a tener en algunos partidos. Es uno de los principales motivos, entre otros, de porqué los de NOLA pierden los partidos. El ataque se atasca, Cousins empieza a perder balones y, como la defensa no es rocosa que digamos, pues se pierden las ventajas. Muchas pérdidas en el poste también lo crucufican.

Otro problema que también tiene es su selección de pase. Es tan bueno pasando que, a veces, tiende a dar pases muy fuertes o muy complicados a los que el receptor no llega, pues quiere que el pase llegue antes que el propio jugador.

Le excusa un poco también su peso en el ataque. Con más responsabilidades que anotar puntos, DeMarcus Cousins intenta más pases también. De hecho, reparte más asistencias por partido que nunca en su carrera (5,1).

Las faltas personales

En este aspecto tampoco ha sido un gran jugador nunca. A pesar de que está cometiendo el número más bajo de faltas por partido de su carrera (3,6), está liderando la NBA en este campo, con 105 faltas por las 100 del segundo, Karl Anthony Towns. Ha progresado, pero aún tiene mucho margen de mejora. En parte, porque la mayoría son por el problema más grande que tiene.

La dichosa defensa

Esta es, sin ningún tipo de lugar a dudas, la faceta del juego que más lastra a DeMarcus Cousins. Con 8 temporadas en la NBA, 2,11 metros de altura y 122,5 kg de peso, DeMarcus Cousins sigue siendo incapaz de defender. Ya lo era en Kings, y cuando llegó a los Pelicans también se notó, pero no ha sido hasta esta temporada donde hemos podido ver el verdadero potencial defensivo de Cousins, incluso teniendo a Anthony Davis al lado. Se debe a muchos aspectos, pero los principales (y que no dependen del backcourt, que tampoco está defendiendo bien) son los siguientes:

  • La defensa del pick&roll, ningún tipo de IQ: Siempre que se encuentra ante una situación de pick&roll, lo normal es que defienda desde atrás al pívot y este siempre le gane la espalda, dejando completamente vendido al base. Si fuera un rim-protector, sacaría al pívot de la zona o le cortaría el paso, pero al no ser así, el balón siempre acaba llegando al bloqueador. Esto lo pudimos ver mucho, por ejemplo, ante los Houston Rockets. La mayoría de puntos de Clint Capela (que acabó con 28 puntos en 24 minutos, con un 13-14 en TC) llegaban desde una situación de pick&roll con James Harden, pasillo libre y aley-oop fácil tras ganar la espalda de Cousins. Y muchas veces, al llegar tarde a defender al «roll-man», comete falta.
  • En el poste cumple, pero no es élite: Y con ese físico… ¿no es un defensor de élite en el poste? Todo hay que decirlo, su defensa en el poste es media-alta, pero entre que ese recurso se usa poco y, a veces, comete falta, tampoco compensa. Lo que impacta es la relación esto y su físico, que debería sobrar para defender bien ahí.
  • La pasividad: Otro atenuante. ¿Es el más atenuante? Puede ser. Está claro que querer es poder, o al menos, acercarse. Y a DeMarcus Cousins siempre se le ha visto esa pasividad. Y este año no está siendo diferente. Ya sea por la carga de minutos o porque viene así de serie el bueno de «boogie», no está mostrando ni la necesidad de cambiarlo. Su marca se va de él, mayoritariamente, por esto. Pasividad, incluso, para coger rebotes, que a pesar de capturar 12,4 por partido porque es una bestia parda, no hay ni un vatio de electricidad en él.
  • Es un nefasto rim-protector: Y tampoco puedes utilizarle para defender debajo de canasta, pues tampoco rinde ahí. Intimida y tapona algunos tiros, pero siempre suele estar fuera de ese área o le sacan la falta. Sufre mucho ante pívots móviles (como pasó ante Bucks con Henson, por ejemplo) y es incapaz de seguirlos en movimientos por su lentitud (y su pasividad que acentúa esa lentitud). Tampoco es un gran punteador.

Los Pelicans le necesitan en los dos lados de la cancha

A pesar de que en ataque es lo mejor que le podía haber pasado a equipo, la necesidad de que esto se equilibre con los aspectos mencionados es el paso adelante que en NOLA necesitan para ser más revelación aún. Con que redujera en dos sus pérdidas y pusiera más ganas en defensa, estaríamos hablando de unos Pelicans al nivel de otros equipos más fuertes en el Oeste, como los Minnesota Tiberwolves o, soñando mucho, los San Antonio Spurs.