Piden cuatro años de cárcel para Enes Kanter

Así lo exigen desde Turquía por insultar al presidente

Enes Kanter
Enes Kanter. Foto Nil Alemany (SB)

Se acusa al jugador de los Knicks, Enes Kanter, de la publicación de varios tweets en mayo y junio del pasado año donde supuestamente faltaba al respeto del presidente turco. Kanter ya ha declarado en el pasado querer sacarse la nacionalidad estadounidense. Su relación con su país natal parece totalmente rota y no es de extrañar esta guerra mutua que se está llevando a cabo en los últimos meses.

Según la agencia Anadolu el center de los Knicks sería juzgado en ausencia ya que Kanter no parece muy dispuesto a regresar a Turquía.

Kanter parece ser más afine políticamente a Fethullah Gulen, un teólogo, erudito del Islam favorable al acercamiento entre las tres grandes religiones. Gulen fue culpado del golpe de estado militar de 2016 en el país turco fallido.

Ya el pasado año Enes Kanter tuvo problemas con su país. En mayo de 2016 el jugador, por el entonces de los Thunder, fue detenido en Rumanía al comprobar que su pasaporte turco había sido cancelado. Ante esta situación Kanter pudo regresar a EEUU después de que los americanos intervinieran alegando que tenían una orden de arresto.

Es en este momento cuando Kanter insultó al presidente turco a través de sus redes sociales. Mientras permanecía arrestado en un aeropuerto de Rumanía Enes Kanter subió un video donde llamaba “dictador” y “El Hitler de nuestro siglo” al presidente Erdogan.

La “batalla” de Kanter contra Erdogan no quedó ahí. El pasado noviembre el jugador de los Knicks publicó en Twitter una foto de su nuevo pasaporte turco y etiqueto a Erdogan en ella acompañado de un #DictadorErdogan.

Según ha afirmado Kanter, los partidos de los Knicks son censurados en su país y también ha condenado que en algunos restaurantes turcos de Nueva York no le van a atender por culpa de su total oposición a Erdogan.

Esta guerra entre Kanter y el presidente turco Erdogan no ha hecho más que comenzar. Esperamos que todo quede en una anécdota sin mayor importancia.