El gran valor de la remontada de Raptors contra Warriors

Toronto estuvo cerca de dar vuelta un partido emocionante.

Raptors
El Air Canada Centre, un auténtico fortín para los Raptors. Fuente CC

Los Raptors y los Warriors protagonizaron uno de los mejores partidos de la jornada. Lo que parecía ser una victoria cómoda del vigente campeón de la NBA, derivó en un ajustado 127-125 que, además, tuvo varias polémicas arbitrales.

Que los dirigidos por Casey muestran un juego totalmente distinto esta temporada dejó de ser una novedad. Los Raptors priorizan compartir la pelota y cada vez menos abusan de las jugadas individuales. Algo que ha dado resultado, ya que se afianzan en el segundo puesto de la Conferencia Este, y cada vez parece achicar más la diferencia en los partidos frente a los grandes equipos.

Este sábado tenían una prueba más que complicada frente a los Warriors, que si bien jugaban el segundo partido de un back-to-back, llegaban con todo su arsenal a disposición.

Los Raptors cedieron 81 puntos en la primera mitad de juego. Y todo el Air Canada Centre sabía que el partido estaba terminado, denotando una victoria tranquila y abultada para los de Oakland. Sin embargo, con un enorme trabajo anotador de un DeRozan imparable (42 puntos) y una segunda unidad que cada vez responde mejor, la franquicia local consiguió ponerse en partido, algo totalmente impensado.

Cuando Toronto logró acercarse a tres puntos de distancia empezó la polémica con la terna arbitral. Dos jugadas claves desataron la furia de los norteños. Primero, una falta probablemente inexistente de Poelt sobre Curry, que continuaba con un buen contraataque. Después, revisando una jugada completamente distinta, los jueces pitan balón fuera por DeRozan y dan la pelota a Golden State, una acción que definitivamente no estaba siendo revisada.

Mas allá del eco que hicieron los jugadores y el coach sobre esto, debe quedar como algo anecdótico. Y si bien la victoria se la llevaron los Warriors, vale destacar la gran capacidad que han tenido los Raptors para dar pelea en un partido que parecía perdido. Un lujo que, frente al último campeón, muy pocos equipos pueden darse.