Pedir un traspaso como punto de inflexión para los Spurs

Tras una charla entre Popovich y Aldridge donde el 4 se pudo ir, todo ha cambiado

Gregg Popovich
Greg Popovich en un partido. Zereshk (CC)

Los San Antonio Spurs están de dulce tras un inicio de temporada algo complicado; la lesión de Kawhi Leonard, poca profundidad de rotación, ausencias puntuales… No ha estado todo en orden para que los de El Álamo hayan podido medirse en justas condiciones con «los que cortan el bacalao» en el Oeste ahora mismo: Warriors y los Houston Rockets, ambos en una temporada donde nada parece salirles mal. Sin embargo, su dominio, como todos sabrán, es algo reciente.

El equipo tejano siempre es una constante en el top 5 de franquicias de la Conferencia Oeste e incluso de la NBA, y todo ello bajo el mando del ilustrísimo Gregg Popovich. Ya para el recuerdo como uno de los entrenadores más legendarios de la NBA, todo el que ha estado bajo el mando de Popovich difícilmente no ha sido capaz de encontrar la senda y revalorizarse. Popovich tiene esa habilidad, todo jugador que es tocado por el sistema de los San Antonio Spurs sea el momento que sea de su carrera, alcanza cierta estabilidad a la vez que relevancia a ojos del seguidor medio de NBA. Sin ir muy lejos, el caso Jonathon Simmons; un jugador que había estado revoloteando por la D-League hasta que la llamada de Popovich le ha dado un muy digno contrato con los Orlando Magic, donde también destaca. Así podemos enumerar el gran número de casos de jugadores no llamados a tener una prolífica carrera NBA y han acabado por conseguirlo; Tony Parker, Manu Ginóbili, Danny Green, el propio Jonathon Simmons, y un considerable número de europeos a los que el empujón de Popovich (asesorado por Messina) les ayudó a entrar por la puerta grande en la NBA.

Todo parecen ser historias felices donde se comen perdices en los San Antonio Spurs… hasta este verano. Antes de comenzar la temporada, la situación estaba poco clara en San Antonio sobre el nivel del equipo, la lesión de Kawhi Leonard, no todo el mundo les daba muchas papeletas a los Spurs para ser lo mejor del Oeste este año. Ello, empeoraría un día de verano en el que LaMarcus Aldridge, antes del comienzo de la temporada, se reunió con Gregg Popovich. En aquella, reunión, LaMarcus fue claro y conciso:

«Quiero ser traspasado» Tras esas tres simples palabras, Popovich admite que respondió que nunca le habían dicho eso antes. «No estoy disfrutando esto. No me siento con confianza, y no estoy seguro de que me quieras aquí. Quiero ser traspasado.»

A pesar de que reunir el valor para asestarle tal golpe a Popovich debe ser difícil, pero LaMarcus Aldrdige, y cualquiera, tenía al alcance de la mano las pruebas del bajón que llegó nada más llegar a los Spurs. En los Portland Trail Blazers, sus cifras anotadoras nunca bajaron de los 20 por partido, cosa que sí ha hecho en San Antonio, a pesar de ganarse uno de los contratos más caros de aquel entonces. La relevancia del jugador en la liga le ha pasado factura tanto al equipo tejano como a su confianza, y ya en las propias Finales de Conferencia el pasado mayo contra los Golden State Warriors se pudo apreciar que el Ala-Pívot estaba ausente, fuera de juego, cosa que sin embargo no sucedió en la eliminación contra Oklahoma City, promediando sus constantes +20 puntos por partido.El bloqueo con el máximo adversario, los Golden State Warriors, ha sido máximo desde la temporada 2015/2016, donde en su cuadro de partidos particular los californianos zanjaron quién era el definitivo rey de la Conferencia.

Ahora, desde una posición más secundaria y con un equipo más mermado tras la retirada de Tim Duncan, los San Antonio Spurs observan pacientemente la batalla desatada por el primer puesto entre Rockets y Warriors, esperando poder dar la sorpresa en playoffs. Nadie los espera, pero así es como funciona Coach Pop; sigiloso y letal. La confianza la han conseguido, a pesar de la falta de profundidad de banquillo, pero un traspaso en el trade deadline, y la reincorporación a su nivel normal por parte de jugadores como Rudy Gay, hará que los San Antonio Spurs sean la más fea del baile de los playoffs para el segundo clasificado del oeste, e incluso el primero.