Papanikolau arrebata la victoria a un heróico Baskonia

Los griegos se llevaron la victoria por la mínima ante Baskonia

Kirolbet Baskonia volvió a morir en la orilla como ya sucediera la pasada jornada en Estambul frente al Fenerbache. Tras un esfuerzo titánico, los ocho jugadores útiles con los que cuenta hoy en día Velimir Perasovic volvieron a dar la cara de la mejor manera posible en una de las canchas más difíciles de toda la Euroleague.

El partido comenzó al ritmo al que acostumbra el conjunto griego a someter a todos sus rivales. El ritmo lento y la intensidad y dureza defensiva se imponían por encima de ambos ataques. Williams-Goss, deseado y anhelado por Baskonia en su día, tomaba las riendas del conjunto local, exhibiendo todo su arsenal ofensivo, mientras por parte de los visitantes la conexión Huertas-Poirier cargaba a sus hombros todo el peso del ataque vitoriano. El brasileño se vistió el traje de “rey mago”, repartiendo asistencias del mismo modo que sus majestades los reyes magos de oriente reparten felicidad y regalos. El  destinatario de sus asistencias, no era otro que el francés Vincent Poirier. Una nueva exhibición del pívot galo, que dominó a su antojo todos los registros del partido. Además de culminar exitosamente cada balón que caía sobre sus manos, Poirier se convirtió en el dueño de la patente del rebote, y como si de una fuerza magnética se tratase, todos los balones rechazados recalaban en sus manos.

El partido era de dureza extrema, un toma y daca constante. El fondo de armario proporcionaba a los locales una frescura física que por circunstancias los baskonistas no podían contrarrestar. Pese a jugar con el plantel bajo mínimos, y a la espera de las necesarias incorporaciones, en ningún momento le faltó clarividencia al juego vitoriano, magníficamente guiado por un Marcelinho Huertas que se convertía en amo y señor de la maquinaria de Velimir Perasovic. Absolutamente todo funcionaba al son de lo que dictase el veterano base brasileño, hasta que cargado por faltas, tuvo que dejar su lugar al que luego emergió como líder de los azulgranas; Luca Vildoza.

El marcador parecía estar perfectamente coordinado, y resultaba imposible lograr grandes rentas en el luminoso. Ambos equipos se tenían atados en corto.

Al termino del tercer cuarto llegó el mejor momento de los alaveses,  que con un contundente parcial de 0-11 pusieron el 57-66 en el marcador, logrando de esta manera la máxima diferencia en lo que llevaba de partido. Todo indicaba que la balanza se inclinaría del bando visitante, debido al gran desempeño que estaban mostrando, sólidos en defensa y con un gran acierto coral en ataque.

Cuando todo pintaba de color de rosa para los baskonistas, que con un esfuerzo heroico tenían la machada en sus manos, llegaron las vacas flacas al Pireo. Apareció de la nada un villano que tardará en ser olvidado por todos los aficionados baskonistas, y con el que más de uno tendrá pesadillas esta noche; Kostas Papanikolaou. El ex-azulgrana, con un abrumador acierto desde más allá del 6.25 mantenía a su equipo vivo en el partido, y sumado este acierto a las apariciones esporádicas pero fructíferas y letales de Williams-Goss, Baskonia cada vez sentía más cerca a Olympiacos. La victoria ya no estaba tan clara y los pupilos de Perasovic sentían el aliento de los locales en la nuca; había partido.

El destino parecía querer cebarse con Baskonia, y arrebatarle así una victoria que hubiera sido merecida además de peleada y sufrida. El mejor jugador de los azulgranas, Vincent Poirier, veía su quinta falta personal y dejando “huérfano” a su equipo, tuvo que irse al banco. Pese a que la situación daba un vuelco dramático con la expulsión del francés, un estratosférico Luca Vildoza, con dos triples dignos del mejor de los magos, ponía en bandeja la victoria a los de Perasovic. Tras una larga partida de ajedrez entre ambos técnicos, y varios tiempos muertos, todo hacía indicar que Baskonia ya tenía facturada la victoria, y que de este modo se apuntaba un importantísimo punto a su casillero. Pero esta vez el cuento no tendría final feliz, y con un triple desde su casa, y tras pegar en el tablero, el lanzamiento a la desesperada de Kostas Papanikolaou mandaba el partido a la prorroga.

“Extra-time” sin mucho misterio. El golpe anímico había sido tremendo, y el pasar de los minutos había hecho mella en las piernas de los pocos jugadores disponibles de Perasovic. La victoria se quedaba en casa. 91-87Williams-Goss y el que ha sido héroe para unos y verdugo para otros; Kostas Papanikolaou arrebataban de la mano la victoria a un Baskonia que ya la estaba saboreando, y que sin duda, la mereció. El Baskonia sigue con un balance de 7 victorias y 10 derrotas, y pese a seguir inmerso en la pelea, ve poco a poco como los equipos de adelante van distanciándose.