ANÁLISIS | Fin del culebrón; Anthony Davis, a los Lakers

Los Pelicans apuntalan su futuro

Fin de la era Anthony Davis en New Orleans. Tal y como estaba previsto, antes del Draft, los Pelicans han acabado aceptando la oferta de los Lakers y han mandado a su estrella a las glamurosas pasarelas de los Ángeles, donde con LeBron James, formarán una de las parejas más temibles de la historia de la NBA. Muy modelo los Ángeles Lakers, la verdad. Los Pelicans, a cambio, consiguen apuntalar su proyecto joven bajo la presunción de que el pick 1 será Zion Williamson. Las consecuencias del traspaso parecen claras.

Los Pelicans apuntalan el proyecto

Lonzo Ball y Brandon Ingram, nueva esperanza en Pelicans. Fuente: USA Today

La necesidad de conseguir un líder de proyecto a toda costa fue la que hizo a los New Orleans Pelicans ser cautos y no aceptar en su día las múltiples propuestas que los Lakers plantearon en febrero. Faltaban dos agentes clave; New York y Boston. La premisa era la necesidad básica de la franquicia de pujar por un Jayson Tatum… O un Zion Williamson.

Ahora entendemos la importancia de haber conseguido por sus propios medios ese primer pick. Con Zion casi asegurado, los Pelicans se quitaron de un plumazo esa necesidad de buscar un líder y han podido contar con más margen de maniobra de cara a sacar a Anthony Davis. En ese sentido, el pack de los Lakers satisface la segunda necesidad de la lista de la franquicia de Louisiana; apuntalar el proyecto de cara al futuro. El pack es el siguiente:

  • Lonzo Ball, Brandon Ingram, Josh Hart, 4ª elección del Draft 2019 y tres futuras elecciones de primera y segunda ronda.

Dos piezas jóvenes con margen de mejora, un tirador (que muchísima falta hacía), un pick 4 que vale oro y tres futuras primeras rondas que aumentan las posibilidades en años venideros. No sólo por haber conseguido assets con mucho techo, sino también por haber sabido traspasar a Davis encajando lo recibido en el contexto de manera sublime, los Pelicans ganan muchísimo más por este traspaso de lo que parece.

Aunque para ganadores, desde luego, está Lonzo Ball. Se podría decir que Lonzo necesitaba a los Pelicans tanto  como los Pelicans le necesitaban a él. Tras una temporada rookie de cal y arena, y una segunda temporada en la que ha visto mermada su capacidad de influir en el juego en favor de LeBron James, Lonzo por fin encuentra el ecosistema más propicio para poder despuntar. En New Orleans va tener todo lo que demanda; va a ser la primera opción en la organización de juego, va a encontrar el mejor sistema de juego para destacar y, encima, va a estar rodeado de jugadores que potencian sus virtudes y salvaguardan sus defectos. En New Orleans, por características, más de lo mismo; Lonzo va a aportar en defensa, en el sistema de Gentry, va a ofrecer un plus físico más y se va a encargar de que a los anotadores que tiene alrededor no les falten balones. Un jugador así era estrictamente necesario para acompañar a Zion Williamson y compañía, sin pasar por alto que aún tiene 21 años y que el potencial sigue siendo altísimo.

El caso de Brandon Ingram, por contra, genera en NOLA tanta ilusión como incertidumbre, sobre todo por sus problemas físicos. En teoría, recalar en una franquicia como los Pelicans debería aumentar mucho más sus posibilidades de ser importante en ataque, con más tiros que en Los Ángeles y le ofrecería más relevancia en el proyecto, pero sus problemas para explotar dan pie a estas fundadas dudas. Quizás, es el pasito que Ingram necesita para dar por fin el salto definitivo, pero en caso de que no diera la talla, los Pelicans aún se guardan la baza de no ejercer su opción de equipo de cara a la Agencia Libre de 2020.

Por último, ese pick 4 es el colofón del traspaso. Las posibilidades son extensas; Jarrett Cullver, DeAndre Hunter, Coby White, Cameron Reddish, Darius Garland o un posible traspaso, algo que también se está valorando de sobremanera. La pelota, en ese sentido, sigue estando en el tejado de los Pelicans.

Jrue Holiday; ¿más fuera que dentro o más dentro que nunca?

Traspasado ya Anthony Davis, ahora la mayor incógnita pasa a ser la situación de Jrue Holiday. Hay quienes apuestan por un modelo rupturista total, en el que Holiday saldría traspasado para conseguir agrandar aún más el núcleo joven y convertirlo en el «young core» más brillante de los últimos años. Sin embargo, la otra opción es un modelo más reformista, en el que el bueno de Jrue tendría muchísima más cabida, en la que el equipo apostaría por desarrollar a los jóvenes a base de victorias y generando una cultura competitiva desde el minuto uno.

Las ofertas llevan sobre la mesa algunos meses. Los Bulls ya mostraron su interés en su día, pero franquicias como los Mavericks o los Pacers llevan siguiéndole la pista desde 2017. A priori, los que más tendrían para ofrecer serían los de Chicago, pues ya se rumoreó hace relativamente poco con un posible traspaso involucrando el pick #7 y Zach LaVine.

Sea como sea, el base tendría cabida gracias a su capacidad de adaptarse a la mayoría de condicionantes de la situación; es un jugador cotizado en el mercado, pero también encaja en el timing de reconstrucción de los Pelicans.

¿Cabe ahora Julius Randle en el proyecto?

Al igual que en el tema de Holiday, es otra incógnita que habrá que diseccionar con detenimiento. Julius Randle es un jugador, por características, parecido a lo que Zion Williamson puede aportar, y al igual que pasara con DeMarcus Cousins y Anthony Davis en su día, existe una preocupación grande por que se solapen y puedan cortar su progresión simultáneamente. El sistema, desde luego, en caso de que el pick 1 sea la promesa de Duke (que todo parece indicar que sí), les beneficiará a los dos, pero la duda más grande es si es conveniente apostar los 20 millones que se espera que Randle pida en esta Agencia Libre pudiendo buscar otras cosas que beneficien más a Zion Williamson.

Rob Pelinka o David Griffin; ¿quién se agencia el punto?

Suena a tópico, pero sólo el tiempo lo dirá. Sobre el papel, los dos equipos han logrado completar sus objetivos. Los Lakers consiguen esa estrella para acompañar a LeBron James, mientras que los Pelicans han sacado una buena tajada de su estrella. En las dos franquicias, además, también hay algunas pegas, pues en Pelicans queda la incertidumbre de si podrían haber sacado algo mejor, mientras que los angelinos comprometen casi 65 millones de dólares entre los dos para la temporada que viene, más teniendo en cuenta que Anthony Davis pedirá más dinero aún cuando le toque renovar.

Lo más justo es dejar la bola rodar y a las franquicias trabajar.