ANÁLISIS | PJ Washington, la nueva elección discutible de Michael Jordan

Reviven los fantasmas de Frank Kaminsky y Cody Zeller

«Ya nos toca, a ver a quién escogemos. Nassir Little aún no ha salido; ni Romeo Langford; podríamos apostar por Bitazde, ese nos vendría bien; ¿y si nos la jugamos por Bol Bol?» Así estaban la mayoría de fans de Charlotte Hornets que seguían el draft en directo hasta que el esperado momento llegó… Con el número 12, Charlotte Hornets elige a… PJ Washington. 

«¿Washington? Pero bueno, ¿por qué escogen a este? Sale más abajo en todos los mocks. Si hasta tiene apellido de equipo rival». Y pasamos a la segunda ronda, donde estando el gigante Bol Bol todavía elegible los Hornets se decantan por Cody Martin, un alero más a la plantilla (también puede jugar de escolta) y, más tarde a Jalen McDaniels, otro alero. 

Si buceamos en el roster con que cuenta Borrego nos encontramos con Batum, Bacon, Bridges, MKG a los que suman los propios Martin y McDaniels. A esta lista habría que sumar a Marvin Williams, hoy pívot pero alero durante la mayoría de su carrera. Eso sin contar que Washington podría, en principio, jugar de «3», que también está Monk de escolta y Macura sigue esperando su turno creando un enorme overbooking en las alas. Y ya, si se queda Lamb (como desean en Charlotte) pues tenemos la fiesta completa. Mientras, la retirada de Parker ha dejado una vacante en el puesto de base que puede ser enorme si Kemba se marcha. Y se anhela también un pívot que suba el nivel y cierre el rebote, debilidad el año pasado. 

Por las redes empezaron a correr las primeras impresiones que denotaban sorpresa y decepción. Y el temor a que, otra vez, la elección en el Draft volviera a fracasar.

Recordemos que en los últimos años, los Hornets han escogido en el top-10 a jugadores como Michael Kidd-Gilchrist (número 2), Cody Zeller (en el 4), Noah Vonleh (9) o Frank Kaminsky (9) además de a Malik Monk en el 11, sin que ninguno de ellos haya rendido al nivel de lo esperado. El miedo a una mala elección en Charlotte es real. 

¿Qué tipo de jugador es PJ Washington?

En lo referente a Washington se trata de un jugador de techo limitado, en principio para jugar entre el alero y el ala-pívot pero que en la NBA parece condenado a buscarse la vida cerca de la pintura al menos, de momento. 

Sin embargo, sí que parece un jugador listo para sumar desde casi de inmediato.Tiene mucha habilidad para hacerse hueco entre varios defensores, tiene un amplia variedad de movimientos para atacar el aro y posee una gran fuerza reboteadora, algo de lo que Hornets ha adolecido durante el último curso, llegando a ser casi un suplicio en algunos momentos. 

No le gusta tirar mucho desde la media distancia y cuando recibe ahí, prefiere utilizar su velocidad para atacar a su par y buscar una bandeja, soltando el balón muy arriba para evitar un posible tapón. Por fuera, ha mejorado mucho sus porcentajes de tres, pero no es algo que utilice mucho, aunque sí que parece tener interés por mejorarlo. Eso sí, tendrá que mejorar su mecánica de tiro ya que, cada vez que recibe, baja el balón a la altura de la cadera antes de lanzar. En la NBA, esas décimas son oro y, si no lo mejora, más le vale aprender a lanzar todos los tiros punteados.

Pero lo más destacable, y que debe exprimirse como su principal ventaja reside en su físico, ya que tiene un primer paso bastante dañino en comparación con otros jugadores interiores y, especialmente, por sus largos brazos. PJ mide “sólo” 2.03 metros pero posee una envergadura de 2.20 metros, algo que exactamente lo que necesitaban los Hornets para su nuevo sistema, que veremos más adelante. Así pues, la idea es que pueda convertirse en un buen jugador, un jugador muy útil, pero a largo plazo no se espera mucho más. No se trata de una potencial gran estrella.

En la segunda ronda, Cody Martin es un jugador poco desequilibrante en ataque pero se trata de un buen defensor y tiene un buen manejo de balón. Es un jugador más maduro, de los que aceptan un determinado rol y se dedican a sumar para el equipo antes que para él. Por su parte, de McDaniels se habla de que es un jugador con talento y que, deportivamente, puede llegar lejos. Sin embargo, los asuntos extradeportivos (juzgado por difundir vídeos sexuales sin consentimiento) le han hecho ser denostado por la mayoría de franquicias. De hecho, entre los propios Hornets se intenta que se hable poco de esta elección y que el tiempo haga su trabajo.

Entonces, ¿por qué Washington? ¿Y la segunda ronda? Analizando la decisión hay que valorar varios matices muy, muy importantes. 

Falta de talento más allá del TOP-5

Primero de todo, hay que destacar que a excepción de los primeros puestos, no se espera ninguna maravilla de esta camada. No hay tanta acumulación de talento como en los dos últimos años y menos, disponible en la elección número 12. Así pues, el utilizar el pick para escoger un diamante, aunque estuviera por pulir, era algo bastante improbable. Tampoco Charlotte se ha caracterizado estos años por cuidar sacar el talento de sus jugadores. Desarrollar futuras estrellas se deja para otras franquicias.

Desde la gerencia se veían pocos motivos que diera pie a hacer una apuesta muy arriesgada por algún jugador que pudiera ser cara o cruz y prefirieron apostar a algo más seguro.

El nuevo sistema

A la hora de elegir jugador en el draft siempre hay un dilema que los equipos deben resolver: ¿es mejor elegir un jugador que pueda tener más futuro pero que no te encaje ahora mismo del todo? ¿o bien, debe aprovecharse como una oportunidad de mercado para satisfacer una necesidad del equipo y que, además, así ese jugador joven pueda tener la oportunidad de desarrollarse mejor? Charlotte Hornets tenía claro desde el principio que este año la respuesta correcta era la segunda.

Así, todo lleva a pensar que PJ Washington, como también Cody Martin y McDaniels, sean elecciones lógicas. Pero hay algo más, y muy importante, que puede haber sido el desencadenante decisivo. 

Viendo el roster Hornet llama la atención la gran cantidad de aleros y, sobre todo, las características comunes que tienen estos. Batum, Bridges, Bacon, MKG, Martin e incluso, el propio Washington si tiene minutos de tres, son grandes, súper versátiles, con capacidades más que sobradas para defender la mayoría de posiciones y que, a excepción de MKG, tienen un tiro exterior fiable. Ninguno de ellos es el especialista que el equipo necesita, pero son una amenaza ahí para los rivales. Y en proceso de mejoría. 

Charlotte Hornets llegó tarde, muy tarde a la última modernización en el juego. Mientras unos utilizaban la estadística para mejorar porcentajes, aumentaban el rango de tiro, ensanchaban la cancha y sumaban de tres en tres, los Hornets seguían con un juego tosco, maximizando al pívot de turno (Zeller o Howard, principalmente) y siendo masacrados por los triples rivales. Si eres un romántico, esta idea no está mal, pero buscando resultados esta fórmula se ha visto limitada. 

Y en la franquicia no quieren volver a quedarse atrás a la hora de descargar la última actualización. Con los Rockets de hace dos años que estuvieron tan cerca de vencer a los Warriors y los Raptors de este año en el espejo, Charlotte ha decidido seguir el camino marcado por ellos

Así, han apostado por formar una batería de aleros donde los centímetros juegan un papel fundamental. Exprimir al rival impidiendo cualquier posible acceso, con unos defensores que hagan valer su envergadura como si tentáculos tuvieran, limitando huecos y llegando a puntear o a taponar a casi cualquier rival.

La idea principal es hacer sufrir cada posesión rival mientras que, en ataque, sean soldados con un rol muy definido. Saber sumar, especialmente sin balón y poder ejecutar tanto de tres como debajo  del aro. Sin embargo, para que el funcionamiento ofensivo no se caiga como un castillo de naipes mal construido, es necesaria una cuota de desequilibrio de la que Charlotte no dispone si se confirma la marcha de su gran estrella. Harden primero y Kawhi después amasaban balón, soportaban el peso del ataque y atraían rivales para que los aleros pudiera completar su misión. Ese papel venía como anillo (je, anillo) al dedo a Kemba Walker pudiendo completar el nuevo sistema. Su continuidad supondría un espaldarazo terrible que, parece, no se va a dar.

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Un sistema hecho no sólo por innovación, sino también por optimización. La difícil situación salarial de Hornets provoca que no se puedan conseguir refuerzos y que haya que competir con lo que ya había más los rookies. De esta manera, y como ya hemos dicho, el nuevo sistema favorecería a la gran cantidad de aleros de que dispone, pero también a pívots como Zeller o Biyombo.

Ofensivamente, no recibirían muchos balones, pero son jugadores que no los necesitan y su buen juego de pick&roll seguiría favoreciendo al elemento desequilibrante principal (la estrella), pero en defensa su misión sería la de cerrar cerca del aro, práctica en la que son expertos y no se verían obligados a salir tanto como el año pasado, donde sufrieron muchísimo y fueron destrozados por los pívots rivales. Además, ninguno de los dos garantiza un número alto de rebotes, pero el estar rodeados de jugadores con tanto tamaño reduciría ese factor que tanto daño ha hecho al equipo durante esta temporada pasada.

Por último, de nuevo el factor físico unido a una mayor potencia reboteadora y una mayor capacidad de robo, permitiría a Hornets empezar los ataque lanzándose al contraataque y, si no pudiera ser, en estático el base dispondría de una enorme responsabilidad creadora, dos puntos donde Kemba se encuentra muy a gusto pero sobre todo Devonte Graham podría salir muy beneficiado ya que se trata de sus principales virtudes como base. Si este jugador quiere hacerse un hueco en la NBA va a necesitar equipos donde pueda sacar a relucir estas dos características.

Casi todos los jugadores actuales de Charlotte estaría mucho más optimizados y tendrían más posibilidades de rendir y de seguir creciendo en la NBA, pero no todos. Los nombres de Willy Hernángomez y Malik Monk están marcados en rojo.

El pívot español, ve como su capacidad reboteadora es menos necesaria, aunque siempre es importante, pero muy especialmente sus dificultades como protector del aro le dejan en una gran desventaja con respecto a sus compañeros de zona. Seguirá en el equipo y puede servir para dinamizar el ataque, pero lo cierto es que parece que desde la pizarra no se le va a dar ningún tipo de facilidad. Hacerse un hueco será más difícil que nunca.

En cuanto al escolta, sus dos primeros años no han sido como se esperaba y Borrego no es precisamente fan de su juego. Su físico poco imponente, su irregularidad y su floja defensa están en la lista de pecados imperdonables dentro de lo que sería el nuevo dibujo. Además, con la compañía del cartel de “Se vende” que lleva tiempo pegada a él, sus ganas de permanecer en Charlotte son similares a las que tiene la franquicia de quedarse con él. Nulas.

Se filtra, y todos nos lo creemos, que en los entrenamientos muestra una enorme desidia y pocas ganas de cambiar su situación. Si se queda, jugará tan poco que ni siquiera lo hará en la Summer League, así que el riesgo de perder a Malik Monk por cambiar el estilo de juego no es algo que preocupe mucho en Carolina del Norte.

Nunca te fíes de los Hornets

Si alguien ha llegado hasta aquí, se habrá percatado del enorme uso del condicional a lo largo del artículo. Y es que todo esto es sólo una suposición que explicaría tanto las elecciones del draft como la optimización de la plantilla actual, pero en ocasiones esperar que esta gerencia disponga de un plan es esperar demasiado. Hasta la fecha se han visto que en Charlotte se practica más el dar bandazos que el seguir un modelo estructurado. Por ello, poder predecir por donde saldrá mañana es una misión utópica. Sin embargo, esto es la NBA y hay que creer en los milagros.