OPINIÓN | El baloncesto, la excusa más útil de todas

Estudiantes vuelve a demostrar que es más que un club

Mañana domingo, a las 12.30, Movistar Estudiantes se jugará en casa ante San Pablo Burgos el mantenerse en la zona noble de la tabla, y mantener así sus aspiraciones a algo más que evitar el descenso. Sin embargo, y muy a pesar de todo lo que está rodeando al club y lleva rodeándolo esté presente más reciente, Estudiantes, y en concreto su fundación, se jugaba algo un poco más importante que ganarle al Burgos.

El pasado lunes 18, el Estu se volvía a jugar algo más importante que el partido de mañana. El Estu, de la mano de Mensajeros de la Paz y el restaurante Robin Hood, situado en la avenida madrileña de Bravo Murillo, se jugaba el intentar ofrecer un rayito de esperanza a un grupo mujeres maltratadas en el pasado por sus parejas. Al partido acudieron, además de la plantilla del equipo femenino AL COMPLETO, un total de tres jugadores del primer equipo; Duje Dukan, Edgar Vicedo y Juan Palacios, acompañados del head-coach Aleksandar Dzikic. Un partido del que, yo creo, salieron victoriosos. 

Son las personas las que dan sentido a todo lo que pasa en el mundo. Las que hacen lo hacen girar. Sin las personas, el mundo se cae, estoy convencido de ello. Parece una obviedad, y siendo un poco iluso a mis todavía 18, creo que es el deseo de que ojalá lo fuera el que me hace escribir estas líneas. Cada vez que me planto delante de situaciones que me acercan a ese ideal, por desgracia, me cuesta no dudar. Será, quizás, que soy muy joven. Será, quizás, que soy un poco idealista. 

Estudiantes es una de ellas. Es realmente revelador el poder acudir a este tipo de eventos y ser capaz de ver con tus propios ojos la labor de la gente del club. Porque, en realidad, es muy fácil organizar eventos, es tan fácil que cualquier entidad con cierto tirón o cierta influencia puede hacerlo. Pero la capacidad de llegar a gente a la que acabas de conocer, y que se encuentra en situaciones difíciles… Eso está al alcance de muy pocos. De muy pocos. De tan pocos, que hay gente que se tira años estudiando para poder hacer esa labor. Una labor que sólo los que se proponen dar sentido al mero hecho de ayudar, simple y llanamente, pueden hacer. Sin florituras ni cámaras.

Siendo un pelín deshonesto, y que me perdonen por ahí arriba, tengo que contar que, cuando te llaman para estos eventos, siempre lo hacen con el pretexto de que eres un medio de comunicación, y haces falta por allí… Pero porqué será, iluso de mí, que me cuesta un poco creérmelo. Será, quizás, por lo mucho que se le nota a Eire, la Jefa de Comunicación, y lo poco periodista que te sientes cuando llegas. Lo poco periodista que te hacen sentir. Te sientes poco periodista porque, en realidad, no estás ahí como un simple informador. Al menos, no te sientes como un mero informador. Te sientes otra cosa. Es apabullante la facilidad con la que sales creyendo firmemente que el baloncesto es una mera excusa para organizar todas estas cosas. La gente de Estudiantes transmite sin necesidad de esforzarse en hacerlo la capacidad que tiene el deporte de llegar a tantísima gente, de darle sentido a la propia palabra deporte. Te demuestra que, si no es para servir a la sociedad, el deporte está vacío. 

Por eso, no hago hoy apología del evento. Hago hoy apología de las personas. De la gente que se encarga de llenar de sentido todo esto. Ojalá se pudiera hacer más apología de las personas, fíjense. Apología de Eire, de Edgar, de Juan, de Leslie, de Aitana, de Duje… Porque son las personas las que conforman las entidades, y muchas veces nos olvidamos de que, sin ellas, nada es posible.

Espero estar pudiendo trasladarles un poquito de lo que viví, y a sabiendas de que es una durísima tarea, espero haberlo podido hacer, aunque sea, muy poquito. De que se trata de estar en los eventos, estar de verdad. Comprender que se trata de la obra social por la obra social, por el mero arte y la mera satisfacción de saber que estás ayudando. Y a eso, a la gente de Estudiantes… A eso es muy complicado ganarles.

Por tanto, sólo me queda agradecer. Agradecer por la invitación, por el tiempo, por enseñarme de nuevo tanto en tan poco tiempo y con tanta facilidad. Pero, sobre todo, agradecer el volverme a demostrar, a través de la gente, hasta dónde llega el baloncesto. Un baloncesto que, gracias a Dios, me hace vivir todas estas historias, historias que ojalá no deje nunca de dejarme vivir. Historias que yo, desde aquí, me comprometo a contar.

Historias que me hacen sentir, gracias a Estudiantes, un poquito menos iluso.

PD: Nadie ha puesto un sólo euro para patrocinar este artículo. Ojalá. Pero no es el caso. Total, tampoco les hace falta… A mí ya me tienen ganado desde hace rato.