La Odisea de Kobe

Kobe se marcha y nos deja una historia digna de admiración

Canto I

Los Dioses tenían una ardua tarea por delante, aquel que osó con superar a los más grandes no podía marcharse impune sin la decisión de aquellos que controlan nuestro destino. Sin embargo, este ser heroico había conseguido cautivar incluso a aquellos que estaban por encima de lo mundano y su apoyo iba a ser fundamental. Sus seguidores seguirían sus pasos, pero lo importante era asegurar una travesía sin peligros.

Canto II

Muchos eran los que habían crecido con su juego, sus movimientos y su filosofía. Por ello se reunieron en su hogar para expulsar a aquellos que pretendían robarle el trono, despojarle de ese amor tan profundo que nada ni nadie había conseguido arrebatarle, ni siquiera ese talón que tan cerca estuvo de ganar la batalla.

Canto III

La tranquilidad brillaba por su ausencia, y por ello, para conocer el paradero de uno de los mayores héroes que su patria había conocido, atracaron en aquellos puertos donde podría haber información valiosa.

Canto IV

Cualquier dato era relevante, todo por volver a encontrarse con el causante de que esta competición fuera completamente distinta, el que dejó su impronta sellada a fuego en cada una de las pistas que pisó.

Canto V

Mientras tanto, este ser casi etéreo pero a la vez terrenal seguía a la espera de una decisión de los Dioses, quienes le dieron la opción de ser inmortal se renunciaba a sus principios, a su amor, a su vía de escape, pero siempre podía volver a la batalla con la incertidumbre de si su destino iba a ser el deseado.

El duelo constante entre sus dos personalidades.

Canto VI

Aquellos a los que había embaucado en sus mejores días seguían haciendo todo lo posible para que su destino no fuera trágico. La permanencia de ese legado era lo más importante, y cualquier ayuda para mantenerle con fuerzas en esa isla iba a ser poca. Como siempre, había conseguido la manera de sobreponerse a las mayores dificultades.

Canto VII

Su mentalidad y su fehaciente pelea por seguir en el juego le llevó a ganar el agrado de muchos, e incluso tuvo la oportunidad de facilitar su destino. Pero no hubiera sido el mismo héroe si escogía el camino fácil, por lo que rechazó todas las ofrendas que tuvo de por medio.

Canto VIII

Aquellas habilidades demostradas no podían ser propias de un cualquiera, por ello, aquellos que le tendieron la mano le agasajaron para conocer cuál era su auténtica identidad y qué había venido a hacer a este mundo.

Canto IX

Tal y como se lo habían ordenado procedió a contar su historia, una llena de victorias gloriosas, derrotas dolorosas y mucho trabajo sin cesar. Para nada iban a servir los elogios que sus seguidores tenían para él, ni a todas las personas a las que había influenciado durante su bella estancia en el lugar más alto de su reino. Debía pagar las víctimas que había dejado en el camino, pero como si no fuera nada ni nadie consiguió escapar de una espiral que habría provocado un final abrupto a su destino.

Canto X

Todos querían saber cuál era su historia y él se encargó de que fuera bien conocida cada noche que saltaba la pista y demostraba las capacidades que tenía con el balón en las manos. Pero su amor y a veces su ingenuidad por la creencia ciega en el trabajo duro le llevaron a tener que reunirse de manera obligada en el infierno con aquellos que le iban a dictar su sentencia, a pesar de sus continuos rechazos por abandonar lo que más quería.

Canto XI

Y descendió a los infiernos, teniendo que ceder aquello que había estado con él durante tantas batallas, ese Aquiles del que no quería desprenderse pero tenía que hacerlo para poder mantenerse con vida.

Canto XII

Mientras sus compañeros iban cayendo lentamente por ese canto que le prometía felicidad y descanso, él consiguió burlar esas falsas dichas hasta quedarse con muy pocos de los suyos entre esa tripulación pintada de oro y púrpura.

NoCC

Canto XIII

Y después de tanto sufrimiento consiguió llegar a su casa pero lo que había tenido que dejar por el camino le hicieron convertirse en una persona distinta, como si de un disfraz se tratara para poder cobrarse su definitiva venganza entre aquellos que habían amenazado lo que más quería.

Canto XIV

Poco a poco fue preparándose para su final glorioso y con la ayuda de aquellos que le habían apoyado durante su viaje fue tramando lo que terminaría siendo el colofón a una historia de superación como ninguna otra, una que solo él iba a poder protagonizar.

Canto XV

Sus seguidores no quisieron perderse el regreso de su maestro y por ello volvieron a la que fue su casa burlando los intentos de los enemigos por terminar con una hegemonía que acabaría siendo eterna.

Canto XVI

A pesar de no encontrarse en su estado habitual, era muy difícil no reconocer a una persona que lo seguía dejando todo por seguir realizando aquello llamaba y de lo que no quería desprenderse tan pronto. Esa reunión era inevitable y su poder iba a seguir aumentando.

Canto XVII

Y llegó el momento de volver a pisar la que fue su casa, pidiendo entre aquellos que se habían encargado de ocupar su lugar durante su ausencia. No recibió el respeto que merecía pero nada iba a arrebatarle su lugar.

Canto XVIII

Aquellos que ni eran dignos de estar a su lado osaron con retarle para demostrar una superioridad inexistente pero aparentemente posible. Solamente iba a ser un tropiezo que le recordaba que nada iba a ser igual, aunque su plan no podía fallar.

Canto XIX

Esa era su casa, su hogar, ese lugar que le había visto triunfar noche sí y noche también y sería imposible que sus parroquianos pudieran olvidar y no reconocer mediante sus gestos y movimientos a ese hombre que había conquistado sus almas.

Canto XX

Las señales se sucedían de manera esporádica pero ahí seguían latentes esos vestigios de lo que había sido grandeza hace no tantos años y por lo que muchos peleaban por conseguir.

Canto XXI

Su amor preparó un último baile del que muchos querían apartarle pero no pudieron, nadie iba a conseguir que separan sus caminos dos fuerzas que siempre se habían atraído desde su nacimiento mutuo.

Canto XXII

Llegó la venganza para aquellos que no le creían capaz de regresar, 60 razones para demostrar que nada ni nadie podía tomar su casa y arrebatarle lo que era suyo.

Fuente de la foto: johrling (CC)

Canto XXIII

Esa actuación sólo podía ser digna de una persona y todos aquellos incrédulos y que le habían humillado desde su llegada con otra piel, con otro sentimiento, tuvieron que tragarse sus palabras y dar paso al que siempre había sido dueño y siempre será.

Canto XXIV

Pero era el momento de dejarlo todo a un lado, el momento de llegar a un pacto entre aquellos a los que había sometido y sus propias huestes. como buen héroe, con un sentido de la responsabilidad sin precedentes, tomó la decisión correcta, entonó el “Mamba Out” y reinó la paz.