ANÁLISIS | Minnesota Timberwolves, año 0,5
Minnesota apuntala el nuevo proyecto
Estamos viviendo uno de los momentos más cambiantes de la NBA desde los últimos 5-10 años. Cada vez, es mucho más fácil ver cambiar de equipo a superestrellas, debido a la agresividad con la que las franquicias enfocan los mercados de traspasos. En estos tiempos, es mucho más manifiesto que una decisión o un traspaso pueda cambiar el porvenir de un equipo y de sus aspiraciones a corto y largo plazo.
De algún modo, estamos experimentando algo así con los Minnesota Timberwolves, sin duda, la franquicia que más duro se ha movido este año en el trade-deadline. De ser un equipo difícil de entender desde un punto de vista lógico, a ser uno de los equipos más fáciles a la hora de sumar dos más dos. Y es que estos Wolves no han dado puntada si hilo. D’Angelo Russell llega para ser la pareja de baile de Karl Anthony-Towns, además de serlo ya fuera de la pista desde hace unos años. Por otra parte, la segunda unidad también sale claramente reforzada, con las adquisiciones de Malik Beasley o Juancho Hernangómez, a pesar de la baja de Robert Covington. Pero lo más importante de todo esto es que, cada decisión, tiene su planteamiento detrás, algo que no parecía tener estos últimos años.
¿Cuáles son los motivos que hacen o deberían hacer a la comunidad Minny Howl estar ilusionada con este nuevo proyecto? Es justo eso, la implicación lógica de cada decisión tomada, la que hace ilusionar a una afición que lleva desde el año 2004 esperando una reconstrucción que, en el fondo, no ha llegado nunca. Hasta ahora.
La pareja D’Lo+KAT, difícil encontrar un fit mejor
El principal problema de Minnesota a lo largo de estos últimos años ha sido, entre muchos otros, la dificultad de poder adaptar dentro de un sistema concreto y definido a las dos piezas más importantes del proyecto; Karl Anthony Towns y Andrew Wiggins. La anarquía y toma de decisiones del segundo han obligado al primero a asumir responsabilidades en ataque que, ni debía, ni le beneficiaban en términos de eficiencia. Hemos acostumbrado a ver a Towns, más durante los dos últimos años, tener que botar mucho para generar sus tiros, en situaciones extrañas de aclarado, algo que sólo ha servido para acrecentar todavía más la sensación de desorden en el equipo y frenar la progresión de uno de los proyectos más atractivos de la liga.
Este es uno de los aciertos más plausibles de la gestión de este mercado en Wolves. El sistema ofensivo, por posibilidades, ha cambiado por completo. Con D’Angelo Russell, todo pretende ser diferente. El giro de 180º en los Wolves para poner patas arriba todo lo que llevamos viendo estos años. O, más bien, para lo contrario; ordenar el ataque. Russell llega a Minnesota, además de para jugar con uno de sus mejores amigos, también para ser la primera opción de balón del equipo y lavarle completamente la cara.
La repartición de balón tendrá ahora a un generador base desde el pick&roll, puede que uno de los mejores de toda la liga, y un KAT menos implicado en responsabilidades de organización. Al contrario que con Wiggins, D’Angelo ofrece muchísimas más posibilidades en la creación de tiros, tanto para KAT desde el PNR y P&P, como para él de cara a las penetraciones hacia el aro, además de más fiabilidad en situaciones de aclarado y más desajuste desde el bote. Y, como consecuencia, un espaciado con muchísimas más alternativas, mayor movilidad exterior y más facilidad para encontrar tiradores. Entre esas alternativas, entra uno de los jugadores que más beneficiados salen con su traspaso: Juancho Hernangómez.
¿Cómo le vienen los Timberwolves a Juancho Hernangómez?
Con la inminente salida de Andrew Wiggins rumbo a Golden State y la inminente salida de Robert Covington hacia Houston, Juancho Hernangómez llega a Minnesota con un escenario previsiblemente favorable. La rotación en el puesto de tres y en el puesto de cuatro, que ya de por sí era corta, ahora lo es aún menos. Acumulando D’Angelo Russell todos sus minutos en el puesto de escolta, y Jarrett Culver reconvertido en un base físico y versátil (tarea en la que parece llevar trabajando ya un tiempo el head-coach, por lo visto sobre la pista), las posiciones de alero y de ala-pívot quedan casi desiertas, ya que parece que cortarán a Evan Turner más pronto que tarde. Sólo Juancho Hernangómez, y su aún compañero Malik Beasley, son jugadores capacitados para poder desempeñar un buen trabajo, complementados por Jake Layman, que en esencia es un dos.
O lo que es lo mismo: tienen que ocurrir muchas cosas, la mayoría de ellas improbables, para que Juancho no acumule, como mínimo, 25-30 minutos por partido. Parece haber en Minnesota muchísimas menos excusas para no sacarle partido, desde la gestión de recursos hasta las propias necesidades defensivas, en las que Juancho está destacando especialmente este año. Y en ese escenario concreto, no sólo vamos a poder verle por fin jugar una cantidad de minutos consistente, sino que también deberíamos poder tener una visión sólida de lo que puede aportar a medio-largo plazo en una franquicia que pretende ganar en un futuro no tan lejano. En tan sólo una semana, su situación ha cambiado drásticamente.
Su inclusión en el sistema, sobre todo para Karl-Anthony Towns, y su facilidad para complementar sus cualidades con lo que pretende hacer el coach Ryan Saunders, va a hacer bastante fácil su adaptación. Juancho es un jugador de un perfil ofensivo completamente diferente a Robert Covington, y mucho más si lo comparamos con Andrew Wiggins. No es un generador sobre balón, no implica mucha dificultad para encontrarle abierto si el espaciado y los sistemas funcionan y, sobre todo, tiene un lanzamiento muchísimo más consistente que estos dos últimos. Los Wolves pasan de un dibujo anárquico, de referencias desordenadas y complicadas de encajar entre sí, a un estilo mucho más fluido, con más argumentos a favor de hacer un juego ordenado y eficiente, y Juancho es uno de esos pequeños pegamentos que los Wolves van a utilizar.
La gran duda que se genera es la que se ha generado desde que llegó a la NBA; ¿de qué va a jugar, de tres o de cuatro? Depende mucho de la situación de partido, o de la cantidad de activos que haya en una posición o en otra, pero más por descarte que por convicción, todo parece indicar que será en el puesto de ala-pívot en el que veremos brillar al de Mahadahonda. Malik Beasley se presenta como el único capaz, por rapidez lateral, de enfrentarse a la defensa del ala del equipo. Por tanto, Juancho desempeñará el rol de cuatro abierto que acompañe a Towns en la pintura y ayude en tareas de rebote ofensivo o cortando hacia canasta, mucho más liberado que Beasley y con más físico y altura para hacerlo.
El objetivo debe ser ahora coger confianza. Ya está teniendo los primeros en minutos tras su llegada, y está aprovechando tiempo de juego en los dos lados de la pista.
¿Quién vale? ¿Quién no vale? ¿Cuál es la profundidad del banco?
No sólo son D’Angelo Russell y Juancho Hernangómez las dos nuevas caras del proyecto. Además, a un módico precio (Robert Covington, Keita Bates-Diop y Jorda Bell, dos de ellos estaban fuera de rotación), también se hacen con Malik Beasley, James Johnson, Jarred Vanderbilt, Evan Turner y Omari Spellman. Es muy probable que Evan Turner negocie la salida de su contrato con el front-office, y que Omari Spellman o Jarred Vanderbilt tengan problemas para conseguir minutos de manera prolongada, pero hay dos nombres que sí que llaman la atención; Malik Beasley y James Johnson.
La primera misión de todas parece la recuperación de un jugador como James Johnson, venido a menos de su etapa en Toronto y que en Miami ha tenido sus luces y sus sombras. Por características sigue siendo un jugador importante para esta liga, pero no lo ha tenido fácil a lo largo de esta temporada. Son 19 los partidos que ha podido disputar hasta la fecha, con registros de 5,7 puntos y 2,9 rebotes en algo más de 15 minutos. En Minnesota parece, al menos por ahora, tener un rol más generoso, y aunque no será una pieza que mantener de cara al futuro (su contrato es de 15 millones en las próximas dos temporadas), sí puede ser un jugador importante hasta final de temporada.
Malik Beasley, al igual que Juancho Hernangómez, es absolutamente una incógnita. El americano sí que ha podido demostrar su nivel en Denver, pero se siguen sin tener referencias suyas más allá de cumplir un rol concreto, ya que sólo ha superado dos veces la barrera de los 30 minutos en toda la temporada. En Minnesota será el alero titular, y todo pinta, incluido su debut, a que será un jugador importantísimo de cara al futuro. Condiciones no le faltan para hacer carrera en la NBA.
Por último, los casos de Jarred Vanderbilt y de Omari Spellman son mucho más difíciles de analizar. Nunca han tenido minutos más allá de los intrascendentes y no parece que esto vaya a cambiar. Sin embargo, son activos jóvenes, que nunca sobran en una rotación en crecimiento. Tendremos que ver si el coach cuenta con ellos.
En Minnesota, lo difícil ya está hecho. Es decir, lo que estaba costando, rodear a Karl Anthony Towns. En cosa de una semana, pasan de ser un proyecto estancado a ser uno de los proyectos más atractivos de la Conferencia Oeste. Por tanto, correr es el siguiente paso. Correr, jugar muy bien al baloncesto y sacar el máximo potencial de todas las piezas. Desde luego, hay razones de sobra para creer que estos Wolves son capaces de hacerlo.