Marcus Smart es multado con 15.000 dólares por gestos obscenos

El jugador se tocó la entrepierna tras recibir una técnica

Foto: Skip Perham (CC)
Foto: Skip Perham (CC)

Marcus Smart y los árbitros de la NBA no se llevan bien, esto es un hecho. El base, siempre agresivo en defensa, juega a todas las revoluciones que sus jóvenes piernas le permiten y esto se traduce en un elevado número de faltas personales por partido, cuando no en técnicas. En la actual NBA, blandengue y sin carácter en comparación con los tiempos que hicieron grande a la liga, se lleva casi dos décadas penando las defensas físicas e intensas; principal virtud del jugador oriundo de Texas.

Se está convirtiendo en algo normal durante los partidos de los Celtics ver a Smart discutir al menos un par de veces con los colegiados a causa de faltas que él considera injustas. Sobre todo, desde que el quejumbroso LeBron James pusiese una nota de atención sobre el equipo de Brad Stevens tras enfrentarse – y barrer de manera contundente – a ellos en la primera ronda de playoffs de la temporada pasada. Desde entonces, no hay semana para los Boston Celtics sin un partido en el que el estamento arbitral peque de conservador en cuanto al arbitraje, pitando faltas que lejos están de serlo.

Todo esto nos lleva al partido del pasado viernes contra los New York Knicks cuando, tras pitar el árbitro una falta al combo guard de los Orgullosos Verdes sobre José Manuel Calderón, Smart la protesta de manera airada. Todo habría acabado en la técnica nuestra de cada día si no llega a ser porque las cámaras de la NBA captaron que el jugador respondió a esto llevando su mano derecha a la entrepierna, en clara señal del respeto que sentía hacia la decisión del árbitro y por dónde se iba a pasar el acta del partido. Por suerte para él, el incidente fue detectado una vez acabado el partido y la cosa se va a quedar en 15.000 dólares, sin la segunda técnica y expulsión del encuentro que habría supuesto haber sido pillado en el momento justo de realizar tan infantil maniobra.

Marcus Smart debe aprender a controlar su temperamento si no quiere acabar agrandando esa fama de jugador duro hasta el punto en que su intensidad empiece a ser una piedra en su gran defensa. Es joven y está rodeado por una muy seria organización que, por el momento y de mano de Brad Stevens, no se ha mostrado en absoluto preocupada por este parecer.