OPINIÓN | Los Ángeles Clippers, mejor morir de pie
Una oda al romanticismo
Como es ya costumbre en todas las temporadas, la NBA siempre nos depara una serie de sorpresas amables que nos dejan entender porque no hay que juzgar a un equipo sin verlo siquiera jugar. Hablamos de ese tipo de equipos en los que nadie cree en ellos, por el talento, la calidad y el rendimiento demostrados hasta el momento. Pero que inesperadamente empiezan a jugar muy bien, haciendo el mejor juego ofensivamente y defender muy fuerte atrás. Siendo muy regulares y confiando su suerte a tipos con mucho esfuerzo e historias muy peculiares y épicas tras su persona. Este año el premio al equipo más bancable de toda la NBA se los vamos a dar nada más y nada menos que a Los Ángeles Clippers.
Ya lejos queda aquel equipo que asustaba a todo el Oeste y realizaba temporadas para la historia, pero nunca acababa de dar la campanada en los momentos importantes. Ese conjunto que contaba con la famosa dupla de Crish Paul y Blake Griffin, ellos eran la cabeza de serpiente de uno de los cuadros más bonitos de ver. También resulta extraño recordar a otros que se fueron como Tobias Harris o DeAndre Jordan, pero esta franquicia y este entrenador no están para recordar a los que les dejaron. Han demostrado que no hay excusas para estos tipos y que nadie es más importante que el conjunto.
Doc Rivers ha resucitado el cadáver, ha demostrado que la pieza inalienable de la franquicia californiana es él, y que con sus servicios van a luchar siempre hasta el final. Un claro ejemplo es el de este año, una temporada que a priori se consideraba de transición y más tras ver la gran cantidad de equipos que habían este año luchando por un plaza de postemporada en la conferencia Oeste, se ha convertido en un año que los amantes al baloncesto más puro nunca olvidarán.
En primer lugar firmaron una regular season de escándalo en la que demostraron que tienen un headcoach que explota al máximo sus recursos y que son capaces de hacer un baloncesto vistoso y agradable. Los Ángeles Clippers se consiguieron meter en esa octava posición de una conferencia salvaje por delante de equipos como los Lakers de LeBron James, los Pelicans de Anthony Davis o los mejores Sacramento Kings de los últimos años. Este roster se ganó el respeto de todos, ya que solamente se quedó a una victoria de equipos que hombre a hombre y en cuanto equipo deberían de ser muy superiores; hablo de los Thunder o los Spurs.
Y lo honorable es eso, que ni los que consumen 24 horas de NBA, ni los profesionales, ni los mejores analistas vieron llegar por el retrovisor a estos Clippers. El equipo que se coronó y murió finalmente de pie al robarle dos partidos a los campeones de la NBA en la primera ronda. Para resaltar el éxito de este equipo me gustaría comentar que a estos Warriors solamente dos equipos le han llevado al sexto partido en los últimos dos años, uno de estos dos son ellos.
Esto supone todo un subidón para un equipo joven que tiene muy buena pinta aunque le falte todavía mucha cocción y saborío. De cara a los próximos años, lo realmente relevante es como los jugadores han adquirido cierto grado de experiencia. Sobre todo aquellos que se han anticipado importantes en estos momentos tan decisivos y han demostrado que tienen la suficiente madera para guiar un proyecto importante. Recuerdo ahora la valentía y liderazgo que mostró Landy Shamet con aquel game winner, el talento de Shai Gilgeous-Alexander, la fuerza y la defensa de Jerome Robinson, o los detalles de Ivica Zubac.
Y ya no eso, sino que sus jugadores más importantes han demostrado que hacen un baloncesto muy bonito en los dos lados de la cancha y que son realmente inteligentes. Estoy refiriéndome en especial a Danilo Gallinari y más concretamente a Montrezl Harrell, que ha demostrado que en las grandes citas también aparece. El ala-pívot de Carolina del Norte nos ha encandilado a todos con su lectura de los espacios, su visión de juego y su timing en la ejecución de acciones. Además de que da la sensación de que nació aprendido, se las sabe todas y explota siempre al máximo su físico y su talento.
En conclusión un año para el recuerdo, que los más románticos de este deporte no creo que olvidemos fácilmente, por la figura de Harrell, por la ilusión de los más novatos, por el temple y maestría de Doc. Pero sobre todo por ser de nuevo la única franquicia de Los Ángeles que se pudo meter entre los 8 primeros, el año que vaticinaban un batacazo y el auge de su máximo rival. Solamente queda decir gracias a un equipo que ha demostrado que la inteligencia es superior a el talento y que un equipo es superior a cualquier estrella.