Disney World, el examen definitivo para Ben Simmons
Brett Brown quiere que juegue de ala-pívot
La NBA se lanza a terreno desconocido mientras trata de poder reanudar su temporada, que tuvo que verse frenada por la emergencia sanitaria mundial por la pandemia de coronavirus. Para solucionar esta situación, se les ocurrió un modelo de ocho partidos, los denominados “seeding games” para preparar a las distintas franquicias para los Playoffs, que seguirán el formato habitual. Sin embargo, no cabe duda de que algunos de ellos pueden actuar muy por debajo de lo esperado por algo tan evidente como es el no haber jugado ni un solo partido competitivo en los últimos cuatro meses.
Una de las grandes incógnitas para esta reanudación de la temporada son los Philadelphia 76ers, que llegaron a la suspensión del curso con una lesión de Ben Simmons de la que ha podido recuperarse, y con un Joel Embiid con molestias, que también estará al 100% cuando se reanuden los partidos en las instalaciones de Disney World. Pero el gran problema de los de la ciudad del amor fraternal no era precisamente el estado físico de sus jugadores. Toda la temporada había sido un gran desastre, teniendo en cuenta las altas expectativas que se habían colocado sobre sus hombros cuando comenzó la campaña 2019-20.
Venían de quedarse fuera de las Finales de Conferencia tras un tiro milagroso de Kawhi Leonard que elevó su estatus a leyenda del deporte en Canadá, y además conseguían ese balance tan necesario en la plantilla con la salida de Jimmy Butler, el tercero en discordia, e incluían en su rotación a uno de los veteranos más codiciadlos de la competición, Al Horford, así como mantenían la savia fresca en el exterior con la llegada de Josh Richardson procedente de Miami. No obstante, las cosas no funcionaron. Brett Brown afirmó en la pretemporada que Ben Simmons asumiría más tiros exteriores, y que era compatible al mismo tiempo en la pista junto con Joel Embiid. Estas dos afirmaciones no solo dejaron de ser ciertas, sino que también se unió a la discusión el hecho de que Al Horford y Joel Embiid tampoco podían coexistir en el parqué. Las alineaciones han sido todo un quebradero de cabeza para Brown a lo largo de la temporada, y han sido uno de los peores equipos fuera de casa.
En la burbuja tendrán la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva, seguir experimentando hasta encontrar el rol perfecto para cada uno de sus jugadores. Y Brown parece preparado para dar un golpe sobre la mesa y efectuar un movimiento que le permita salvar su puesto más allá de la presente temporada. El técnico ha declarado en rueda de prensa que en todos los entrenamientos de los Sixers, Ben Simmons está ejerciendo única y exclusivamente de ala-pívot, un movimiento que podría funcionar y ser la solución definitiva a todas sus pesadillas o corroborará que las piezas no terminan de encajar y veremos movimientos inevitables en el mercado en un futuro no muy lejano.
¿Qué supone esto para Simmons?
El australiano puede ser un gran base organizador, nadie pone en duda sus habilidades para ver el juego de una manera que nadie más lo hace, pero sigue sin tener una de las herramientas indispensables de cualquier ‘1’ a estas alturas del baloncesto. Ben Simmons no puede tirar, ni de larga ni de media distancia. Los resultados han sido nefastos hasta ahora y lleva ya tres temporadas rindiendo al máximo nivel. Cambiar de posición al cuatro parece un movimiento natural dados sus 208 centímetros de altura y sus 214 de envergadura. Sus capacidades ofensivas sustentadas principalmente en el ataque feroz hacia la zona, encajan más con un jugador de esa posición, mientras que defensivamente no sufrirá en exceso, pues ha demostrado con soltura que puede defender a cualquier jugador en esta liga independientemente de la posición, y además es uno de los mejores en ello. Estamos hablando de un jugador que en las próximas 2 o 3 temporadas podría ganar con facilidad un premio al mejor defensor de la temporada.
Ben Simmons en el cuatro permitiría a los Sixers sacar provecho de sus capacidades atléticas y de finalización cerca del aro en situaciones de pick-and-roll, en las que ha prosperado siempre que las ha ejecutado sobre la pista.
Además, formaría una pareja feroz junto con Joel Embiid en el poste bajo. Simmons cuenta con un gran juego de pies y en numerosas ocasiones recurre a ello para deshacerse de defensores más pequeños y encontrar puntos con facilidad en ese recurso que tanto asombra a los americanos denominado como “Bully Ball”.
No sería una función nueva para él en el sistema de Brett Brown, pues se le ha visto ejercer en varias ocasiones de cuatro para los Sixers. En los pasados Playoffs, se le vio desenvolverse con soltura en una posición perfectamente natural para sus capacidades físicas, mientras que esta temporada tuvimos el mejor ejemplo de lo que puede llegar a ser en un partido disputado el 21 de enero en Brooklyn cuando registró 34 puntos, 12 asistencias, 12 rebotes y 5 robos en posiciones interiores mientras suplía la baja de un Joel Embiid que no pudo vestirse de corto esa noche. Sobre el papel, todo pinta bien para que este movimiento pueda repercutir de manera positiva para el australiano.
“Si me pones de ‘4’ haré que cualquier cosa suceda, ya sean canastas, jugadas, defensas… puedo defender a cualquiera del 1 al 5, puedo correr al contraataque, llegar hasta el aro, meter el balón en la canasta. Cualquier sitio en el que me pongas en la pista, haré que sucedan cosas. No creo que sea un jugador que deba estar anclado a una sola posición”.
Joel Embiid y su deseo de liderar el ataque
Antes de viajar a la burbuja, además de hacer saber a los medios de comunicación su preocupación por las medidas de seguridad de la liga, Joel Embiid dejó unas declaraciones en las que afirmaba que quería asumir gran parte del ataque de los Sixers y que gracias a ello serían capaces de conseguir más victorias. El camerunés seguramente sabía ya por dónde iban los tiros, puesto que con Ben Simmons relegado al poste bajo, podría volver al puesto donde más cómodo siempre se ha sentido, en la zona. Embiid ha tenido que salir al exterior en numerosas ocasiones para así intentar suplir las carencias de tiro exterior de Simmons, y aunque no se le ha dado mal desde su llegada a la liga, ha dejado claro que es un rol que no le gusta asumir. El sabe que donde más prolífico puede ser y donde más puede ayudar a su equipo a conseguir victorias es acampando en la zona, y ahora podría tener muchas más oportunidades para ello.
“Sé de lo que soy capaz y sé lo que mis compañeros piensan de mi. Sé que soy capaz de echarme el equipo a la espalda, así que se trata de ser asertivo, si siento que no estoy recibiendo el balón, solo tengo que hablar con ellos y hacer lo que tengo que hacer. Creo que puedo llevar el equipo en mis espaldas y para hacerlo solo tengo que coger el asunto con mis propias manos”.
Con la salida de Simmons en el puesto de base, podría dejar hueco para otros jugadores que puedan meter triples abiertos y por tanto dejarle exento de esas tareas que en muchas ocasiones le eran exigidas por parte de Brett Brown. Solo queda esperar para ver cómo puede prosperar en la burbuja de Orlando, así como saber de qué manera puede formar junto con su ¿escudero? una pareja interior que puede marcar diferencias mientras los equipos tratan de reinventarse para paliar las bajas con las que llegarán por las distintas renuncias o contagios de sus jugadores durante la cuarentena. El factor sorpresa estará de su parte, y si consiguen pillar desprevenidos a los equipos que no lleguen en plena forma, podrán demostrar abiertamente a todo el mundo que es una pareja con posibilidades de mantenerse en el futuro y solucionar los problemas sobre la pista de los Sixers.
¿Qué supondría para el resto del equipo?
El posible cambio de posición de Ben Simmons coloca sobre la palestra el nombre de dos jugadores de la plantilla que también verán sus roles drásticamente cambiados de cara a la reanudación de la temporada, ellos son Shake Milton y Al Horford.
La ausencia de una figura clara en el base podría dejar la puerta abierta para que Shake Milton aprovechara la mayor de las oportunidades que ha tenido hasta ahora en su carrera. El base ha sido una de las grandes sorpresas de la temporada de unos Sixers que no han tenido mucho que celebrar por ahora. Fue seleccionado en la posición 54 del Draft de 2018 por los Dallas Mavericks, e inmediatamente traspasado a Philadelphia por los derechos de Ray Spalding y Kostas Antetokounmpo. Sus mayores oportunidades hasta esta temporada habían estado en la G-League con los Delaware Blue Coats, el equipo afiliado al conjunto de Pensilvania, aunque finalmente ha tenido la oportunidad de tirar la puerta abajo y convertirse en un activo interesante para la rotación de Brett Brown.
Su explosión llegó la noche del 1 de marzo, cuando consiguió su mejor marca anotadora con 39 puntos frente a Los Ángeles Clippers en el Staples Center defendido por algunos de los mejores jugadores de la liga como Paul George, Kawhi Leonard o Patrick Beverley. La suspensión de la temporada cortó su incipiente crecimiento e importancia en el equipo de la ciudad del amor fraternal, pero sigue siendo un jugador que apunta muy alto. La burbuja de Orlando será una gran oportunidad para seguir creciendo, y con Ben Simmons en el cuatro se le abriría la posibilidad de ocupar el rol de titular, donde podría rellenar las funciones que tanto tiempo llevan deseando en Philadelphia. Es un jugador que puede anotar con facilidad los triples, que maneja el balón sin presión y que puede encontrar su camino a la canasta sin muchos problemas. Además, defensivamente puede hacer el trabajo muy bien por sí mismo, o sino solo hay que recordar ese balón que le arrebata a Patrick Beverley para lucirse con un gran mate sobre él en el Staples.
Al Horford, por su parte, no se ha encontrado del todo cómodo en su primera temporada en Philadelphia. Brett Brown no ha sido capaz de integrarlo de manera satisfactoria en la rotación y varios han sido los experimentos para encontrar la manera de que el dominicano consiguiera su mejor producción sobre la pista. Se llegó al consenso de que Embiid y Horford no podían coexistir, dos jugadores contrarios a los que había que buscarle minutos por separado cada noche. Simmons le quitaría su puesto en el quinteto titular, siendo así el encargado de formar ese quinteto Horford que tanto tiempo llevaban esperando a que se formara. En la segunda unidad, el dominicano podría verse mucho más beneficiado al tener más oportunidades para desarrollar sus capacidades ofensivas y así convertirse en una pieza de lujo para luchar por lo que esperan que sea una postemporada muy larga para ellos.