Las decisiones que debe tomar David Griffin al terminar el verano del año 1

Post-temporada clave para el proyecto de New Orleans

David Griffin tiene trabajo por delante para esta post-temporada tan extraña. El año pasado ya dio el campanazo con le gestión del Draft o las firmas de JJ Redick y Derrick Favors para construir un equipo que pudiera competir desde el primer minuto, pero este año debe sentar los cimientos de una plantilla que, tras la mala imagen ofrecida en la burbuja, no puede plantear objetivos más bajos que esa octava plaza del Oeste que, con un poquito más de regularidad, habría sido suya.

Decisiones que debe tomar pensando en lo mejor para el proyecto, pero también en el futuro más inmediato. Los Playoffs vuelven a ser el foco primario y sus movimientos deben ser acordes con ello.

New Orleans Pelicans, otro momento de luces para Zion Williamson y la racha que JJ Redick quiere mantener | NBA.com Argentina | El sitio oficial de la NBA
Futuro inmediato, objetivo principal para la siguiente temporada. Fuente: NBA.com

Buscar un entrenador… más pronto que tarde

Los años de Alvin Gentry se han acabado, y por tanto, también se han acabado los años de irregularidad, finales de partido poco preparados, poca planificación defensiva, escasa o nula utilización de la estadística avanzada… David Griffin ha demostrado este año ser un hombre paciente, con predisposición para explorar todas las opciones a su alcance y no tomar decisiones precipitadas. Ya lo hizo con el caso Davis nada más llegar, tratando de convencerle para quedarse con el pick 1 ya en la mano, y lo ha hecho con el coach, brindándole ese año de margen para demostrar que podía hacer con el young core. Pero Griffin también ha demostrado algo que Dell Demps no fue capaz de demostrar, y es la toma de decisiones. El despido de Gentry es una consecuencia directa de los resultados cosechados, por debajo de las expectativas que marcaban este a punto de acabar curso 2019-20, argumento que ilusiona a la afición pelícana de cara a los siguientes años de proyecto.

No obstante, el trabajo aún no está acabado. Las opciones que hay a día de hoy en el mercado son muy diferentes a las que había en el año 2015, último cambio de entrenador que se produjo en la franquicia. Y algunas tienen mucho que ofrecer.

Tyronn Lue

Tyronn Lue es el entrenador que con más fuerza suena. No sólo para los Pelicans, también para los otros 5-6 equipos que están sin HC. Le avalan su periplo en Cleveland junto a David Griffin y su facilidad para adaptarse a todo tipo de escenario dada la relación que mantiene con el General Manager, unidos a un buen bagaje ofensivo allá donde ha ido y, al haber coincidido con LeBron, también a los resultados. Varias fuentes cercanas a Griffin aseguran que la potencial aceptación por parte del vestuario es uno de los criterios que está barajando para tomar una decisión, al igual que sucediera con LBJ en el año 2015.

No está del todo claro si es lo que los Pelicans necesitan ahora mismo, en plena etapa de desarrollo y pujando por convertirse ya en un proyecto estable dentro de la Conferencia Oeste. Ser sólidos desde el primer partido de temporada. Para encontrar esa solidez, primero hay que construir una base lo suficientemente potente para competir, y eso pasa por el desarrollo de los jóvenes. No sólo pulir ciertos aspectos en Brandon Ingram o Zion Williamson, que ya de por sí son jugadores potencialmente jugadores franquicia, sino emplear esfuerzos en lograr la progresión de todo lo que tienen alrededor. Nickeil Alexander-Walker, Lonzo Ball, Jaxson Hayes o Frank Jackson son aún jugadores que tienen mucho trabajo por hacer en diferentes aspectos, al igual que ni a BI ni a ZW les convendría un entrenador que les hiciera conformarse con una falsa comodidad en el momento de la explosión. Hay otros perfiles que, en esta dirección, podrían encajar algo mejor.

Kenny Atkinson

Kenny Atkinson es de las opciones más lógicas para NOLA. Fuente: USA Today.

El nombre de Kenny Atkinson es el que menos está sonando de todos los que se barajan en medios estadounidenses, pero es uno de los que más lógica tiene sopesar. Atkinson es de los mejores desarrolladores e talento joven de toda la liga, y además, es de los mejores sacando un rendimiento rápido dentro del parqué y aprovechando toda la materia prima con la que cuenta, que es justo lo que demanda ahora mismo el proyecto. Un hombre que sea capaz de poner en funcionamiento a todas las piezas y a su vez sacar todo el rendimiento posible en un espacio corto de tiempo.

Muchos tienen como referencia el año 2019 con Brooklyn, en el que consiguió competir de manera muy digna (e incluso robarle a los Sixers un partido en primera ronda de Playoffs) haciendo de D’Angelo Russell un jugador All-Star, de Spencer Dinwiddie uno de los secundarios con más repertorio ofensivo de la liga o de Joe Harris uno de los tiradores más eficientes, entre otros. Esos Nets consiguieron un récord de 42 victorias y 40 derrotas, aún teniendo alguna baja importante esa temporada, y mostraron un rendimiento competitivo muy por encima de lo que se preveía al inicio del curso. Para New Orleans puede ser beneficioso en esos términos. Por lo maleable que puede ser Atkinson, por su implicación absoluta en el desarrollo del núcleo y por ese gen competitivo que demostró el curso pasado. Hay jugadores a los que podría sacarles muy buen partido, sobre todo en situaciones de pick&roll; los bases, Lonzo Ball y Nickeil Alexander-Walker, que serían el motivo principal de su llegada, y Jaxson Hayes, de un perfil parecido a Jarrett Allen, que necesita ese empujón para demostrar que es un jugador capaz de encajar en la liga.

El único inconveniente que se le encuentra a su contratación es su nula experiencia como entrenador en la Conferencia Oeste. Su único puesto como head coach hasta ahora ha sido en NJ, y sus anteriores etapas fueron como segundo en los Knicks (2008-12) y en los Hawks (2012-16). A pesar de ello, es otro buen indicador su periodo de pupilaje junto a Mike Budenholzer, que aunque no pasa actualmente por su mejor momento, de sobra ha demostrado ser un entrenador élite en la liga.

Jason Kidd

Es otro de los posibles candidatos precisamente por la misma razón que Atkinson, la diferencia es que Kidd sí que ha sido mencionado como una opción real para fichar, con muchos menos motivos a sus espaldas. El ex-campeón de la NBA con Dallas en 2011 regresaría a un banquillo como director por primera vez desde 2018, una etapa marcada por no conseguir sacar todo el rendimiento que Giannis Antetokounmpo podía ofrecer. Esta posibilidad iría ligada a un nombre en concreto; el de Lonzo Ball, al que se lleva comparando con el histórico base desde que estaba aún en UCLA.

A pesar de que a Kidd nunca le ha terminado de acabar esto, razón no falta. Lonzo es un jugador prácticamente idéntico en cuanto a cualidades; un IQ muy por encima de la élite dentro de la liga, una visión privilegiada unida a un físico privilegiado, un tiro de tres que aún falta por pulir (como hizo el bueno de Kidd) y un potencial defensivo TOP para lo que piden los tiempos, defensa versátil y multiposicional. La ventaja sería esa, el inconveniente… Probablemente, que estas son las funciones de un asistente, no las de un entrenador jefe.

Quizás los tiros vayan por ahí. De todos los nombres, el de Kidd sería el más adaptable de todos a un posible puesto de asistente, aunque es verdad que dependería mucho del peso específico que tuviera dicho entrenador jefe. No sería lo mismo ser asistente en un equipo comandado por Mike D’Antoni, con un bagaje ya establecido en la NBA, que comandado por Sam Cassell o Jerry Stackhouse, que en términos de experiencia son bastante parejos.

Mike D’Antoni

Es la figura, junto a Jason Kidd  o Tyronn Lue, que más dudas genera. No obstante, es de las opciones que podría tener más alto su techo. Su alocada propuesta con Houston (único equipo capaz de soportar 48 minutos jugando sin center) hace echarse para atrás a muchos equipos en la NBA a la hora de pujar por él en esta Agencia Libre, en la que ya es oficial que dejará los Rockets, pero de poder perpetrar esa misma filosofía de juego en cualquier otro equipo, los Pelicans serían el equipo mejor posicionado para ello.

Con una alta concentración de tiradores abiertos en diferentes posiciones (Josh Hart, JJ Redick, Nicoló Melli, Darius Miller, Frank Jackson…), un interior móvil de poca altura con las características de Zion Williamson, puede que únicas en toda la liga, dos generadores en el uno contra uno como lo son Jrue Holiday y Brandon Ingram y una dinámica de run&gun ya interiorizada que lo único que necesitaría sería pulir algunos cuantos detalles, New Orleans sería un paraje perfecto para Mike D’Antoni, además de poder tener la posibilidad de redimirse tras el fracaso con el proyecto James Harden en la dificilísima Conferencia Oeste.

Aún no se sabe que es lo que va a pasar con él, si decidirá seguir entrenando en la mejor liga del mundo, tomarse un año sabático o directamente retirarse de la dirección técnica. En cualquier caso, los Sixers se colocan como uno de los favoritos para cerrar su contratación tras la marcha de Brett Brown, y equipos como Pacers o Bulls también habrían preguntado por él. La competencia es fuerte.

Qué hacer con los picks. ¿Merece la pena esta camada?

Los New Orleans Pelicans cuentan con la mágica cantidad de cuatro picks para este Draft 2020, una decimotercera elección en primera ronda y otras tres en segunda, repartidas en la 39, la 42 y la 60. La adquisición de Zion Williamson el año pasado eliminó la necesidad de buscar un líder para el proyecto, y el equipo está establecido a nivel de talento para hacer frente las próximas tres o cuatro temporadas. Esta situación permite al front-office ser cautos y explorar detenidamente todas las posibilidades.

Buscar un especialista defensivo con potencial es una de las necesidades de la plantilla. Ya sea en el Draft o en la Agencia Libre, los Pelicans deben apuntalar la plantilla con uno de los perfiles que falta, un alero fuerte y físico que pueda encargarse de las tareas de balance defensivo exterior-interior y liberar así a Jrue Holiday de acudir a absolutamente todos los cambios defensivos que se producen en el perímetro. Ya que parece difícil encontrarlo en la Agencia Libre de este año, para hacer contraste con la anterior, una de las peores de la historia reciente, lo más lógico parece ser emplear el valor del pick #13 para conseguir un jugador de estas características. Ya sea escogiendo dentro del propio Draft… o utilizándolo como moneda de cambio.

Apuntalar el encaje defensivo de Jrue Holiday y Brandon Ingram debe ser prioridad. Fuente: Hoops Habit

Escenario 1: ¿Cómo está el mercado?

¿Y cuál es el valor de la elección? ¿Qué equipos podrían estar dispuestos a traspasar por ese pick #13? De responder la primera cuestión sacaremos la respuesta de la segunda, teniendo en cuenta que este Draft 2020 tiene pocos brotes verdes. No hay ningún jugador que destaque sobre los demás, ni en el TOP-5 ni en las elecciones de lotería. Y si lo hay, es con carencias importantes. Por tanto, el valor de cualquier posible elección baja en comparación con años anteriores. 

Esto es un problema grande para sacar la elección al mercado. Los equipos no están dispuestos en este 2020 a ofrecer piezas a cambio de subir puestos en el Draft, y si lo están, es en situaciones muy concretas, como la de los Knicks, o la de los Warriors. Estas son las únicas opciones que, por contexto, serían materializables:

  • Taurean Prince: No por interés sino por disponibilidad en el mercado. Si los Nets consideraran ponerlo a la venta con la vuelta de Kevin Durant, podría ser para los Pelicans interesante pensar en un pack que contuviera el contrato de Darius Miller (7M) y el de alguna pieza más del banquillo para llegar a los 13,7 que Prince cobrará los próximos dos años. Además de la primera ronda, claro. Es cierto que su aportación este año ha bajado considerablemente, sobre todo en el lanzamiento; de un 39% de acierto en triples a un 34%, y de un 44,1% en tiros de campo a un 37,1%, aunque ha mejorado algo su aportación en rebotes (de 3,6 a 6), una de las carencias del equipo ex-entrenado por Gentry. Prince liberaría del emparejamiento más duro entre el tres y el cuatro a Brandon Ingram, elevaría el nivel físico del equipo y ayudaría a tapar el problema del rebote.          
  • PJ Tucker: A expensas de lo que pueda pasar este verano con los Houston Rockets, muchos jugadores podrían salir al mercado en caso de derrumbe del proyecto, y PJ Tucker sería uno de los más fáciles de mover. La 2020-21 será su último año de contrato, lo cual facilitaría su salida de Houston y su entrada en New Orleans, al no suponer un problema a largo plazo. David Griffin pescaría en río revuelto y conseguiría ese ala experimentado y versátil tan necesario, sin descontar que su salario es un poco más bajo (7 millones), con Miller y el pick bastaría para cerrar el trato. El problema sería la edad, desperdiciar una primera elección y jugadores válidos por un asset que sólo se mantendría, con mucha suerte, dos años en el proyecto.
  • Kelly Oubre: Otro contract-year, aunque parece difícil poder moverle de Phoenix. La oferta tendría que ser muy buena, lo suficiente como para convencer los Suns de desprenderse de él. Su sueldo es parecido al de Prince (14M), por lo que el contrato de Darius Miller se coloca como el más lógico a la hora de mover, mientras que el trato debería completarlo alguno de las piezas jóvenes de la batería de los Pelicans. Frank Jackson, Josh Hart, o en última instancia, Jaxson Hayes o Nickeil Alexander-Walker podrían hacer cambiar a los tejanos de opinión, además de emplear las segundas rondas en el traspaso.

Escenario 2: ¿Llega Aaron Nesmith a una decimotercera elección?

Aaron Nesmith es uno de los perfiles que más se adaptan a dichas necesidades, dentro de las pocas alternativas que hay. Un dos-tres móvil de 1,98 de altura, que es versátil para defender escoltas pero también largo y físico para poder hacer un buen trabajo ante aleros en small-ball para minimizar el impacto de los muchos problemas defensivos de Brandon Ingram, y que además de encontrarse en una etapa de crecimiento más madura que otros de sus contemporáneos, es un especialista desde el triple (un 52% en una media de 8 intentos por encuentro). Si bien no es un especialista en el plano defensivo, es un perfil muy adaptable gracias a la enorme inteligencia y entendimiento del juego que posee.

Aaron Nesmith puede ser esa solución para el puesto de tres. Fuente: Yahoo! Sports

Nesmith ha tenido un buen año con la Universdad de Vanderbilt. Con algo más de seis minutos de media de diferencia con su año rookie, esta temporada se ha encontrado más cómodo y ha alcanzado unos registros  de 23 puntos (51,2% en tiros de campo y 52,2% en triples), 4,9 rebotes, 1,4 robos y 0,9 tapones. La mejoría ha sido evidente.

Aunque si la idea es conseguir un jugador algo más especializado en defensa, quizás otras alternativas más físicas como Patrick Williams sean  más interesantes. A pesar de la falta de tiro exterior, al estar buscando un perfil muy específico para jugar un volumen contado de minutos y en periodos más concretos, con un rol más complementario, y con tiempo para mejorar la inconsistencia en el triple, podría estar parejo o incluso por delante de Nesmith a la hora de pensar en su elección. Sin embargo, al igual que ocurre con Precious Achiuwa, otra bestia física de la naturaleza preparada para dominar de espaldas al aro desde el primer minuto, lo más probable es que salgan elegidos antes de la decimotercera tacada.

Bonus track: ¿Un perfil bajo en la Agencia Libre?

Esta alternativa, la última de las tres, tendría sentido como opción complementaria. Es decir, un Rondae Hollis-Jefferson + Aaron Nesmith, o un Stanley Johnson + lo que se pueda conseguir en un traspaso. No sería necesario acudir a este plan C si finalmente la elección fuera Patrick Williams, o Precious Achiuwa, por ejemplo, pero cualquiera de los perfiles bajos de la FA podría cubrir bien el cupo con Aaron Nesmith, y compensar así el déficit defensivo que supondría no conseguir fichar algo más físico en el Draft. 

Y si finalmente no se acaba dando ninguna de las dos… Menos es nada, ¿no?

Un máximo para Brandon Ingram

Es difícil encontrar a nadie que pueda pensar de manera diferente, y es tremendamente improbable que David Griffin sea esa persona. De hecho, es de los que más lleva alabando toda esta temporada al Jugador Más Mejorado, por encima de Bam Adebayo o Jayson Tatum, y se deshace en elogios con alero cada vez que tiene la oportunidad.

El General Manager está convencido en retenerlo, y para ello tendrá que emplear un esfuerzo económico importante. Teniendo en cuenta las últimas referencias de contratos firmados por jugadores de su generación (Jaylen Brown cobrará una media de 25 millones de dólares, Pascal Siakam se acercará incluso a los 36M su último año de contrato..), todo parece indicar que el modelo será parecido al de Ben Simmons, que firmó en verano del año pasado un acuerdo vinculante a cinco años por 170 millones, de manera ascendente y embolsando hasta 38M de dólares en la temporada 2024/25. De esta manera, los Pelicans se reservarían algo de espacio salarial para maniobrar en años venideros, teniendo en cuenta negociaciones como la de Lonzo Ball el año que viene o la de Zion Williamson en tres temporadas. Aunque la continuidad del base aún está en entredicho.

El margen salarial del equipo es otra de las cuestiones principales a abordar, pero no todavía. Más allá de la renovación de Brandon Ingram, y la discusión con algún que otro viejo conocido por Lonzo el año que viene (sí, por supuesto que es Rich Paul), no hay prisa por resolver futuros como el de Jrue Holiday o Zion Williamson. Hasta 2022 no es necesario hacerlo.