En la NBA, como en la vida misma, la experiencia es un grado, y los jugadores van mejorando progresivamente cuanto mayores son pues encuentran cosas que pulir, adquieren mayores responsabilidades tanto en pista como fuera de ella, y se convierten, es definitiva, en individuos más maduros. Y un buen ejemplo de ello es Gordon Hayward, jugador de los Utah Jazz.
El escolta-alero nacido en Indiana cuenta solo con 24 años (no cumplirá los 25 hasta Marzo), y sin embargo ya está casado (desde este verano), y con un contrato de 63 millones por 4 años bajo el brazo, por lo que Gordon ha asumido un mayor número de responsabilidades, y ahora sabe que con su trabajo y dedicación ha de demostrar ser merecedor del dinero que va a percibir y que muchos han tildado de excesivo para un jugador de sus características.
Y una de sus medidas para demostrárselo a los que piensan así ha sido tratar de ganar el máximo musculo posible en verano (habría ganado entre 5 y 7 libras de peso), dejando definitivamente atrás la figura algo escuálida con la que llegó ese la Universidad de Butler, al mismo tiempo que trata de que su nueva condición física no afecte a su juego, como así confesó en declaraciones a deseretnews.com:
«Ha sido un buen verano, he estado trabajando para volverme más fuerte y poder abusar un poco más de lo que solía hacer.»
«En esta liga se trata de fuerza, pero también de velocidad. No es football. Quiero estar seguro de que sigo siendo igual de rápido.»
Sus propios compañeros han sido conscientes del cambio físico de uno de los líderes de la plantilla mormona, como queda reflejado en palabras de Alec Burks:
«Físicamente se le nota algo más fuerte. Pero quiero dejar claro que no abusa de mí», afirmó en tono divertido el escolta.
«Es más que uno de nuestros líderes, es uno de los mejores jugadores de la liga.»
Quin Snyder, entrenador del equipo, también está muy satisfecho con el trabajo de su jugador, al mismo tiempo que es exigente:
«Quiero que sea agresivo y eficiente. Y creo que si consigue lo primero, la efectividad vendrá sola.»
Así, todos en Utah confían en Gordon, esperando que pueda dar un nuevo nivel a su juego que permita sacar adelante la reconstrucción en la que se ve inmersa la franquicia de SLC desde hace años y vuelva a atraer éxitos al equipo. Y sí alguien tiene ganas de hacer grandes cosas, ese es el propio jugador:
«Creo que la manera de llegar a ser All-Star es ayudar a tu equipo a hacer grandes cosas. Pienso que buscar objetivos individuales es contraproducente. Si seguimos construyendo en la dirección que queremos, podemos acabar con un equipo que sea aspirante al anillo.»
«Me siento como uno de los jugadores de la élite de la NBA. Confío en mí mismo y así lo creo.»