Continuamos con nuestro cierre analizando la actuación uno a uno de los jugadores; en anteriores artículos: Gordon Hayward, Derrick Favors, Rudy Gobert
Con 19 años recién cumplidos y sin haber disputado baloncesto adulto a nivel competitivo, era de locos esperar impacto real en los primeros meses de Dante Exum en el EnergySolutions Arena, y más si tenemos en cuenta el gran cambio que supone pasar de vivir en la soleada Canberra a la fría Salt Lake City. Los Jazz, sin embargo, trataron de hacérselo lo más fácil posible firmando a su compatriota Joe Ingles, que por cierto ha sido pieza clave del equipo en esta temporada. A pesar de ello si uno ha seguido con regularidad los partidos de Utah este curso es probable que en muchos aspectos se haya quedado desangelado con el rendimiento del joven wallaby, que en ocasiones se limitaba a tratar de no estorbar en ataque y a lanzar un triple esporádicamente, y que en muy escasos momentos ha mostrado indicios de merecer el número 5 del Draft en el que fue escogido el pasado verano.
Con Trey Burke incapaz de ganarse el puesto de base titular de los próximos Jazz ganadores, Exum ofrecía ciertas expectativas cuando fue seleccionado, entre ellas la capacidad de ser el capitán de navío que el General Manager, Dennis Lindsey, sentía que necesitaba su escuadra para estar completa, pero en un futuro más lejano. Su tiro no ha asustado a nadie, con un pírrico 34,9% en tiros de campo y tan solo 31,4% en triples – para apenas algo más de 4 tantos por noche -, algo que es especialmente dañino para un conjunto que basa su fortaleza en un sólido juego interior que obliga a las defensas rivales a cerrarse, por lo que todo lanzamiento exterior con el que puedan contribuir el resto de jugadores es esencial. En 22,2 minutos por noche Exum apenas promedió 0,4 tiros libres intentados, convirtiendo encima poco más de la mitad. De momento, en sus propias palabras, el objetivo era aprovechar todas las oportunidades y disputar todos los encuentros, algo que con apenas un par de D-leaguers detrás suyo era asequible:
«Ha sido una buena experiencia. Quería asegurarme de que jugaba los 82 partidos para aprovechar la oportunidad que me han dado este año al máximo, así que simplemente estoy feliz de poder haber jugado.«
Por supuesto la producción del australiano, combinada con el estancamiento de Trey Burke en su segunda campaña como profesional, ha sido limitada y se le tiene que exigir más, pero también es muy cierto que los Jazz no trajeron a Exum con el pensamiento de que fuera titular y un contribuyente importante desde el primer día, y sin embargo el joven base ha terminado por serlo. Tal vez no en ataque y tampoco donde las estadísticas más manidas lo indican, pero en defensa ha sido otra de las piezas claves del renacer de Utah tras el parón del All-Star.
Con 1,98m. de estatura y brazos más largos que los de un superhéroe de cómic, Exum es el prototipo de jugador que el baloncesto moderno de hoy día requiere con mayor frecuencia; con grandes capacidades atléticas para poder cubrir varias posiciones y permitir rotaciones defensivas que eviten cualquier posible mismatch – además, los Jazz quieren alejarse del perfil de base de John Stockton que hacía jugar a todo el equipo, sabedores de que muchos de los exteriores de la plantilla son buenos moviendo el balón, como Hayward, Burks, Hood o Joe Ingles -. Esta filosofía ha triunfado sin ir más lejos este año en la NBA, con los Bucks de Jason Kidd que cuentan con Carter-Williams, Antetokoumpo, Dudley y Middleton, o con la alineación pequeña de los Warriors con Barnes, Thompson, Livingston y Green. Por tanto, para Jazz se trata más de lo que el antiguo miembro del Instituto Australiano de Deportes puede aportar al futuro equipo que pelee por los playoffs que de lo que esta temporada haya podido aportar en ataque, algo para lo que todavía tiene mucho tiempo para aprender e ir cogiendo soltura y confianza. Exum tiene también muchas habilidades de cara al aro, pero es muy probable que todavía tarde algún tiempo en demostrarlas, y es que como ya hemos dicho el suyo ha sido un salto muy grande, y nadie en el EnergySolutions Arena esperaba que tuviera que disputar 20 minutos cada noche enseguida. De hecho, Lindsey así lo reconocía al hacer balance de sus bases:
«Lo que diré con respecto a Dante es que, cuando miras a sus números, son modestos, como esperarías de un chico de 19 años. Pero su impacto en el equipo fue enorme. Su envergadura e inteligencia y su carácter le han permitido convertirse en un defensor importante con 19 años en esta liga. Es algo que Quin (Snyder) y yo, francamente, no esperábamos.»
Sus últimos meses, ya asentado en el quinteto de inicio y con un rol definido, han sido buenos, y en marzo su rating defensivo fue de apenas 89.4, bajando ya un de por sí sólido 98,7 que había registrado en febrero. En ese penúltimo mes de competición Exum tuvo un ráting neto de +13.3 y mientras sus cifras ofensivas fueron reduciéndose gracias sobre todo al ritmo más lento de juego de los Jazz y a la oposición de más nivel, su papel en la retaguardia fue creciendo. El chaval se fue asentando poco a poco pero terminó por cumplir envidiablemente ante una situación que no estaba prevista en el plan:
«Sabía que estaba defendiendo bien y siendo un jugador de equipo, pero todo pasó muy rápido. Al principio estaba un poco nervioso pero tras unos cuantos partidos ya estaba acostumbrado».
En el futuro tiene claro que tendrá que mejorar mucho para seguir creciendo con su equipo:
«Obviamente quiero continuar haciéndolo mejor y sabía que al ir allí iba a ser una temporada dura. Aprendí un montón y es todo lo que puedo pedir. Ojalá pueda seguir la temporada que viene y no cometer los errores que hice el año pasado.«
Hay que ser optimistas, por supuesto.