En el mundo del deporte hay lugares inundados por la magia. Sitios donde lo divino se fusiona con lo mundano regalándonos experiencias que trascienden a lo deportivo. Si hiciéramos un repaso mental de los actuales santuarios donde los profesionales de cada disciplina nos hacen vibrar en las distintas competiciones, se nos representarían con la rapidez de un flash imágenes de templos tales como Maracaná en el fútbol, Wimbledon en tenis o Assen en motociclismo. Pero a nosotros nos interesa el deporte que en su día el profesor James Naismith promovió, el baloncesto.
Cerremos los ojos y volemos como lo hizo Jordan en el All-Star del 88, situándonos en el corazón de la “ciudad que nunca duerme”, en el distrito de Manhattan. Donde las luces, los gigantes de hormigón y miles de taxis amarillos forman el escenario de incontables sueños alrededor del planeta. Escudriñando hacia el sur la isla a través de sus calles en forma de cuadrícula llegaremos al Midtown, una zona para perderse entre sus imponentes edificios o plazas emblemáticas. De allí proceden nombres que todos identificamos: Time Square, Empire State o Chrysler Building. En la manzana que encierran la Séptima y Octava avenida, y las calles 31 y 33 encontramos la plaza Pennsylvania, hogar de la famosa y comúnmente conocida como Penn Station, la cual es la culpable indirecta del asunto que nos ocupa. Encima de esta antiquísima y recauchutada estación de tren nos topamos con lo que por méritos propios podríamos señalar como la meca del baloncesto, el majestuoso Madison Square Garden o coloquialmente llamado “The Garden”.
El MSG es un pabellón que acoge anualmente partidos de hockey sobre hielo y baloncesto. Residencia actual de los Rangers, equipo casi centenario de la NHL; de las Liberty, equipo de la WNBA; de los St John’s Red Storm, equipo de la NCAA; y por supuesto de los legendarios Knicks, equipo que compite en la NBA. Aunque estos últimos, los New York Knickerbockers, no puedan presumir del mejor palmarés de su liga, si pueden hacerlo de su estadio. Quizá el MSG no sea el más moderno o más estético pero engloba todos los factores que lo convierten en el pabellón más especial del mundo: asientos llenos y aficionados entregados.
Unos hinchas exigentes y con una capacidad eterna de sufrimiento. En cada año, en cada nuevo campeonato, los fans incondicionales de los Knicks están convencidos que su equipo hará algo grande, independientemente del roster disponible, siempre se está obligado no a ganar si no a maravillar con jugadas espectaculares que copen los highlights semanales. Al encontrarnos en New York, en las primeras filas del Garden podemos encontrarnos con decenas de caras conocidas. El más famoso sin lugar a dudas es el mítico Spike Lee, un aclamado productor y director estadounidense autor del gran documental sobre Kobe Bryant “Doin’ Work” o la película “He got game”, todas ellas relacionados con la NBA. El eterno amante Woody Allen es otro de los que no se perdía un partido de los neoyorquinos desde su reservado hasta que James Dolan, mandamás de los Knicks, decidió vetarle la entrada por desavenencias entre ambos. Es seguro la presencia de actores, artistas o deportistas de renombre en las primeras butacas cada noche. Las casi 20000 localidades de sus gradas son las más solicitadas de todos los equipos NBA debido a la gran afluencia de turismo en la ciudad y del glamour que allí se respira, podríamos decir que el MSG es el actual Coliseo del desaparecido imperio romano.
Desafortunadamente todo este glamour y fervor deportivo tienen los años contados, por lo menos en la Séptima avenida. Este edificio es el cuarto de su generación, se inauguró en 1968 y podríamos ponerle el 2023 como fecha aproximada de caducidad. El Consejo de la ciudad de New York decidió mediante votación la ampliación de la antes citada Pennsylvania Station para equipararla a lo que esta ciudad necesita. Han sido años de presiones y el permiso concedido en 1963 para la explotación del suelo durante 50 años expiró en 2013, justo el mismo año en el que ha terminado una costosa remodelación que ronda los 1000 millones de dólares, prácticamente la misma cantidad de parné desembolsado en la construcción del Barclays Center, el pabellón en el distrito vecino de Brooklyn.
Son innumerables los eventos desarrollados en este lugar de culto del Midtown, aunque algunos han pasado por derecho propio a los anales de la historia. Desde la llamada como “Pelea del siglo” entre Alí y Frazier, los títulos del 70 y 73 de los propios Knicks, fines de semana del All-Star, Marilyn Monroe y su sensual “Happy birthday” a JFK, pasando por el WWE de Hulk Hogan, conciertos con entradas agotadas en récord de tiempo o la última vez que John Lennon se subió a un escenario. Y es que en el MSG hay cabida para cualquier acontecimiento gracias a que posee unas instalaciones envidiosas aparte de las directamente deportivas: cine-teatro, sala de congresos, restaurantes, suites, oficinas del MSG Network, amplia terraza de casi 9 decámetros cuadrados y como no la cancha. Una cancha que en los días de baloncesto esconde debajo del parqué la pista de hockey hielo, la cual se encuentra cuidada hasta el mínimo detalle y es regenerada cada tres meses al año aproximadamente. Son kilómetros de pasillos, galerías y salas que cambian su distribución en función del evento que se esté llevando a cabo.
Desde fuera, lo más llamativo del Garden es la estructura que el arquitecto Charles Luckman confirió a su obra, una geometría cilíndrica que no dejó indiferente a nadie contrastando con todos los edificios que lo rodean y haciéndolo aún más peculiar. Dotado de cinco pisos en su interior, por los kilométricos pasillos encontramos todo tipo de servicios de comida y merchandising. Servicios que incluso podemos disfrutar en pleno partido siendo atendidos en nuestro propio asiento mientras no quitamos ojo de la pista. Y por si acaso nos hemos perdido algo, el nuevo videomarcador instalado hará las delicias del público en esta última década de vida. Conocido como el GardenVision y fabricado por Daktronics, nos proporcionará todos los datos a tiempo real con una tecnología LED de última generación y pantallas curvas.
Visto el pasado, el futuro no es menos prometedor. Aunque se pierda la esencia de lo vivido en este recinto, las cabezas pensantes ya están en marcha para darle a la franquicia el pabellón que se merece. Durante el año 2013 las empresas Diller, Scofidio + Renfro, SOM, SHoP architects y h3 hardy collaboration architecture, presentaron cada una un proyecto para intentar conservar el Madison junto a la Penn Station, pero fueron declinados con la no aprobación por parte del Consejo de la extensión del permiso de explotación de ese terreno. Se habla del traslado de la cancha fuera del distrito de Manhattan, algo que para los seguidores de los Knicks sería un sacrilegio, e incluso del cambio de nombre de la franquicia si esto ocurriese. Pase lo que pase, aún nos quedan veladas de gloria para disfrutar del Garden y la próxima gran cita señalada para los aficionados al baloncesto será el All-Star del 2015, evento compartido con sus vecinos de Brooklyn, los Nets.
Esperemos que independientemente de los acontecimientos, antes de cada partido, sea donde sea, se siga escuchando el mítico: “Welcome to the world’s most famous arena.”.
One a Knicks…always a Knicks!!!!!orange and blue!!!Go NY go NY go!!!!vamonoss