Fue una de las mayores sorpresas para los aficionados de los Spurs, la pieza que escondía Pops. Un jugador eléctrico, con buena capacidad anotadora, que daba minutos de calidad al descanso de Tony Parker, un correcaminos; el es el australiano Patty Mills.
Desde antes de ayer, el base era agente libre, pero el vigente campeón del título no le ha querido dejar escapar y se ha esmerado en una rápida renovación, que consiste en un contrato por las tres próximas temporadas a razón de 12 millones de dólares.
Y realmente Mills se lo ha ganado, promediando, con apenas 25 años, 7’3 puntos, 1’4 asistencias y 1’3 rebotes en los playoffs, en 15.3 minutos de juegos, siendo el primer aborígen nativo australiano en jugar una final de la NBA y en ganarla.
Su entrada en los esquemas de Gregg Popovich fue lenta, debido a problemas de peso. «Tenía el culo un poco gordo«, señalaba su entrenador, el mismo que ahora se rinde ante el base, que llegó a la disciplina de los Spurs en 2011, después de haber jugado dos años en Portland, equipo que le eligió en el verano de 2009, en segunda ronda, con el pick número 55, y que no le hizo debutar hasta enero de 2010, jugando ese año tan solo 10 partidos.
Ahora disfrutará otras tres temporadas más en el AT&T Center de la compañía de Duncan, Ginobili, Parker y Leonard, reciente MVP de las finales, y seguirá creciendo con Pops.
@cualmono13