Evan Turner, comodín de Stevens

Vuelve a sentirse importante en una franquicia
Fuente: www.si.com

Tras los buenos resultados cosechados en febrero, primer mes con balance ganador para Brad Stevens desde que tomara el mando del vestuario al comienzo de la temporada 13/14, en la capital del baloncesto de Massachusetts se respira de nuevo ilusión. Los aficionados disfrutan con las entradas a canasta de videojuego que ejecuta Isaiah Thomas y vibran con las acciones defensivas de Crowder. Pero en estas últimas semanas también se ha hablado mucho sobre un jugador, provocando una división de opiniones entre los fans de los Celtics. Se trata de Evan Turner.

El jugador, nacido en Chicago, firmó con Boston el pasado verano tras no haber encajado en el proyecto de los Indiana Pacers. Llegó a la franquicia mediante un traspaso con los 76ers, con un decadente Danny Granger como moneda de cambio. Dicho movimiento generó gran expectación en la liga y fue la operación más llamativa del famoso NBA trade deadline – últimas horas para el cierre de traspasos-. Y es que, con la llegada de Turner a Indiana, Frank Vogel contaba con una de las plantillas más amplias y equilibradas de toda la liga. Pero las cosas no salieron como se esperaba: al borde de la eliminación en primera ronda de Playoffs, problemas de vestuario con Lance Stephenson y el propio Evan Turner como protagonistas… En definitiva, el final de temporada del conjunto presidido por Larry Bird fue una gran decepción.

Echemos la mirada atrás. 25 de junio de 2010, Madison Square Garden, Nueva York. Evan Turner, formado en la Universidad de Ohio State (de la que dos años más tardes también saldría Jared Sullinger), fue seleccionado en el número 2 del Draft. Este hecho ha ido martirizando poco a poco al actual dorsal 11 de los Celtics a lo largo de su carrera. Evan Turner fue nombrado mejor jugador de la NCAA en la temporada 2009-10, aunque el Draft de ese año tenía nombre y apellido: John Wall. Pero el base de los Wizards no es el motivo de los dolores de cabeza de Turner, sino los grandes jugadores que fueron elegidos tras él aquella noche. Jugadores que, al igual que él, tardaron en adaptarse a la liga más exigente del mundo, pero que finalmente explotaron. Y con ello, llega la firma de grandes contratos. Estoy hablando de tipos como DeMarcus Cousins, Paul George, Eric Bledsoe, Gordon Hayward (al que entrenó Brad Stevens en Butler) o el anteriormente nombrado Lance Stephenson. A excepción de éste último, todos ellos son jugadores franquicia en sus respectivos equipos. Turner, en cambio, vio en la temporada en la que disputó los 82 partidos como titular cómo su compañero Jrue Holiday se convertía en el Sixer más joven de la historia en disputar un All-Star Game. Por cierto, en aquel Draft también fue seleccionado uno de los mejores defensores de perímetro de la liga, bien conocido en el TD Garden: Avery Bradley.

Volviendo a la actualidad, veamos qué ocurre en la atmósfera que rodea  a Evan Turner. Hay razones de bastante peso por los que un sector de los seguidores de los Celtics no ven a Evan Turner como una pieza clave en el actual proyecto de Danny Ainge. Pero también hay motivos para apoyar el importante papel que está desempeñando el jugador en la presente campaña. Por eso, voy a comentar punto a punto los aspectos más importantes para contemplar hacia qué lado se vuelca la balanza.

Comenzaré con lo negativo, por lo que ya podéis entrever mi postura. El siguiente dato es demoledor: por cada 100 posesiones con Turner en pista, Boston es superado por su rival por 5 puntos, mientras que superan al adversario por 1.6 puntos estando éste en el banquillo. También hay que destacar que estamos hablando de un jugador con 26 años y 6 temporadas de experiencia en la liga, lo que da a entender que es difícil que su juego vaya a progresar mucho más. En este curso está promediando 8.7 puntos por partido, 5 rebotes y 4.9 asistencias en 26.6 minutos; lejos de sus mejores noches en Philadelphia donde en la temporada de su traspaso llegó a tener unas marcas de 17.4 puntos, 6 rebotes y 3.7 asistencias en 34.9 minutos de juego. Además, jugando bastante menos que entonces, pierde casi los mismos balones (2.4 en Boston por 2.9 en Philly). Esto son «solo» cifras, pero si analizamos lo que su juego conlleva, hay más. Evan Turner puede hacer prácticamente de todo en la cancha, pero no es un especialista en ninguna faceta en concreto. Quizás, lo más llamativo sea su eficaz lanzamiento de media distancia tras penetración, que muchas veces desencadena a una pérdida con contraataque fácil del rival. Para realizar esto, necesita tener el balón en sus manos muchos segundos de la posesión. Pero Turner comparte vestuario con un prometedor base, Marcus Smart, que está experimentando una temporada de menos a más (Rookie del mes de febrero en la Conferencia Este), pero que aún seguimos esperando que tome más decisiones en la organización de los suyos, por lo que necesita balón. Si a esto sumamos la llegada de Isaiah Thomas, fundamental en el actual momento del equipo, la función de Evan puede quedar más aún en incógnita. Por último, y no menos importante, la mayoría de los minutos que está disputando lo está haciendo en la posición de small forward, sufriendo en defensa contra rivales que son tan o más altos y fuertes que él.

He listado muchas cosas negativas. Sí. Pero ahora me toca argumentar lo positivo. Si hay una palabra que describe a Evan Turner, esa es versatilidad. Brad Stevens está encantado con él. No todos los head coaches de la liga pueden presumir de contar con un jugador de 2 metros de estatura capaz de subir la pelota con gran seguridad del balón; penetrar a canasta para anotar en bandeja, tiro de media distancia o doblar el balón con facilidad a un jugador mejor posicionado; defender a aleros; ayudar en el rebote… Parece que el joven entrenador de los Celtics está recuperando la mejor versión de Turner. Claro reflejo de todo esto es su actuación el pasado 25 de febrero frente a los Knicks, donde consiguió su primer triple-doble como profesional. Otro motivo vital por el que Turner es hoy una pieza clave en estos Celtics es su buen hacer tras la marcha de Rajon Rondo, realizando partidos meritorios tras la marcha de éste.

Para terminar, he dejado lo mejor. Y es algo fundamental en toda reconstrucción de un equipo NBA: el dinero. Turner firmó dos temporadas por 6.7 millones, lo cual es una auténtica ganga. Y además coquetea con la bocina, habiendo encestado el tiro ganador hasta dos veces esta temporada.

Una verdad universal del baloncesto es que todos llevamos un entrenador dentro. Yo lo querría en mi equipo.

 

 

 

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