Llegó el mes de Diciembre, Brad Stevens ya sabe lo que quiere

Miami puede ser el 'inicio' de la temporada
Foto: Bradjward (CC)

Desde que montásemos el Despacho de Auerbach hace un año y medio ha habido 5 cosas que he disfrutado todos y cada uno de los días que he estado involucrado en el proyecto. A saber:

  1. Intercambiar opiniones a través twitter y los comentarios de las entradas.
  2. Escribir largos análisis sobre baloncesto en los que hablar sobre cualquier otra cosa.
  3. Leer las narraciones de Andrés Villar de los partidos de los Boston Celtics.
  4. Grabar un podcast que nos avergüenza como seres humanos.
  5. Llevar la contraria a Álvaro Méndez.

De esta manera, si el pasado domingo Álvaro se hacía eco de las declaraciones de Jae Crowder sobre lo perdidos que se encontraban algunos jugadores de los Boston Celtics durante los partidos por no saber cuándo ni cuánto iban a jugar, imaginad mi cara de felicidad el pasado lunes cuando Brad Stevens realizó una rotación mucho más estable que invalidaba lo expuesto en su artículo. Por supuesto, él dirá que todo ocurrió gracias a su análisis, que Stevens leyó su escala Sexy-Loca (lo de poner referencias a HIMYM es una cosa por la que aún no me paga regalías, aunque debería empezar a hacerlo) y que esto le hizo pensar que podía seguir como hasta ahora. Cosas de abogados.

Sea como fuere, la cuestión es que el pasado lunes pudimos ver una rotación en el equipo de la BeanTown muy distinta de la puesta sobre la cancha durante los 17 partidos que llevábamos de competición. Hasta el encuentro contra los Heat, los Celtics solían emplear los doce jugadores convocados para el partido, teniendo más de 4 minutos en cancha todos ellos y sin que más de 3 jugasen por encima de los 26 minutos. La idea era clara, siempre tenía que haber piernas frescas en pista para que la intensidad constante castigase física y mentalmente al rival.

Parecía lo ideal para un plantel sin mucha diferencia de calidad entre un grupo de jugadores por otra parte muy numeroso. Pero lo que estaba ocurriendo era que el equipo sufría de una bipolaridad que le hacía ganar arrasando unos días y perder de manera estrepitosa otros. Esto último pasaba generalmente (el partido de Brooklyn no cuenta) contra aquellos equipos que sí que tienen una estrella a la que dar el balón para que reviente la puerta cuando el equipo contrario te cierra todas las ventanas. Contra Boston, los LaMarcus Aldridge, Paul George, Al Horford y Dirk Nowitzki de la vida aprovecharon los momentos en que eran defendidos por los buenos-pero-no-tanto para darse una fiesta sin invitados y romper los encuentros.

Y el lunes llegaba Dwyane Wade.

Sabemos que él nos odia, sabemos que nosotros le odiamos y, sobre todo, sabemos que Andrés le odia. Puede estar en mitad de uno de esos periodos de dos semanas de vacaciones que se toma siempre después del All-Star o realizando una mala temporada, pero es jugar contra los Celtics y el escolta lo mismo le hace una falta a Rondo que le deja el hombro más feo que la mecánica de tiro de Marcus Thonton, que lesiona a Thomas cuando el equipo asoma la cabeza por playoffs en plena reconstrucción, o anota 30 puntos por primera vez en toda la temporada.

Ante todo esto, Brad Stevens, que seguramente había tomado buena nota de las declaraciones de Jae Crowder e Isaiah Thomas, por supuesto que había analizado este problema y, presumiblemente, no ha leído un artículo de el Despacho en su vida, decidió que ya era hora de establecer una rotación de las de toda la vida, 9/1o jugadores y titulares por encima de los 30 minutos. Haciendo esto por primera vez en lo que va de curso (seis jugadores jugaron más de media hora), los réditos llegaron casi de manera inmediata: la alineación titular apenas varió durante el último cuarto, por lo que cada jugador clave rival estaba siempre emparejado con el mejor defensor posible, Whiteside llegó cargado de faltas tras haber tenido a Sullinger encima (no literalmente, por fortuna para el pivot de 2.13 metros) todo el encuentro, y en la ‘hora de las tortas’ el equipo respondió en ambos lados de la cancha, con sangrantes robos y tapones, además de que jugadores como Avery Bradley, Evan Turner y Jared Sullinger asumieron y anotaron los tiros que tienen que realizar los jugadores importantes.

En los tres años de carrera de Brad Stevens como entrenador NBA se ha comprobado que le gusta experimentar todo lo posible hasta el mes de Diciembre. Así ha ocurrido las dos pasadas temporadas, donde necesitó 20 cada año para convencerse de que poner a Sullinger y Olynyk como titulares es como poner al ejercito como defensor de los valores democráticos de la nación. Este 2015/16, el mes de Diciembre ha comenzado con el primer planteamiento de una rotación más corta y estable. Y ha funcionado bastante bien.

Ahora, ya sabemos la carencia que tiene el entrenador de Indiana en cambiar las cosas que funcionan y a experimentar una vez comienza el año nuevo: poca. Pero muchísima más de la que tendrá a partir del All-Star.

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