En la pasada madrugada, los San Antonio Spurs llegaban al Oracle Arena por segunda vez en el año, con el objetivo de conseguir que los Warriors encadenaran su segunda derrota seguida por primera vez en la temporada, cargados con todas las armas a su disposición, ya que Popovich no quiso regalar el partido antes de jugarlo. Por esa razón, con todas las estrellas, el partido daría mucho más juego en una de las últimas noches de regular season.
En el primer cuarto, se vio un inicio complicado de ambos equipos, ya que tuvieron muchísimas dificultades para anotar. A pesar de que el juego favorecía inicialmente a los de Popovich, su poca eficiencia en ataque y protegiendo el balón bajo el aro hizo que no se pudieran despegar de sus rivales en el marcador. Sin embargo, una dislocación del dedo meñique de LaMarcus Aldridge provocó un bajón en los visitantes, que hizo que los Warriors pudieran acabar el primer cuarto ganando 20-15.
En el segundo parcial, los locales hicieron aún más efectiva su condición de líderes de todas las clasificaciones, despejando cualquier duda de si los San Antonio Spurs eran más merecedores de ese puesto. Tal fue la motivación de Golden State que en el primer minuto de juego ya habían aumentado la ventaja hasta el 25-15, pero sin duda estos números no acabaron por saciar al equipo de Steve Kerr, que hasta el descanso dio mucho juego en el aspecto ofensivo, manteniendo una decente pero no impresionante actuación en defensa. Por ello, el 52-40 con el que el partido se marchó al descanso suscitaba cierta tranquilidad.
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A la vuelta del descanso, poco se tardó en apreciar que las palabras de Popovich cayeron en balde, ya que sus pupilos poco tardaron en sucumbir a unos dominantes Warriors, que si bien les endosaban el triple en una jugada, en la siguiente robaban el balón y anotaban fácilmente. De esta forma, los rocosos Spurs no fueron problema alguno para Stephen Curry y la banda, con un más que destacable Harrison Barnes, que tuvo una gran efectividad en ataque, en especial desde la línea de tres puntos. Al término del cuarto, 87-69 a favor de los dubs.
En el cuarto final, el juego fue un simple reflejo de los Warriors dominando a un rival cualquiera una noche cualquiera en el Oracle. Los intimidantes Spurs del AT&T Center que hace pocas fechas redujeron a los Warriors, estuvieron totalmente desaparecidos en la pista, sin rumbo alguno, expectantes a que acabara el mal rato. Es cierto que hasta los últimos minutos no estuvieron muy lejos en el marcador, pero las sensaciones no incitaban a la remontada, como si pasó con los Timberwolves. De esta forma, el partido acabó cuando Kerr sentó a los titulares, sentenciándose el definitivo 112-101 un minuto después para los Warriors, siendo de esta forma el segundo equipo de la historia en llegar a las 70 victorias en temporada regular.
Entre los jugadores más destacados, es menester nombrar, obviando la gran actuación de Stephen Curry, a Harrison Barnes, cuyo partido ha sido excepcional y ha demostrado una vez más porqué es el titular, con 21 puntos anotados. Por parte de los Spurs, como viene siendo habitual, tuvo un gran partido Kawhi Leonard, con 23 puntos.
El próximo partido de ambos equipos se disputará el fin de semana; los San Antonio Spurs visitarán a los Nuggets en la noche del viernes, mientras que los Golden State Warriors jugarán en el Fedex Forum contra los Grizzlies.