Diez victorias y ocho derrotas. Ese es el balance con el que OKC Thunder acaba este primer mes de competición. Una montaña rusa de la que, a veces, dan ganas de bajarse. Busco la palabra exacta para definir al equipo y su estilo en esta primera toma de contacto. – ¿Para definir al qué? – Sí, he dicho equipo, porque ya va tomando forma de serlo. Obviamente, la franquicia es muy diferente a la que casi llega a las Finales de la NBA 2016, y todos sabíamos que no iba a ser cosa de un día que empezaran a funcionar como una máquina bien engrasada.
Me surge una duda a la hora de buscar una palabra concreta para intentar definir este primer mes de competición. La palabra que busco sería “mediogüedad” o “ambicridad”. No existen en el diccionario, pero algún lince ya se habrá dado cuenta de que son una mezcla entre los términos mediocridad y ambigüedad. Las dos palabras, aplicadas a la franquicia, nos llevan a este estado de duda sobre el juego del equipo y la continuidad del proyecto, pero de maneras muy distintas.
Si usamos la palabra “mediocridad”, quiere decir que el equipo va a estar peleando por entrar en PlayOffs en la dura competencia de la Conferencia Oeste, y que, aunque entre, esta temporada será una más de las que caen en el olvido, con un jugador que pudo haber sido MVP, una plantilla que pudo ser buena, un entrenador que pudo haber mejorado y una directiva que pudo haber buscado algún refuerzo de calidad.
En cambio, si usamos ambigüedad, cuadra más con la trayectoria de la franquicia hasta ahora. El equipo empezó 6-1, luego bajó hasta el 6-5, de nuevo arriba con el 8-5, llegaron las dudas con el 8-8 y el 10-8 se ha vuelto a instalar en la clasificación. La estadística nos dice que toca perder un par de partidos ahora, ¿o no? Cuando hablo de ambigüedad, me refiero a un equipo que ha demostrado que es capaz de lo mejor y lo peor dentro de una serie de partidos o incluso dentro del mismo encuentro, y muchas veces, da igual el rival al que se enfrente, de verdad que es imposible predecir el resultado de un partido de OKC Thunder. Partiendo de esa base, se trata de intentar explotar y mostrar las cosas buenas la mayor parte del tiempo para no instalarse en la mediocridad de la que antes hemos hablado.
Los días buenos, como pudieron ser la victoria ante Los Angeles Clippers o la última ante Detroit, han estado basadas en una defensa feroz, al menos durante varios tramos del partido, y un ataque fluido, sin muchos lanzamientos exteriores y potencia física, con Russell Westbrook al mando, jugando como un base clásico, sin tomar demasiados riesgos. En esos días, suele haber contribución de Oladipo o Adams y alguien en el banquillo suele sobresalir, principalmente Enes Kanter.
En otros partidos de OKC Thunder que han acabado en derrota, como el back-to-back californiano que acabó con sendas derrotas ante Los Angeles Lakers y Sacramento Kings, dos partidos que se deberían haber ganado por el nivel de ambos equipos, OKC parece una especie de banda desorganizada sin orden ni concierto en ataque y en defensa, y con un Donovan errático y sin capacidad de reacción.
Hemos visto una tónica general en las últimas derrotas contra Indiana Pacers, Orlando Magic o Los Angeles Clippers, y es que OKC Thunder se duerme con la primera actuación en pista de la segunda unidad y ya se van al descanso perdiendo. En el tercer cuarto, y sobre todo en el último, Russell Westbrook tira del carro y se juega muchos tiros, y si tiene un día acertado, nos deja alguna remontada o casi-remontada bastante épica, pero dejar los deberes para el final conlleva que no siempre te dé tiempo a acabarlos, y algunos de estos partidos no se pueden ganar, ya que hay que jugar concentrados los 48 minutos del partido, y no sólo depender de arreones de una superestrella que no tienen por qué funcionar.
Para que el equipo carbure todos los días, el partido de Detroit debería ser un gran ejemplo a tomar en cuenta. Un comienzo fuerte en defensa que te da una ventaja que puedes gestionar a lo largo de todo el partido, saber subsanar los momentos de bajón puntuales que hay en todos los encuentros del año, aprovechar los momentos de superioridad frente al rival para minar su moral y saber cerrar los partidos en los cuáles se va ganando, igual que se ha demostrado que se pueden remontar los que se van perdiendo.
La base de OKC Thunder está clara: tenemos a uno de los mejores jugadores de toda la liga, capaz de hacerse un triple-doble cada noche. Tenemos jugadores con mucho potencial en ambos lados de la cancha, tenemos gente que, aunque sea joven, puede aprender de los veteranos y aprovechar su físico para compensar la falta de experiencia, un entrenador que busca nuevas formas de mejorar al equipo y un General Manager que busca constantemente a un alero de perfil anotador para cerrar la plantilla, un movimiento que podría cambiar muchas cosas para bien. Aprovechemos todas estas cosas positivas de la ambigüedad en forma de montaña rusa en la que está instalada el equipo y dejemos la mediocridad para los cobardes.
Muy buen artículo; efectivamente ahora mismo los Thunder están un poco en tierra de nadie, más bien decepcionando tras la gran temporada del año pasado. Pese a la salida de KD me esperaba algo más, sobre todo por parte de los interiores. Aún es muy pronto y con RW no hay límites…