Dennis Schroder, de skater a estrella en la NBA

Su vida cambió completamente tras la muerte de su padre
Dennis Schroder, de skater a estrella en la NBA
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Dennis Schroder ha recorrido un largo camino. Keith Allison (CC)

La historia de Dennis Schroder es una de esas que se suelen plasmar en la gran pantalla, una de esas de las que te habla tu entrenador en el vestuario para que salgas a comerte el mundo cuando empiece el partido.

La vida de Schroder cambió completamente cuando su padre falleció, con el que tenía una gran relación, y era su máximo apoyo en el terreno baloncestístico, era el que siempre le apoyaba y le iba a ver a los partidos, el que le animaba a seguir jugando. Una semana antes de morir mantuvieron una conversación en la que su padre le dijo que le haría mucha ilusión que se convirtiera en jugador profesional. Estas palabras marcarían a Schroder.

»Todo el mundo se me quedaba mirando. Yo estaba como: ‘Sí, esto es lo que es»’.

Desde muy joven, Dennis Schroder era un chico que no se dejaba llevar por la opinión del resto, de padre alemán y madre gambiana, sus padres se conocieron en Gambia, cuando su padre fue a trabajar allí. En Gambia nacerían los dos hermanos mayores de Dennis: Awa (hermana) y Che (hermano). Su padre, Axel Schroder, convencería a Fatou (su madre) para mudarse a Braunschweig donde tendrían a Dennis.

Debido a sus orígenes, los tres hermanos sufrieron rechazo por algunos de sus compañeros en Alemania. Dennis tendría la ventaja de nacer con el alemán como lengua paterna, pero sus dos hermanos mayores tuvieron que aprenderlo por el camino, por lo que el rechazo fue mayor.

»Los niños hacían bromas. Aprendes el idioma. Aprendes a protegerte a ti mismo. Iba mejorando pero no mucho. Aprendes a vivir con ello» – comentaba Awa.

Dennis también recuerda estar marginado sobre todo por su color de piel, ya que solo habían dos niños de raza negra de entre los 800 en su colegio cuando era pequeño, lo que hacía que los demás murmurasen y comentasen sobre ellos.

»Tenía un amigo, Fabian se llamaba -comenta Dennis- éramos muy cercanos. Todavía hablamos, fuimos juntos 18 años a la escuela. Cuando estábamos juntos la gente decía: ‘Mírale, es negro. Tiene suciedad en todo su cuerpo.’ Cosas como esas. Cuando empecé a jugar al baloncesto, no decían nada, yo sabía que seguían creyendo eso de la gente negra, que creían que yo era distinto de ellos. Así que solamente lo acepté y pasé».

Su madre, Fatou, les enseñó desde pequeños que su raza no era un problema para triunfar, y cada cosa que se propusieran la podían conseguir. Sobre todo animaba a Dennis. El 100 por cien no era suficiente, tenías que dar más siempre. Esta frase que le repetía Fatou, Dennis la grabó en su mente, y así se forjó sus ganas de superar cada obstáculo que se interponía en su camino.

»Hazlo, para que la gente te reconozca por ello»- le repetía Fatou.

Estas ganas de superarse se veían cuando hacía skate, siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, que también solía practicar. Cuando Dennis veía a Che realizar algún truco él iba inmediatamente a intentarlo. En el skatepark había un hueco muy alto que nadie de su edad intentaba, porque era para gente más mayor, pero Dennis no se echaba atrás ante los retos, y lo intentaba cada vez que iba. Esta situación pasaba con todos los obstáculos que parecían ser difíciles, Schroder lo intentaba con todo lo que podía.

Schroder superó muchas dificultades en su vida. (CC AleXXw)

Esta afición de skater la mantiene hoy en día, cuenta que a veces coge su skate que lleva en el coche y se pone a patinar por Atlanta. Pero cuando Che se rompió un brazo, Fatou animó a Dennis a centrarse en el baloncesto, que era más seguro.

Con 14 años consiguió formar parte de un equipo de 39 jóvenes alemanes invitados a entrenar con la selección alemana. Pese a esto, el entrenador del equipo de primera división del Braunschweig no estaba impresionado con él, incluso le decía que no iba a llegar a nada, que no valía para el baloncesto.

»Me decía, ‘Dennis, no lo vas a lograr.’ No me habló nada durante el tiempo de entrenamiento, y al final me decía cosas como, ‘No tienes futuro en el baloncesto. No en una liga como Alemania.’ Esa es otra razón por la que trabajé tan duro. No puedes decirle eso a nadie».

Una vez se le estropeó el router a Fatou, y Axel, que solía ayudar con esos temas, no apareció, lo que sorprendió a Dennis. Cuando fue al instituto, le comunicaron la noticia, Axel Schroder había fallecido en su casa, Dennis tenía 16 años. Este suceso fue muy importante para que Schroder se centrara en el baloncesto.

Axel Schroder siempre iba a sus partidos y era el que más ánimos le daba. Cuando se le comunicó la noticia de la muerte a Dennis, después del impacto inicial, se puso a trabajar para mejorar como nunca antes había hecho y conseguir que el sueño que tenía su padre se cumpliese.

Un amigo suyo conseguiría que tuviese otra oportunidad en Braunschweig, tuvo que estar defendiendo 30 veces seguidas, pero pese a derramar hasta lágrimas, se mantuvo firme, y consiguió incorporarse al equipo.

Su día a día cambió desde esa desgracia. Dejó de estar todo el día en el skatepark y se centró en el baloncesto. Schroder salía del la escuela a las 15:45 , tenía que correr para coger un bus y llegar antes de las 17:00, hora a la que empezaba un entrenamiento de dos horas. Después trabajaría con otro equipo hasta las 21:00, para finalmente disputar partidos desde las 22 hasta las 23:30. Llegaba a su casa a la 01:00 y directo a la cama, para repetir este proceso todos los días.

La primera vez que un ojeador de un equipo de la NBA fue a verle jugar se sorprendió mucho, y otros scouters seguirían llegando en los próximos meses. Su posición en el draft iría ascendiendo desde la segunda ronda hasta el puesto 17º de la primera. Dennis Schroder no se lo podía creer, por fin podía conseguir lo que su padre soñaba.

Schroder encontró recompensa en el trabajo duro. Keith Allison (CC)

Estados Unidos era el lugar ideal para Schroder, tanto su forma de vestir como de ser no eran típicas de un jugador alemán. Schroder no era un europeo clásico, cuando llegaba la fase final del partido se crecía, sobre todo por su casi obsesión de querer superar a sus rivales.

»Mi hermano me lo decía todos los días. ‘Eres especial. No hay mucha gente en Alemania que piense como tú haces’ – dice Dennis – Ellos no dicen, ‘Voy a ganar a este tío. Voy a pasarle por encima’ La gente no está acostumbrada a ello. Te llaman arrogante. Yo estaba como: ‘No soy arrogante.’ Todo el mundo que me conoce desde el día uno sabe que no he cambiado en nada«.

Cuando llegó a la NBA sus minutos estaban reducidos, algo que le molestaba mucho porque quería demostrar lo que valía.

»Estaba como: ‘Quiero salir ahí fuera’; Estaba como loco, estaba intentando salir a la pista. Tío, estoy haciendo de todo para jugar. Pero todo el mundo me decía que fuese paciente, Paul (Millsap) era uno de ellos».

La importancia de Millsap en el equipo, y también con los jóvenes, la pudo comprobar Schroder desde su primer día en Atlanta.

»Es un gran salto ser un base titular. Para ser honesto, no sé qué habría hecho si no tuviese a Paul. Él es impresionante tanto dentro como fuera de la pista. Aunque tenga una mala noche, ayuda a sus compañeros siendo positivo. Eso es algo que aprendí de él».

La confianza en sí mismo que ha tenido durante toda su vida fue la misma que tuvo Atlanta para traspasar a Jeff Teague, base titular del equipo por un rookie, Taurean Prince. A la vez que realizaban este traspaso, los Hawks renovaban a Dennis Schroder con un contrato de 70 millones de dólares por cuatro años. Así convertirían inmediatamente a Schroder en uno de los líderes del vestuario.

Pese a todo lo que ha cambiado en su vida desde que era un chaval que se pasaba todo el día con su tabla en el skatepark, intentando un truco cada vez más difícil, hasta convertirse en una estrella de la NBA, Dennis Schroder no olvida lo que le llevó a estar donde está hoy en día. Cuando se le pregunta por la nota en la que Axel le decía que se dedicase al baloncesto, él se señala el corazón y dice: »Aquí la tengo».

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Comentarios (2)
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  • Roller

    Articulón. Qué grande Schröder, recuerdo los Playoffs pasados que tuvo grandes actuaciones y dije es mucho mejor que Teague debería ser el titular, y este año se ha cumplido todo, parece que tras el paso de la temporada va dejando de estar tan preocupado por ser el base titular y ha hecho grandes partidos. Un crack!

    • Antón Arenas

      Muchas gracias! Parece que tenías razón jajaja, a mí me dieron unas ganas impresionantes de comprarme su camiseta mientras escribía el artículo