Cuando se celebró el draft de 2010, el de Gordon Hayward, el número 1 fue John Wall y el número 3 nuestro Derrick Favors. Pero lo que nos interesa es el pick que tenía Utah Jazz, el número 9 era para la franquicia mormona y en ese puesto 9 el elegido fue Gordon Hayward (Traspasado previamente por New York Knicks ese pick y via Phoenix Suns). Este draft para los Jazz era muy importante ya que se enfrentaban al último año de Deron Williams, que era la estrella de la franquicia, y Andrei Kirilenko estaba ya dando sus últimos coletazos y lejos de su mejor nivel, es cierto que por el horizonte empezaba a asomar un prometedor Paul Millsap, pero quizá faltaba un líder de juego y se pusieron muchas esperanzas en este draft y quizá por eso se apostó por el joven alero de la universidad de Butler y que pudiera tener un gran futuro en Utah y en la NBA.
El primer año de Hayward fue bastante discreto, aunque siendo un rookie más o menos se le podía perdonar. En su primer año promedió en 16 minutos por partido unos discretos 5,4 puntos por partido, 1,1 asistencias y 1,9 rebotes por partido y solo fue titular en 17 partidos. Kirilenko aún era titular en su puesto, pero a Hayward se le veía como su sustituto.
En su segundo año Gordon Hayward seguía siendo un chaval tímido y delgadito (quizá demasiado para la exigente NBA), pero ya empezó a coger galones de líder y ya fue titular en 58 de los 66 partidos que jugó. Sus números también mejoraron algo (11,4 puntos por partido, 3,1 asistencias por partido, 3,5 rebotes por partido) pero todavía lejos del nivel de gran jugador que se le presuponía.
En su tercera temporada, tuvo muchos problemas ya que de los 72 partidos que jugó, solo 27 lo hizo desde el inicio, aunque sí que participaba mucho en las rotaciones y jugaba 29 minutos de media por partido, y sus números más o menos eran similares a las de la anterior temporada (14,1 puntos por partido, 3 asistencias por partido, 3,1 rebotes), seguía habiendo confianza en él.
En la temporada 2013/2014 para Utah Jazz empezaba una nueva era, atrás quedaban los años dorados, las casi siempre presencias en la post temporada, y empezaba la regeneración, esa temporada a nivel colectivo fue horrenda para los Jazz, últimos del Oeste con solo 25 victorias y claro objetivo de tankear para el draft. Lo único positivo esa temporada, la verdadera irrupción de nuestro protagonista, Gordon Hayward, que por fin se había convertido en un líder y el jugador sobre el que basar la renovación futura. Esa temporada era titular indiscutible en los 77 partidos que jugó y en los 36,4 minutos de media que jugaba promediando 16,2 puntos por partido, 5,2 asistencias y 5,1 rebotes por partido.
Qué decir que a partir de esa temporada la NBA empezó a respetar a este tímido chaval de Indiana y a tomarlo como una futura superestrella, ya que solo contaba con 23 años.
Si la temporada anterior se convirtió en el jugador franquicia, al comienzo de la 2014/2015 aún más tras la millonaria renovación que tuvo (15 millones por temporada) y aparte en anteriores temporadas se le veía flacucho, pues esta apareció con un cambio radical, mucho más fuerte y hecho más hombre (nuestro Hayward ya no era un niño), y una temporada que parecía de transición casi termina con los Jazz en Playoffs, tras ser el mejor equipo de la NBA tras el All Star. Y con Hayward promediando en 76 partidos 19,3 puntos, 4,1 asistencias y 4,9 rebotes en 34,4 minutos de juego.
La temporada 2015/2016 era clave para los Jazz, ya que era el primero en varios años que podían regresar a post temporada (al final no se consiguió, quedaron 9 los Jazz), pero a diferencia de otras temporadas Gordon Hayward no estaba tan solo, a su lado tenía ya a Rudy Gobert (el otro jugador franquicia) o a Derrick Favors o Rodney Hood, pero era un preámbulo de lo que el futuro le depararía. Esta temporada promedió en 80 partidos (su máximo) 19,7 puntos, 3,7 asistencias y 5 rebotes por partido en 36,2 minutos de media.
Y llegamos a la actual temporada la última del millonario contrato firmado en 2014 y que esperemos que aunque quede libre, renueve por aún más millonada, aunque cuidado con los Boston Celtics y su entrenador Brad Stevens, que andan detrás, pero esperemos que decida quedarse en Utah. Esta temporada 2016/2017 es sin ningún lugar a dudas (por el momento), su mejor temporada en la NBA, seguramente jugará los Playoffs por segunda vez en su historia y por primera vez como referente del equipo. En febrero de 2017 jugó merecidamente el partido de las estrellas de la NBA (17 minutos y 8 puntos) y tiene opciones de meterse en algún quinteto ideal de la temporada, y por el momento tiene estas cifras, 22 puntos por partido, 3,5 asistencias y 5,5 rebotes por partido.
Y desde la redacción de SomosBasket y SLCBlues :Utah Jazz, desearte feliz cumpleaños y que cumplas muchos más como jugador de los Jazz.
Gran artículo Jacobo!!!!!
Buen artículo, esperemos que se quede
Esperemos que se quede! Muy buen repaso de su evolución en Utah