La Mesa Redonda: ¿Es un error celebrar el All-Star de este año?
La NBA anuncia su sede en Atlanta para el mes de marzo
Con la intención de recuperar un viso de normalidad, la NBA decidió ir en contra de lo que prometieron al inicio de la temporada y planificar un fin de semana de las estrellas en Atlanta que comenzaría el próximo 5 de marzo. Tras una serie de negociaciones con la Asociación de Jugadores, establecieron que sí o sí se iba a disputar el partido del domingo 7 a la espera de negociar la posibilidad de introducir los concursos y el partido de novatos.
Sin embargo, esta idea no ha sentado bien a muchos de los jugadores que participarían en el evento, que lo ven como una irresponsabilidad así como una oportunidad perdida para recuperar descanso entre dos temporadas que se han solapado irremediablemente a causa de la COVID-19. .Ponemos a debate si es necesario que se lleve a cabo este evento después de toda la polémica que ha surgido no sólo en Estados Unidos, sino en el mundo del baloncesto en general.
El peor All-Star del que nos acordaremos (por Adrián Senés)
Este All-Star será el peor que se recuerde, pero de largo. Lejos de que en los últimos años ya está convirtiéndose en un acontecimiento de poco interés, debido principalmente a la poca competitividad que existe entre las estrellas de la liga, el All-Star debe ser una fiesta… y este año, es una fiesta que nadie está por la labor de celebrar.
Y es que la liga se va a llevar un duro varapalo este próximo 7 de marzo, pues los jugadores, simple y llanamente, no lo quieren jugar. Si ya ellos contaban con que el All-Star no iba a disputarse, fin de semana que tenían marcado en el calendario como un merecido descanso a la carga de partidos sin tiempo de recuperación que han tenido estas dos temporadas, va a suponer un desenlace mucho más desastroso teniendo en cuenta que tendrán que mentalizarse para jugarlo. Muchos de ellos, sin demasiadas ganas de hacerlo, como es el caso de LeBron James, que ya ha declarado públicamente su negativa a disputarlo.
La burbuja ya supuso para los jugadores un tramo psicológicamente complicado, pues no dejan de ser personas. Es decir; no dejan de tener familia y no dejan de temer por su salud. La temporada es muy exigente, el calendario está este año muy comprimido, pero serán ellos los que acaben pagando el desajuste económico generado por la pandemia en la NBA. Va a ser un All-Star para figurar.
No tiene sentido (por Javier Expósito)
Yo soy de los que están de acuerdo con LeBron James y De’Aaron Fox, y aunque pagaría cantidades indecentes de dinero por saber la opinión de Jaylen Brown, voy a optar por la coherencia (y por el ahorro); el All-Star Game de este año no debería celebrarse.
De hecho, estaba bastante contento con la posición de la liga en los últimos meses acerca de ello, me parecía un movimiento bastante inteligente teniendo en cuenta que era innecesario, en una temporada de “lockout” y, por tanto, con los tiempos acortados para prácticamente todo, someter a los jugadores a más carga deportiva y sanitaria. Porque no hay que olvidarse de que son los jugadores los que más expuestos están a un posible contagio, pues salen cada noche a mantener contacto directo con otras nueve personas, observados por alrededor de trescientas personas en el recinto que sí llevan mascarilla y tienen la oportunidad de mantener distancia con demás gente. Es innecesario, es innecesario mantener un evento que, bajo mínimos, no va a generar la misma cantidad de ingresos que generaría en condiciones normales sólo por mantener todos los beneficios del mismo. Si este es el principal motivo de su disputa, claro, aunque he de ejercitar algo más el pensamiento para encontrar otro motivo que no sea el económico. Someter a dicha carga a los jugadores no sólo va a desembocar en su hartazgo, sino también en su condición física de cara a final de año. Será un All-Star descolorido.
Como bien ha dicho LeBron, el cuerpo de los jugadores estará ahí, pero no sus cabezas. ¿Tiene sentido llevar adelante el evento, sin público y a contrarreloj, para un partido y concursos que tendrán uno de los impactos más bajos de la historia, arriesgando por el camino la salud de los jugadores y entrenadores? Mejor cada uno en su ciudad, respetando los protocolos y cogiendo la menor cantidad de aviones posible.
Todavía se puede rectificar (por Juan Pedro Belmonte)
La NBA consiguió reunir a sus 22 mejores equipos para terminar la temporada en la burbuja de Orlando, ya que aunque existía cierta reticencia por un grupo limitado de jugadores, la mayoría quería volver a la acción y terminar la temporada. De la misma manera, consiguieron llegar a un acuerdo con la Asociación de Jugadores para que la temporada se reanudara casi sin descanso para los que habían llegado más lejos en Playoffs, pero seguía habiendo 8 equipos que no participaron y que querían volver, así como las limitaciones económicas que iban a tener todos los jugadores en el caso de retrasar el curso hasta enero o febrero.
Esta vez, sus planes para que haya un All-Star Game en Atlanta el próximo 7 de marzo, parecen tener muchas trabas. La primera y la más evidente es la salud, pues nos encontramos en uno de los peores puntos de la pandemia en Estados Unidos, y reunir a los mejores jugadores de la liga, todos procedentes de diferentes mercados, en un mismo lugar, parece una idea suicida. Por otro lado, tenemos la indisposición de los jugadores, pues la mayoría se han manifestado en contra ya sea por salud o por reclamar ese descanso que se les prometió y están viendo cómo se les escapa de las manos.
Como en estos artículos lo que se busca es que demos nuestra opinión, voy a ser claro. No veo para nada lógico que la liga quiera continuar con este plan. Sí, la idea original de recaudar fondos para la lucha contra la COVID-19 así como para los centros de formación de personas negras está muy bien, pero no por ello parece una decisión tomada con la cabeza. La liga a perdido ya muchos millones, y por supuesto que quieren rascar todo lo posible en eventos como este, donde recibirían una una parte del pellizco económico por parte de Turner Sports, la cadena con los derechos de todos los All-Stars.
Reflexionando sobre está posibilidad, la liga estaría prácticamente pegándose un tiro en su propio pie, ya que si la reunión de todos estos jugadores en una misma ciudad provoca un contagio masivo, o el de algunos jugadores, se estaría retrasando el calendario que tanto querían planificar para la segunda vuelta y llegaríamos a un embotellamiento con un desenlace fatal: que algunos equipos no jueguen sus 72 partidos o lo hagan en un contexto totalmente desvirtualizado. Todavía están a tiempo de tirar marcha atrás, rectificar es de sabios.
Un riesgo innecesario (por David Sánchez)
LeBron James, Joel Embiid o De’Aaron Fox son algunas de las estrellas de la NBA que se han pronunciado en contra de la celebración del partido de las estrellas el próximo 7 de marzo de Atlanta. Teóricamente, entre los días 5 y 10 del tercer mes del año iba a haber un pequeño parón para que los jugadores pudieran disfrutar de un descanso de la frenética temporada que están viviendo y recargar energías para su sprint final.
Personalmente, no estoy en contra de la elección de los titulares y suplentes del All-Star pues, al final, todo es palmarés y ello quedará reflejado en el ocaso de sus carreras. Sin embargo, la idea de realizar un partido de las estrellas juntando a 24 jugadores de múltiples equipos de la liga con sus respectivos cuerpos técnicos, cámaras, iluminadores, periodistas y un largo etcétera de staff solo para disputar un partido que no es más que una pachanga simplemente me aterra. La NBA está a punto de cometer una irresponsabilidad de un tamaño desproporcionado que pone en riesgo la salud de las mayores estrellas del planeta basket e impiden que descansen de manera efectiva. Esta arriesgada decisión no deja de sorprenderme pues, hasta el momento, la liga de baloncesto americano siempre había priorizado el bienestar de sus jugadores.
Un conocido poeta sostenía que el dinero es un caballero poderoso. Para la NBA, los poderosos son los acuerdos televisivos y los más de 200 países de todo el globo que suelen cubrir el All-Star Game. Tanto es así que uno de los motivos de peso en la elección de Atlanta como sede es que Turner Sports, la empresa que tiene los derechos de televisión del All-Star Game, tiene su base de operaciones en esta ciudad. Esperemos que no tengamos que lamentar ningún brote de coronavirus durante este breve juego de las estrellas y que los jugadores más decisivos de la liga no lleguen excesivamente cansados a un final de temporada que, muy probablemente, se presentará agónico por la lucha tanto de las últimas plazas que dan acceso directo a Playoffs como de los cuatro puestos de Play-in.
Toquemos madera.