Lance Stephenson, «Nacido Preparado»

Analizamos su carrera profesional

Cuando acabó la noche del draft de 2010 hubo muchos que nos quedamos con cara de: «¿Qué cojones se supone que ha pasado?,¿Lance Stephenson ha caído hasta el pick 40? y ¿Cómo es posible que ese chico que llevaba llamando la atención desde los 14 años y copando portadas desde los 17, no hubiese llamado la atención de nadie en la NBA?» Pues precisamente por eso, por llevar media vida bajo los focos, con todo lo que esto conlleva, los dirigentes y GM de los equipos se mostraban recelosos de gastar un valioso pick en otra posible «estrellita» de la calle que no llegaría a nada más que a portadas de revistas poco relacionadas con el balonceso tras unos pocos años en la liga. Aquí intentaremos explicar el porqué de estos recelos. Por el principio.

Lance Stephenson Junior, originario de Brooklyn, nació el 5 de Septiembre de 1990. Desde que pudo botar y lanzar un balón se dedicó a jugar en la multitud de canchas de basket que hay repartidas a lo largo de la ciudad. Con tan solo 12 años ya era conocido en todas ellas y numerosos ojeadores se acercaban a verle jugar. Su fama crecía a cada partido que jugaba, a cada canasta que metía, con cada rival que dejaba atrás; pero con ella también crecía el carácter competitivo y egoísta que tanto temerían los GM años después.

El primer aviso saltó cuando el chico tenía 15 años. El verano anterior, incluso antes de haber empezado el instituto, ya había jugado torneos como la «Rucker Pro League» (en la mítica cancha neoyorquina) a los que asistían jugadores de la NBA ,y el chaval no había pasado precisamente desapercibido, pese a su corta edad. Su futuro en la étapa de «High School» parecía prometer grandes cosas, pero no empezó de la mejor manera posible. Tras haberse inscrito en el Bishop Loughlin Memorial, el bueno de Lance, solo asistió tres días a clase antes de abandonarlo.¿La razón? Tras haber disputado un torneo con el equipo del instituto, perderlo, y no ser nombrado MVP, decidió que aquello no era para él, que él quería ser la estrella del instituto de su barrio, del instituto más famoso de Coney Island, el Abraham Lincoln.

Quería ir al instituto retraado por Spike Lee y Ray Allen en «He got Game», quería ir al instituto donde habían jugado futuros NBA como Stephon Masbury o Sebastian Telfair. No solo quería eso, sino que quería hacerlo mejor que todos ellos y, de hecho, lo consiguió. En este instituto Lance Sephenson no solo lograría ser mejor que Stephon o Telfair, sino que tras tres campeonatos y dos «Jugador del año por el New York Daily News» consecutivos, logró convertirse en el mayor anotador (2785 puntos) que jamás haya pisado un instituto en todo el Estado de Nueva York. Para poner este dato en relieve, uno de los que pasó su adolescencia en un instituto del citado estado, fue un tal Michael Jeffrey Jordan, conocido después como Michael Jordan.

En las portadas de las revistas le llamaban «Born Ready» (traducido como «Nacido Preparado»), el problema es que él prefería otro apodo, más cercano, más familiar, uno que se había puesto a sí mismo: «La mejor cosa que nunca ha tenido Lincoln». Sin que lo haga para dogmatizar, sirva este ejemplo para ilustrar el carácter que siempre se le ha presupuesto al jugador y que tantas puertas le ha cerrado. Una ya la hemos comentado, la de la NBA, a la que tuvo que acceder por la puerta de atrás. Otra, la de la selección sub 18 de EEUU, se le cerró ese mismo verano en el que batió el récord del estado de NY por, según los rumores, su afán de protagonismo y dificultad para jugar en equipo.

Y si no he escrito «y la otra» es porque aún hubo otra tercera ocasión en la que casi pierde el camino al éxito a causa de su carácter indómito. Esta vez se llegó incluso temer que la futura estrella se quedase sin sitio en la NCAA. A los problemas que hemos visto que generaban la desconfianza en el jugador, se le sumaban ahora otros extradeportivos. Lance Stephenson fue arrestado a causa de un presunto abuso sexual.

Los ademanes de estrella del baloncesto que tanto temían todos aquellos que no se acababan de fiar del joven de Brooklyn, aparecían uno detrás de otro: fama, un ego desmedido, denuncias… Finalmente, Lance sería el último de todos los jugadores que elegirían Universidad, su destino: Cincinnati.

Tras un año de rumores que casi daban por hecho el desembarco de Stephenson en Memphis, el combo-guard acababa en una universidad famosa por su estilo coral de juego. No pudo pasarle nada mejor, vistos los resultados, ya que consiguió adaptarse al juego de equipo y, además, supo combinarlo con su particular estilo de juego para convertirse en el novato que más puntos ha conseguido nunca en la división de su universidad, el «Big East»  y en el «Rookie of the Year» en su conferencia, la «Bearcats».

Todo parecía superado tras un año de tranquilidad en la NCAA en la que no solo destacó sino que hizo mejor a sus compañeros, sin escándalos extradeportivos y sin declaraciones altisonantes(llegando incluso a valorar quedarse un año más en la Universidad, pese haber demostrado de sobra su capacidad para la NBA). Pues no, la mayoría de los GM´s seguían sin atreverse a lanzarse a por él, y el jugador fue viendo pasar una ronda tras otra sin que nadie confiase en él. Nadie le dió un voto de confianza al neoyorquino hasta que 39 picks después, un antiguo alero nativo de Indiana no salía de su asombro: «Ah, que nadie de estos 9 quiere a Paul George, pues me lo quedo yo» y «Ah, que nadie de estos 39 quiere a Lance Stephenson, pues para Indiana». Fue una gran noche para los Pacers, un día más en la oficina de Larry Bird.

No todo iría rodado – esas historias son profundamente aburridas – sino que Stephenson necesitaría la confianza y buen ojo de Bird unas cuantas ocasiones más. Este no confiaría en él solo a la hora de draftearlo en ese 2010, sino que en más de una ocasión le pidió paciencia con el jugador a su entrenador en Indiana, FrankVogel, que se desesperaba con el carácter individualista y de estrella del jugador de Brooklyn. Tres años después de su debút en la mejor liga de baloncesto del mundo, el tiempo parece haberles dado la razón.

@eugmanso