Patrick Beverley, el villano de Houston

Analizamos la repercusión de su juego

Muchas veces se ha asociado al mundo del deporte la famosa frase: «O mueres como un héroe o vives lo suficiente como para verte convertido en villano». En una liga como la NBA, la mayoría de los casos suelen acabar así, alargando en demasía sus carreras (casos como los de Iverson o McGrady), pero hay un jugador que ya nació villano, Patrick Beverley, quién hoy cumple 26 años .

Beverley llegó a Houston hace ya tres años sin ser drafteado por ningún equipo tras un discreto año en la liga rusa. Desde el primer momento en el que formó parte del equipo de la liga de verano de los Rockets se vió cual era su estilo de juego, una defensa basada en una presión asfixiante a toda cancha desde el momento en el que su par reciba el balón.

Éste tipo de presión constante provoca que el rival se desespere intentando librarse de la marca de un Beverley que hará todo lo posible por amargarte la noche, dando igual que el equipo gane por 20 puntos o que se encuentre disputando un partido en principio sin mucha tensión como son los de la liga de verano.

Aquí podemos ver un vídeo de cómo en un partido de pretemporada, amarga la noche a Jrue Holiday, quien venía de ser All Star el año anterior, donde en apenas 4 minutos le roba el balón 4 veces, expulsándole del partido tras sacarle en ese mismo tiempo 2 faltas personales.

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Esa clase de energía y actitud permitió a Beverley encontrar un hueco en el equipo pese a sus limitaciones ofensivas y es la que le convierte en el villano de la liga. Mientras los fans de los equipos rivales se desesperan al ver a Patrick intentar todo lo que esté en su mano (trash talk, faltas duras, estar encima del rival) los fans de los Rockets no pueden más que enorgullecerse por la entrega que demuestra noche sí y noche también el joven base.

La frustración que el base de los Rockets hace sentir tanto a bases rivales cómo a aficionados ha provocado que incluso se le haya amenazado de muerte. Durante la primera ronda de playoffs de la temporada 2012-2013 Westbrook se lesionó su rodilla en un lance con Beverley, causando baja durante el resto de playoffs en los que los Thunder quedaron eliminados en segunda ronda a manos de los Grizzlies. Esta lesión provocó que los fans de Oklahoma amenazaran al base de los Rockets, culpándole de acabar con sus esperanzas de conseguir el anillo esa temporada.

Beverley también sufrió este año críticas por su estilo de juego por parte del base Damian Lillard, quien tras acabar siendo expulsado en la prórroga  por una falta en ataque cometida sobre el propio pupilo de Kevin McHale declaró que era un jugador sucio y que lo que hacía para meterse en la cabeza del rival no se podía considerar baloncesto.

Lo que sin duda podemos afirmar es que Beverley hace todo lo que esté en su mano por ayudar al equipo, aunque incluya arriesgar su propia salud. Mucho se ha comentado durante este año que el estilo del base de los Rockets no es sostenible a largo plazo, pues durante la presente temporada ha sufrido una fractura de mano, una fractura de nariz y una lesión el menisco de su rodilla derecha. Su compromiso con el equipo es tan alto que en el partido en el que se rompió la nariz, simplemente frenó la hemorragia y continuó jugando, ya que no quería perderse el final del partido.

Por muy soprendente que sea este acto, ni siquiera es el mayor sacrificio que ha hecho nuestro protagonista por el equipo. Cuándo sufrió la lesión en el menisco de su rodilla derecha, los doctores le recomendaron una  operación que implicaba que se perdería el resto de playoffs. El base de los Rockets decidió no operarse para así adelantar plazos y poder formar parte del equipo en postemporada. Cabe recordar que el contrato de Beverley no llegaba al millón de dólares y no estaba garantizado la temporada que viene, por lo que arriesgó su bienestar económico y su carrera al elegir el equipo por encima de su salud.

Esta entrega y dedicación han hecho posibles que Beverley consiguiera un hueco en el quinteto titular de los Houston Rockets, compartiendo perímetro con Harden y Parsons tras ganarle el puesto al ahora jugador de los Lakers Jeremy Lin.

Todo este duro, feo y a veces invisible trabajo permite ejercer de héroe a la estrella del equipo, James Harden, pero así como detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, todo héroe necesita su villano.