Paul Pierce se arrepiente de haberse ido de los Boston Celtics
Reconoce que fue un error irse a Brooklyn
El verano de 2013 a todos los que habíamos empezado a seguir a los Celtics a principios de este Siglo- los nacidos entre finales de los 80 y principios de los 90 – se nos rompió un poquito el corazón. Ser de los de Boston en el Siglo XX era muy fácil, 16 campeonatos de la NBA, más números retirados de otras tantas leyendas que cualquier otra franquicia, Red Auerbach fumando puros, Larry Bird impartiendo tesis de fundamentos del basket… Pero, digámoslo bien alto, desde la noche que murió Len Bias hasta hasta 2007, ser de los Celtics era un coñazo.
Los que aún nos sentíamos atraídos por la mística del Garden era única y exclusivamente por tres motivos 1. Por la historia y la tradición de la franquicia 2. Porque al ser de los Celtics ya sabías que al menos eras el mejor en algo 3. Por Paul Pierce. Aquel jugador del que ya hablamos aquí largo y tendido, era el único consuelo en la época post-Auerbach, o lo que es lo mismo, la época Rick Pitino (Dios lo tenga en su gloria). Un futuro Hall of Famme que hacía su camino en la NBA rodeado de gente con mucho menos talento, pero que nunca amenazó con irse de la franquicia si no le rodeaban bien. Él se limitaba a jugar, quizás sabedor de que era el consuelo para los muchos que aún seguíamos a los Orgullosos Verdes.
Por eso, la noche del «Draft 2013» fue devastadora. Cuando fue traspasado junto a Kevin Garnett – el jugador que, acompañado por Ray Allen, le ayudó a devolver la gloria a Boston -, a los Brooklyn Nets, todos esos mismos aficionados nos sentimos un poco huérfanos. Había pasado lo impensable, Paul Pierce, nuestro capitán a las -sobre todo – duras y a las maduras, se nos iba.
Al menos, tras su reciente entrevista, las palabras del ahora jugador de los Washington Wizards nos consuelan un poco. Tras una ruptura, siempre es bueno saber que la otra persona está tan echa polvo como nosotros. Y eso es lo que ha confesado el de Inglewood, que tras abandonar los Celtics en 2013 pensó que con el tiempo acabaría acostumbrándose a no ser un Celtic, que acabaría por pasar página, pero que no fue así. Que en ningún momento de todo el curso pasado se sintió a gusto en Brooklyn y que se arrepentía de haber dejado la que fue su casa durante los últimos 15 años de su vida.
«Ha sido todo una montaña rusa, sin duda. Repasando todo lo que ocurrió el año pasado, he tenido pensamientos como «Joder, simplemente me tendría que haber quedado en Boston». Ellos (los Celtics) estaban sufriendo lo mismo que nostros estábamos sufriendo en Brooklyn»
«La clave era mantener una actitud positiva. Los tiempos cambian, hay que seguir adelante y eso es lo finalmente hice».
Todo el mundo sabe que Pierce lleva a los Celtics muy dentro de sí y que sigue siendo un fan del equipo, pero comparar la temporada de los Nets, que llegaron a segunda ronda de playoffs con la de los de Boston, que acabaron 25-57, no creo que queden muchas dudas de esto.
Por último, como ya ha hecho en alguna ocasión a lo largo de este año, no ha descartado volver a jugar algún día como local en el TD Garden e, incluso, ha confesado que este verano entrenó un par de veces en el pabellón de Boston. Mucha suerte en todo, capitán.