Pierce: «En la actual NBA quizás no hubiese sido drafteado»
Dice que ahora solo ve atletas
¿Recuerdan ustedes«City Lights», aquella obra maestra del cine situada como la número 11 de las 100 mejores películas de la Historia según el AFI?, ¿Y recuerdan ustedes aquella carta que Charles Chaplin escribió explicando por qué había decidido hacerla sin una sola palabra, cuando el cine sonoro se estaba imponiendo ya definitivamente?. Pues un poco como aquel Charles Spencer Chaplin, cabreado con que el trabajo/arte que tanto amaba y al que había dedicado su vida estaba yendo hacia un lugar que él sentía como equívoco y extraño, se siente Paul Pierce en la NBA actual.
Todo comenzó semanas atrás cunado el alero declaró que no soportaba la manera de ser de las nuevas estrellas de la NBA, juntándose los mejores jugadores para ganar campeonatos. Sin importar la franquicia. Como si de amigos en el patio del recreo se tratase. Así, tras este primer ataque a las nuevas estrellas, esta noche se ha desmarcado con unas declaraciones bastantes sorprendentes, atacando a los actuales General Managers de la liga, y a su criterio a la hora de escoger a los jugadores que llegan a la misma. Y es que, en palabras del futuro «Hall of Fame», en esta NBA plagada de atletas, quizás un jugador como él «no habría sido ni drafteado».
«Creo que este draft ha sido un poco sobrevalorado, miro atrás y no veo a ningún jugador de baloncesto, solo atletas»
Quizás exagera un poco Pierce en sus consideraciones, pero sí que es verdad que últimamente se está primando en las elecciones a aquellos jugadores que enamoran por su físico en el mes de marzo, pero que luego vemos demasiado verdes en la Summer League, muy faltos de IQ. Y, pese a ser bastante más atlético en aquel lejano 1998 que ahora, el de Inglewood nunca destacó por su potencia física, sino que son su capacidad para leer correctamente el juego, para dar el pase en el momento adecuado, para llegar al sitio indicado y para recibir el balón en la posición idónea para un tiro, aunque este sea el último del partido, lo que le hicieron auparse hasta el número 10 de aquel draft y labrarse una larga carrera en la NBA.
Drafteado, seguro que habría sido, en décima posición quizás no. Por eso, pese a ser un pelín hiperbólico en sus declaraciones, a Paul Pierce no le falta razón al criticar el actual baremo de los General Managers a la hora de elegir la noche del draft. Por que, si de mí dependiese, deme usted a un lento y fondón Pierce, que conoce cada fundamento de este deporte, y quédese usted con todos los Wiggins y sus «Six Pack«»que quiera.