Heat gana a Lakers en un día para olvidar de Bryant y Wade

Miami Heat 78 - Los Ángeles Lakers 75

Fuente: LakerNation.com
Fuente: LakerNation.com

En 1950, Hollywood estrenaba Sunset Boulevard, de Billy Wilder, una película que nos contaba el ocaso de una estrella del cine, en la piel de la gigantesca Gloria Swanson. En 2015, sesenta y cinco años después, ex edad de jubilación en ese país llamado España, hemos podido ver como la historia se repite en un partido de baloncesto, en la piel de dos leyendas de ese deporte, como son  Kobe Bryant y Dwayne Wade.

El Staples Center fue protagonista de excepción, esta noche, del encuentro de dos estrellas en retroceso, de dos leyendas de baloncesto, en activo, en pleno Crepúsculo de los dioses. Dos jugadores con serios problemas físicos, con mentalidad ganadora, pero cuyas carreras van hacia un desenlace perdedor sin remisión.

Lakers recibía a los Heat en su eterno Staples Center, en un encuentro, que como todos para los de púrpura y oro, en esta temporada, tenía tintes de funeral. Los locales abrían el partido con una buena noticia, la vuelta a las canchas de Kobe Bryant, tras unos cuantos partidos de descanso, a la postre Kobe, junto Wade, serían los difuntos del partido.

Los Heat llegaban con prisa, con mucha prisa, por seguir ganando, la victoria era su objetivo obligado, para no perder comba en esos puestos de playoff en el Este. Pese a un mal año, la Conferencia Este, y el nivel de sus franquicias, permite que equipos en récord negativo, como los Heat, estén en Play Off, y este es el caso de los chicos de Miami.

Desde el inicio del partido, y sin que sirva de precedente, las prisas fueron buenas compañeras de viaje de los visitantes. La vuelta de Kobe Bryant no sirvió de elemento disuasor, y los Heat consiguieron una buena ventaja en el primer cuarto, que cerraron con un +10 en el marcador.

Pero a partir de aquí, la historia del partido se torció, Dwayne Wade volvió demostrar su debilidad física, elemento primordial para que todos sintamos que la luz de Dwayne se desvanece. En esta ocasión, Wade tendría problemas con los isquiotibiales, y eso haría que no volviese más al partido, dejando a su equipo cojo, habría jugado 15 minutos, con una producción en la cancha de 4 puntos 5 rebotes 5 asistencias.

Fue el momento del giro absoluto dentro del partido, Lakers tiro de gesta, para remontar un partido cuyas sensaciones no eran lo más positivas para ellos. Con un Kobe Bryant nada acertado en su vuelta, con Jeremy Lin o Nick Young sin aportar lo que deberían, y con Carlos Boozer en una noche llena de errores, Lakers de la nada consiguieron llevar el partido hacia otro trágico final.

Lakers se enganchó al mismo apretando en defensa, y con el acierto de algunos hombres interiores como Ed Davis o Jordan Hill, pero sobre todo a la tranquilidad que al oponente le da la ausencia de una superestrella como wade en el equipo de enfrente. Por desgracia, su liderazgo fue sustituido por el acierto de Mario Chalmers , que con 19 puntos 9 asistencias, fue el claro MVP del encuentro, y que llevaría a los Heat a la victoria final.

Pero absolutamente, seria la noche de los grandes fracasos en las actuaciones individualidades, tanto en la vuelta de Kobe Bryant, por debajo, muy por debajo de lo que uno se espera de la mamba negra. Pero también, de un Chris Bosh muy errático, que en ningún momento supo asumir sus responsabilidades, ante la ausencia del gran Wade.

Entre error y error, y por una cuestión básica de pantalones, los de púrpura y oro llevaron el partido hasta otro de sus finales agónicos, esos donde ellos tienen opciones de victoria, y por H o por B, acaban perdiendo el partido. De nuevo hubo balón para prórroga, de nuevo Kobe Bryant tuvo ese tiro, de nuevo, el error estuvo en sus manos, Lakers pierden un partido más en un Staples Center ensangrentado por tanta derrota.

En la historia del partido, un cara a cara más entre Heat y Lakers, dos equipos con pasado ganador, que ven como su presente se descompone. Sus líderes se apagan , entre lesiones, cansancios, problemas de piernas, o simple infortunio, lo  vivido esta noche fue una pequeña vuelta al Crepúsculo de los dioses, en el que fuera uno de los escenarios más dorados de la NBA.