Los Cavaliers con y sin LeBron: Dr Jekyll y Mr Hide
Con James los Cavaliers suben al cielo y sin él bajan al infierno
Hace unas semanas LeBron tuvo su mayor lesión desde que está en la NBA, al menos en cuanto al tiempo que dicho percance le tuvo fuera de las pistas. El alero de Cleveland se ausentó durante dos semanas, tiempo que ha resultado más que suficiente para evidenciar que por ahora, los Cavaliers sin LeBron no aspiran a nada. Sería una falacia terminar esta última oración sin mencionar que LeBron acapara más de 20 millones del presupuesto de los Cavs y que por ello el nivel medio del resto del equipo puede ser bajo, pero en este caso ni siquiera eso salva el naufragio de los de Ohio cuando James no ha estado.
Fuera de interpretaciones personales de lo que el juego de los de Ohio pueda ser sin LeBron, vayamos directos a los números que el equipo registró a lo largo de los ocho partidos que jugaron sin “El Rey”. Los Cavaliers (1 de 8) lograron una sola victoria: ante Charlotte, por cuatro puntos. Todo lo demás han sido derrotas, de las cuales destacan la que cosecharon ante Philadelphia y los desastres ante Sacramento, Detroit, Dallas y Golden State, perdiendo contra todos ellos por 18 puntos o más.
Queda en una clara evidencia el resto de la plantilla considerándola como un conjunto. Individualmente podemos contemplar que Kyrie Irving tomó el mando del equipo, liderándolo con 24,4 puntos 4,8 asistencias y 1,6 robos por noche con un mal 41% en tiros de campo (22 tiros por partido) y 3,1 pérdidas. Sus números se pueden extrapolar al equipo entero, que en conjunto no llegó al 40% en tiros de campo y promedió unas pobres 18,3 asistencias acompañadas de 12,9 pérdidas por encuentro.
Para que veamos la magnitud de la gravedad, el peor equipo en términos de asistir de toda la temporada es Sacramento, que tiene un promedio de 19,7 asistencias por partido, y en cuanto a porcentajes en tiros de campo, los Sixers son los peores ligeramente por encima del 40%. Todo esto sumado a las pérdidas y el abuso del uso de situaciones de 1vs1 de Irving y JR. Smith demuestra el mal juego colectivo que el equipo lleva a cabo cuando LeBron no está en el parqué.
Cleveland tiene pues, “LeBronDependencia”, lo cual no significa que le necesiten para que se tire todas las posesiones, sino que como mínimo esté en pista repartiendo juego como él sabe y defendiendo a un gran nivel como viene haciendo hace ya muchos años.
Si no fuera porque “El Elegido” se lesiona poco y cuando lo hace es por poco tiempo, los Cavs tendrían motivos serios para preocuparse. Suerte que LeBron ha vuelto y con él la felicidad a Ohio. Ha vuelto como vuelve uno de los mejores gladiadores del mundo (sino el mejor) a la arena tras tiempo sin probar la sangre, demostrando porqué está llamado a ser uno de los más grandes jugadores de baloncesto de todos los tiempos y, por que no, uno de los más grandes deportistas de la historia.
Sus 30,3 puntos 6,9 rebotes 6,3 asistencias y 2,1 robos por partido con un 51,4% en tiros de campo han impulsado a Cleveland ha ganar 6 (siguen en racha) de los 7 partidos que han disputado desde que volvió James. En estos 7 partidos han cosechado un diferencial de +11,7 puntos partido, el mismo que tienen los Warriors, primeros de ese apartado por lo que se refiere a toda la temporada y primeros de la NBA. También empatarían con los Warriors en primera posición de toda la NBA en cuanto a porcentaje en tiros de campo: 48,5%.
La travesía de dos semanas por el desierto se ha hecho larga pero la ilusión ha vuelto a Cleveland, una ciudad acostumbrada desde hace mucho tiempo a los altos y los bajos que este deporte te puede dar si eres la tierra que ve nacer a uno de los más talentosos deportistas que jamás hayan existido. LeBron ha sacado a del pozo tirando tan fuerte del cubo que aún se encuentran en el aire subiendo.
Y a todo esto, amantes del baloncesto, lo mejor es que más allá de los más de 30 puntos por partido y demás que James ha conseguido desde su vuelta a los terrenos de juego, está esa sensación de poderío y de miedo que ahora dan los Cavaliers, ese aura de equipo grande que emanaban los Heat en los cuatro años que LeBron estuvo allí. Conseguir eso te pongan dónde te pongan, año tras año, es ser el verdadero MVP.