«No quiero ser recordado por los mates» Gerald Green

Repasamos la difícil carrera del jugador

Fuente de la foto: Stefano  Brivio (CC)
Fuente de la foto: Stefano Brivio (CC)

Repasamos la carrera de Gerald Green con declaraciones recientes del propio jugador y de su entrenador del instituto. De ser uno de los prospects más prometedores en el instituto, a quedarse sin sitio en la NBA hasta, finalmente, encontrar su juego en los Phoenix Suns.

Cualquier persona destaca los mates y el salto vertical como la principal cualidad de Gerald Green. Campeón del concurso de mates de 2007 y dejando highlights jornada tras jornada. Pero Green ha realizado unas sorprendentes declaraciones.

«No, por favor no», dice. «No quiero ser recordado por los mates, aunque eso probablemente sucederá. Ojalá pueda ganar un anillo antes de que mi carrera termine. Espero que me recuerden como un campeón.»

Estando en el instituto, concretamente en sexto grado, Green perdió la mayor parte de su dedo anular cuando jugaba en una canasta improvisada. Después dos equipos de high school le cortaron de manera consecutiva. Los scouters le llegaron a comparar con Kobe Bryant y Tracy McGrady antes de terminar el instituto. En el Draft cayó quince posiciones respecto a lo que él esperaba y, tras cuatro años en la NBA, tuvo que irse a Rusia y China antes de volver a Estados Unidos para jugar en la Liga de Desarrollo.

Recapitulemos. Con 11 años perdió el dedo, con 15 su madre murió y Green estuvo muy cerca del suicidio. Tenía talento y un gran atletismo, pero todos estos dramáticos episodios no le ayudaron. A causa de su comportamiento e inmadurez fue expulsado dos veces seguidas de distintos institutos.

En el verano de 2003 llegó a Gulf Shores Academy, lugar donde conocería al principal culpable de que hoy Green sea un jugador establecido en la NBA. Se trataba de Ken Williams, ex-jugador de la Universidad de Houston y su entrenador en Gulf Shores.

«Miré a ese chico y pensé: ‘Tengo un profesional en mi equipo» comenta Williams. «Y todo con el que lo hablaba me dijo que estaba loco.»

Gerald Green confiesa que en su desarrollo como jugador Williams ha sido fundamental. Le ayudó a desarrollas su bote obligándole a llevar un balón encima y botar siempre: en los descansos, yendo al instituto, de camino a casa, a los entrenamientos…

«Todo el mundo pensaba que no iba a llegar a una mierda», dice Green. «Williams es el único que me ha visto y cree en mí, confió en mí, creía que podía ir a la universidad o tal vez llegar a ser profesional.»

«Le dije a Gerald, ‘Tienes 15 minutos para comer y luego te vas a venir aquí y botar el balón'», dice Williams. «Hacía frío ahí fuera y siempre venía. Nunca masculló una mala palabra. Sólo se dedicó a hacerlo.»

En 2005 Gerald Green se presentó al Draft de la NBA esperando ser elegido en el número tres. Ese era el último año en el que no había límite de edad y Green rechazó ofertas de algunas universidades con el sueño de ser profesional. Finalmente fue elegido en el pick 18 por Boston Celtics, fuera de los lottery picks y con un futuro incierto.

Su año rookie fue para olvidar y, en su segunda temporada, aportó 10 puntos de media en 81 encuentros disputados. Cuando parecía que empezaba a encajar en Boston, fue traspasado a los Minnesota Timberwolves en la llegada de Kevin Garnett a los orgullosos verdes.

Después de jugar en Minny y en su Houston natal, Green llegó a los Dallas Mavericks en la que iba a ser su última temporada en la NBA en unos tres años aproximadamente. El jugador no sabía porque no encajaba en el conjunto tejano y tuvo que marcharse fuera para conseguir una nueva oportunidad.

«Quizás era demasiado joven para encajar allí, no lo se.»

Tuvo que marcharse a Rusia, pero ese no sería el punto más bajo de su carrera. En 2012 Green firmó con los Guangdong Foshan Dralions de la liga china. Tan solo jugó cuatro partidos allí antes de ser cortado a pesar de promediar 27 puntos por encuentro. Por último regresó a los Estados Unidos para jugar en la D-League.

«Gerald se sintió humillado», dice Williams. «Se que estaba así pero nunca me comentó nada de eso. Solo me dijo, ‘Coach, tuve que pasar por algo y ya estoy de vuelta.'»

En ningún momento se planteó retirarse ni perdió la esperanza. Gerald Green siguió trabajando duro en la Liga de Desarrollo con Los Angeles D-Fenders hasta que los New Jersey Nets, actualmente en Brooklyn, le dieron una oportunidad.

Esa temporada fue horrible a nivel colectivo para los Nets, pero Green tuvo un buen papel y sus actuaciones, con varios mates para el recuerdo, le permitieron firmar en verano un nuevo contrato con los Indiana Pacers. Green llegaba a un contender, quería aportar a un equipo de anillo.

Pero no encajaba con el estilo de Frank Vogel y unos Pacers defensivos, donde un jugador como él, orientado al ataque, no tenía tanta cabida. Al siguiente verano salió traspasado junto a Miles Plumlee a Phoenix Suns por Luis Scola.

Green se volvía a ver involucrado en un traspaso, algo que en el pasado le llevó a salir de la NBA. Pero esta vez todo iba a ser diferente, con 28 años estaba preparado y en Phoenix comenzaba un proyecto donde podía encajar perfectamente.

«Tenemos un sistema que se adapte a él y sólo tenemos que dejarle espacio», dice el entrenador de los Suns Jeff Hornacek. «¿Si creo que necesita crecer como jugador en términos de cuándo tirar? Algunas veces sus tiros son malos, pero en general Green toma las decisiones correctas y realmente está haciendo un gran trabajo para nosotros.»

Un sistema de los más rápidos de la liga, que abusa del contraataque, los bloqueos y del tiro exterior, perfecto para Gerald Green. Se ha encontrado muy cómodo desde el primer día y ha sido un microondas desde el banquillo que sabe generarse sus propios puntos y, cuando está caliente, es prácticamente imparable.

«Quiero retirarme aquí, tío», dice Green. «Los Suns me dieron la oportunidad de revivir como jugador y ¿por qué iba yo querer ir a ninguna parte?»

A pesar de estas palabras, no se conoce cual será su futuro, ya que su contrato finaliza este verano y puede salir perfectamente de Arizona. La diferencia con la última vez que fue agente libre es, que tras una dura carrera y aún más difícil vida, Green tiene un buen cartel con el que seguir cumpliendo su sueño. El sueño de un chico de cuatro dedos de triunfar en la mejor liga de baloncesto del mundo.