Los motivos de la grave lesión de Kevin Durant
La lesión del alero no ha sido casualidad

Los primeros síntomas
Esta historia tiene su comienzo el 7 de agosto de 2014. Entre una constelación de estrellas que se habían reunido para representar a su país, había una que no brillaba con la intensidad que solía hacerlo. Un jugador que había logrado el premio individual más importante en el mundo del baloncesto estaba cabizbajo. Ese jueves de agosto se anunciaba que Kevin Durant abandonaría la concentración del equipo estadounidense que iba a defender el título del Campeonato Mundial FIBA. A las bajas sensibles de Paul George, Kevin Love, Blake Griffin, LaMarcus Aldridge y Kawhi Leonard se le sumaba la del actual MVP de la NBA. El jugador de los Thunder le comunicó al director de la Federación Estadounidense, Jerry Colangelo, y al seleccionador, Mike Krzyzewsk que se sentía fatigado tanto mental como físicamente. Tras hacerse pública la decisión de Durant, las críticas al jugador no tardaron en llegar. Lo curioso fue que la gran parte de las insinuaciones acerca de su compromiso llegaban desde el país anfitrión, España. Aquí somos muy aficionados a la crítica fácil y solemos anteponer el beneficio propio antes que el ajeno. Muchas personas que se hacen llamar amantes del baloncesto estaban enfurruñados por no poder ver jugar a Kevin Durant en nuestro país. Ese enfado irracional quizás fuera debido a los elevados precios de las entradas para ver al combinado americano, pero ese ya es otro tema.
Esta ausencia no fue un capricho por parte del jugador. El propio Durant sentía que su cuerpo no respondía como acostumbraba, algo iba mal. La participación inicial en la concentración de la USABA no fue una mera puesta en escena como muchos denunciaban, fue la prueba que el jugador necesitó para entender que debía parar. La máquina había sido forzada y se resintió.
La definición pura y dura de fatiga es la molestia o sufrimiento causada por un esfuerzo prolongado. En eso Durant tenía experiencia. Un jugador joven que no ha sido maltratado por las lesiones durante su carrera como profesional, hasta ahora.
La lesión
Tras abandonar la concentración con la selección, comenzaba un verano en el que Durant podría descansar del esfuerzo que había supuesto la temporada 2013/2014. En esta época del año, pocos jugadores dejan de lado su vida profesiones. A pesar de estar de vacaciones, la mayoría de ellos siguen ligados al baloncesto. Es su vida y gira en torno al deporte con el que todos disfrutamos.
Durant no es una excepción. Desde hace unos cuantos años, raro es el evento en el que no participa Kevin Durant. Es asiduo a exhibiciones callejeras y torneos privados que mezclan jugadores profesionales y grandes talentos. No fue así en el verano de 2014. Este verano, el jugador estuvo alejado de las canchas. Se le pudo ver en algún evento publicitario y poco más. Los que seguimos de cerca al alero nos chocó bastante. A pesar de ello no había porque temer por su integridad, está en su derecho y el MVP querrá descansar, pensé.
![Fuente: GAMEFACE-PHOTOS [CC]](http://sb.bahaisongs.org/wp-content/uploads/2015/03/6067933331_bbd2af7339_z-e1427507716314.jpg)
Esos pensamientos me vinieron a la cabeza como un aluvión de golpes dignos de una buena paliza el 12 de octubre. Ese día se comunicó a la prensa que Kevin Durant sufría la famosa fractura del quinto metatarsiano del pie derecho, más conocida como fractura de Jones. Dentro de lo malo, era una fractura con una curación relativamente breve. En unas siete semanas debería estar de vuelta. Así fue, el jugador se perdió los 17 primeros partidos de la temporada, pero por fin estaba de regreso. Su vuelta a las canchas se produjo el 12 de diciembre en un partido ante New Orleans en el que logró 27 puntos con tan sólo escasos 30 minutos de juego. Todo parecía ir bien, pero no era real.
Durant jugó nueve partidos con restricción de minutos hasta que volvió a claudicar. Cuando parecía que el MVP estaba de vuelta, tras anotar 30 puntos en un cuarto ante Golden State, en una jugada fortuita con un sobreexcitado Marreese Speights el alero se torcía el tobillo derecho y abandonaba un encuentro de récord. La marca personal era lo de menos, la penitencia de Durant acababa de dar comienzo.
A pesar de ello, el jugador volvía seis partidos después. Fruto de la inconsciencia o ignorancia del equipo técnico de los Thunder, se volvió a cometer el error que sería fatídico para el alero. Durant volvía aparentemente sano, pero la fractura por estrés del verano y el posterior esguince grave en el mismo pie no parecieron ser suficiente como para dosificar al alero. Jugó doce partidos más hasta su nueva recaída, durante esos doce partido su media de minutos fue de 37 minutos jugados en cancha. Scott Brooks debió entender que era más importante salvar el récord negativo de la franquicia antes que a su propio jugador estrella.
El dolor en la sombra
El jugador volvió tras quejarse de unos fuertes dolores en su maltrecho pie, lo hizo por un brece período de tiempo. Dos partidos bastaron para que volviera a resentirse. A su vuelta se le volvió a forzar durante 36:51 minutos ante los Grizzlies. Ese partido se vio a un Durant que no estaba recuperado, sus 15 puntos y su 33% de acierto fueron otro síntoma de su dolencia. Aún así jugó…
Tras ese partido tuvo que volver al dique seco. Durante otros dos partidos de descanso que en Oklahoma pensaron que serían mágicos. Su cuarta reaparición de la temporada – recordemos que todos los problemas que lo mantuvieron lesionado fueron en el mismo maldito pie – se completó con 43 minutos de juego. La farsa no duró demasiado, cinco partidos tras los que el jugador volvía a retirarse lesionado o mejor dicho, maltratado. Se anunciaba que Kevin Durant necesitaba una pequeña cirugía para reemplazar uno de los tornillos alojados en su pie derecho. Lo que comenzó siendo una ligera cirugía acabó alargándose en las semanas. Un mes desde el anuncio inicial hasta que Sam Presti, el pasado 20 de Marzo, convocó a los medios para actualizar el estado de Kevin Durant. Ese fatídico día se anunció que la estrella de la organización sería baja indefinida, todo apuntaba a que el jugador no volvería a jugar en lo que quedaba de temporada regular. Su presencia en playoffs era más que improbable, aunque los aficionados de los Thunder teníamos ligeras esperanzas de que ocurriera.
Finalmente, ayer mismo se comunicaba a la prensa que Durant se sometería a una tercera cirugía en su pie derecho. Esto suponía un adiós definitivo a la temporada y un tiempo de recuperación de por lo menos otras seis semanas.
La irresponsabilidad de Scott Brooks
La lesión que sufre Kevin Durant no es nada nuevo en el mundo del deporte. Numerosos jugadores, tanto de baloncesto como de otras disciplinas, la han sufrido. En su mayoría todos vuelven a recuperar su nivel, pero pocos son sometidos al nivel de exigencia que ha tenido Durant.
Si comparamos a los jugadores en activo, podemos ver que Kevin Durant es el segundo jugador de la NBA con más minutos por partido. El primer lugar lo ocupa el portento físico, LeBron James que se sitúa escasos segundos por encima del alero de los Thunder. La gran diferencia viene a partir de Durant. El tercero en discordia, que es Kobe Bryant, juega dos minutos menos por partido que Kevin Durant. Según vamos bajando las diferencias se acentúan aún más.

El problema principal es que hasta que situamos a estrellas referentes como Stephen Curry o su propio compañero, Russell Westbrook, nos vamos a unas diferencias brutales. Está claro que jugadores como Durant hay pocos, que su equipo lo necesita. Aún así, las rotaciones a las que lo sometió Scott Brooks todos estos años son inhumanas. Se pueden soportar, pero tarde o temprano el cuerpo del jugador dirá basta. Ese momento llegó y lo peor es que no se supo corregir el vicio y Brooks siguió maltratando al alero.
Puede que algunos penséis que el problema no radica en el entrenador, que es culpa del apretado calendario de la NBA. Lo puedo entender, 82 partidos son muchos, pero soy de los que cree que una ligera reducción de partidos no afectaría demasiado a las lesiones que se producen, al menos a las relacionadas con temas de estrés y fatiga.
El error está en que algunos técnicos, por llamarlos de alguna manera, no tienen demasiados recursos en sus cabezas y viven de plantar a sus estrellas en el campo desde que llega la mascota hasta que se apaga el último foco. Este es el caso de Brooks, ha demostrados en cuantiosas ocasiones que no tiene otro sistema que no sea dar balones a sus dos estrellas. Incluso cuando en el pasado ha faltado Serge Ibaka, el pseudoentrenador no ha logrado proponer una alternativa de juego. Puedo decir que es un negado, pero lo que me preocupa es que además de eso es un inconsciente.
El futuro a corto y largo plazo
Tras la baja definitiva, a espera de su próxima operación, sólo podemos esperar que alguien en Oklahoma tenga la suficiente cordura como para levantar la voz y aclararle al entrenador que la plaga de lesiones ocurridas en los Thunder no son casualidad, al menos no todas. Un deseo personal ya sería que por fin le dieran puerta a Brooks, pero en la franquicia están contentos con él, al menos hasta ahora.
Con Durant fuera de juego, el panorama que se le presenta a los Thunder en unos hipotéticos playoffs es bastante desolador. El esfuerzo y sacrificio físico que se ha realizado toda la temporada indica que habrá sido para nada. A pesar del enorme momento de Westbrook y la gran asociación que tiene con Enes Kanter, la postemporada es completamente distinta a lo que pueda ocurrir durante la temporada regular. De superar a unos casi invencibles Warriors, todavía quedan muchos escollos por superar. Sin Durant, no veo a Brooks imponiendo un sistema milagroso que consiga llevar a los Thunder a ningún lado.
Muy a mi pesar, espero no quedarme con el único recuerdo de esas Finales de 2012 que perdimos ante unos excelsos Miami Heat. Todavía le queda una temporada a Durant en Oklahoma City, pero sabiendo de que pie cojea el entrenador, apuesto un brazo a que volverá a ser más de lo mismo. Minutos y más minutos para sus estrellas, carga física sobre sus piernas y que sea lo que el destino quiera. No existen más opciones para él. Es una verdadera pena que sacrifiquemos el talento del equipo en aras de un personaje que no sabría dirigir ni a los Globetrotters. Lo que está claro es que o cambian las tornas en la organización o tendremos que vivir de recuerdos y esas Finales quedan ya demasiado lejos. Aún así, parece ser que vivir de rentas es algo que funciona en Oklahoma City.