
La franquicia de Salt Lake City no tiene los focos de Los Angeles o New York. Eso tiene sus cosas malas y sus cosas buenas: cuando te va mal, caes simpaticón y nadie se le cae mucho el pelo o la quijada; pero cuando las cosas empiezan a ir mejor, el aficionado medio tampoco hace mucho caso y le cuesta ver el progreso y el trabajo que hay detrás.
Precisamente eso es lo que está pasando en Utah. Los Utah Jazz tuvieron un impresionante récord de 19-10 tras el All-Star. Ese momento coincidió con el adiós de Enes Kanter y la introducción en el quinteto titular de Rudy Gobert, alias Gobzilla, The Stifle Tower y/o The French Rejection. La identidad de la franquicia de Utah se basó en la defensa, característica que pasa desapercibida en ocasiones en una liga donde empieza a primar el small-ball y los rápidos triples en transición. Los Jazz acabaron siendo el mejor equipo defensivo de la liga tras el parón del All-Star.
La Gran Muralla de Salt Lake City
Los Jazz nadan a contracorriente frente a la actual tendencia de la NBA de abrir la cancha con un cuatro tirador. Y culpa de esto la tienen dos nombres. Uno ya lo hemos mencionado, pero otro que no se queda atrás es Derrick Favors. Además de expandir su tiro, el tandem Favors-Gobert fue el que menos puntos permitió de entre los que jugaron al menos 50 partidos juntos en el equipo del Lago Salado.
De hecho, de entre los dúos que menos puntos permitieron por 100 posesiones – el denominado Defensive Rating – tras el All-Star, los cinco primeros puestos los ocupan 5 parejas de los Jazz.

Rudy Gobert, por su parte, se aupó como un titán debajo del aro. Prueba de ello es que fue el segundo máximo taponador de la liga, solo por detrás del todopoderoso Anthony Davis. Por si fuera poco, de entre los jugadores que aparecieron en 50 partidos y defendieron al menos tres tiros de campo en la pintura, Gobzilla se alzó líder de esta categoría, permitiendo solo un 40% anotación. Una lista, en la que deja atrás a especialistas en el apartado defensivo tales como Serge Ibaka, Andrew Bogut o Roy Hibbert. Y en la que, por cierto, Derrick Favors aparece séptimo.
Esta gran muralla fue también vital en el aspecto ofensivo de los Jazz, el aspecto que más trabajo necesita de cara a la inminente temporada. El equipo de Snyder tuvo el porcentaje de rebotes ofensivos más alto de la liga con un 29.1, además de ser el equipo que más convirtió tras rebotes ofensivos de la NBA.
Gordon Hayward, ¿calibre All-Star?
Podría decirse, sin temor a ser apedreado en las redes sociales o entre amigos afines a este deporte, que el número veinte de la franquicia de los Miller es uno de los jugadores más infravalorados del deporte de la canasta en EEUU. Prueba de ello es que solo hubieron cuatro jugadores más que él que promediaron al menos 19 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias, y la compañía es escalofriante: LeBron James, James Harden, Dwyane Wade y Blake Griffin. Más datos: es el tercer jugador de la historia de la liga en aumentar por dos puntos su promedio anotador en cuatro campañas consecutivas; ¿quién son los otros dos? Nada menos que Gary Payton y el mismísimo Kobe Bryant. De nuevo, la compañía no es nada desdeñable.
Pero además de su faceta anotadora, Hayward destaca de entre los demás aleros de la liga por ser un verdadero playmaker. Anota desde la media distancia tras salir botando del bloqueo, puede realizar con precisión un alley-oop para Gobert, dar un pase a la esquina tras una entrada agresiva a canasta o puede finiquitar el pick&roll con un pase picado para Favors. Gordon Hayward presiona a las defensas con su amplio abanico de jugadas atacantes. La calidad que hay en el Oeste y lo poco mediática que es la franquicia de Utah puede hacerle un flaco favor a la hora de las votaciones para el All-Star de Toronto. Pero los técnicos de los demás equipos sí que tienen en cuenta – y mucho – a Hayward en sus scouting reports.
A pesar de que aún hay muchas dudas entre los propios periodistas americanos sobre si Utah puede aspirar a playoffs en una conferencia Oeste repleta de talento, lo cierto es que, por lo menos, darán mucha guerra en la liga americana. Aunque el australiano Dante Exum probablemente se perderá toda la temporada, su aportación será suplida por Trey Burke, que no es extraño a jugar de base titular. No excesivamente eficiente en el tiro en sus tres años en la NBA, sí está acostumbrado a tener minutos importantes desde su llegada a la ciudad montañosa de Salt Lake City. Unido al eficiente producto de Duke, Rodney Hood y al eléctrico y anotador Alec Burks, ya recuperado de su lesión en el hombro, los Jazz pueden ser el tapado para entrar en los caros y codiciados playoffs de la conferencia Oeste.