En el Draft nunca hay garantías
El Draft de 2016 no tiene un "game changer"

El «hype«, ese concepto que nos persigue en tantos aspectos de la vida (películas, videojuegos, libros…) que no nos deja disfrutar en paz, puros y con la mente totalmente abierta; obviamente también nos alcanza en el contexto de la NBA.
¿Qué es el hype?
Una definición que sirve para explicar lo que en este artículo se quiere hacer ver es esta:
«El Hype consiste en una excesiva publicidad con el objetivo de originar en el individuo una imagen o idea sobre el producto sin importar la calidad del mismo. La palabra hype traducida al idioma español es “exagerado». El término hype, en el área del marketing, es una estrategia inteligente para enfatizar una cosa, idea o producto al punto en que los individuos sientan la necesidad de consumirlo.»
El proceso del Draft es algo único en el deporte americano, llegando incluso a la gran pantalla, de la mano de Ivan Reitman con «Draft Day». Y como no, si hay algo que hacen especialmente bien en el sector deportivo estadounidense, es vender un producto.
Como seguidor de los Boston Celtics, estoy acostumbrado a no tener muchas esperanzas puestas en el Draft, ya que los verdes han tenido un suerte nefasta históricamente en este proceso. Pero con el hacer del equipo en estos últimos años, es inevitable poner un ojo, dos o cuatro como es mi caso (por algo me llaman «la gafa» en el Podcast del Despacho de Auerbach) en el procedimiento de selección de novatos.
Este año es especial para los de Massachusetts, es probable que gracias al traspaso de Paul Pierce, Kevin Garnett, y Jason Terry (todo el mundo se olvida del pobre Jet), los Celtics consigan un pick muy alto a la vez que pelean por entrar en PlayOffs. Y como era de esperar, desde que los Nets comenzaron a perder estrepitosamente, parte de la atención del aficionado verde se dirigió a junio de 2016 y, consecuentemente, a la NCAA.
Pero, como «informador«, me veo en el deber de romper esa burbuja que se está creando en torno a la camada del 2016. Si bien es pronto y los posibles seleccionados tienen mucho tiempo para evolucionar, a estas alturas no hay ningún mesías en el rebaño que llegará dentro de un año a la mejor liga del mundo.
Los jugadores TOP de la NCAA
Los «prospects» con mayor potencial, Ben Simmons, Skal Labissiere o Brandom Ingram, están lejos de llegar al nivel de verdaderos game changers, de jugadores que puedan cambiar el rumbo de una franquicia, como lo fueron en su día Anthony Davis, LeBron James, o como parece que lo serán Andrew Wiggins o Karl-Anthony Towns.
Son realmente jugadores que impresionan, en especial Simmons, pero robando una frase al propio Danny Ainge:
«No son jugadores trascendentales.»

Simmons es un playmaker de 2,08 estupendo, con un físico dominante y un juego en transición que te hace babear. Pero el freshman de LSU es reacio a tirar, incluso desde media distancia, renunciando a menudo a tiros abiertos debido a su mala mecánica. Esto podría limitar muy seriamente su impacto en la NBA, restringiendo su capacidad de anotar y de crear jugadas para sus compañeros. Los rivales simplemente podrían cerrarse y flotarle, dejando sin espacios al equipo y condicionando una y otra vez los ataques.
Labissiere es un 2,13 muy ágil, con un buen potencial en ambos lados de la pista, además cuenta con una buena mecánica de tiro, que podría extender al triple. Pero está verde, y es lento tomando decisiones (comete muchas pérdidas y no es buen asistente). Y, a diferencia de los antiguos Wildcats, Towns y Davis, que llegaron a la NBA listos para marcar las diferencias, Labissiere está a años de poder ser un jugador diferencial al más alto nivel.
Brandon Ingram, es un alero con un físico intrigante, muy parecido al de Kevin Durant, con un buen tiro y una mecánica fluida. Sin embargo, su físico no está ni por asomo listo para competir al nivel en el que se juega en la NBA, necesita ganar mucho peso y fuerza.
Es una gran ventaja situarse en la posición en la que se encuentran los Celtics este año con este pick, ya que pueden optar por varias formas de utilizarlo, ya sea traspasarlo – durante la temporada o en la propia noche del Draft – o guardarlo e intentar seleccionar a un posible All-Star.
No hay garantías en el Draft
Podemos encontrar muchos ejemplos, pero tenemos a uno en nuestro propio equipo, que llegó para levantar a los Sixers, pero no lo consiguió, el bueno de Evan Turner.
Danny Ainge, diligentemente, ya ha comenzado a investigar a los futuros jugadores que se presentarán al Draft (recientemente asistió a un partido en el que Ben Simmons anotó 21 puntos, capturó 20 rebotes y repartió 7 asistencias). Pero, bien es sabido que Ainge es más proclive a buscar un traspaso por un jugador consagrado que a escoger un jugador joven. Y desde mi humilde opinión, aconsejaría a Ainge que estudiase a conciencia a los prospects, determinase su nivel, y valorase la opción del traspaso de esa ronda, que estoy seguro de que ya lo hace. Simplemente para saber cual es la mejor opción para los Celtics, y sobre todo para saber en qué punto de la temporada la ronda de Nets tendrá más valor, si ahora en diciembre, cuando el hype por los jugadores es relativamente alto, o allá en junio de 2016, con todos los informes de los ojeadores mucho más completos y el hype, en algunos casos, por los suelos.
Danny, no te quiero incitar a que engañes a nadie, pero venga hombre, demuestra que eres americano y vende bien tu producto.
Para terminar, aclarar que no es el objetivo de este artículo menospreciar a la clase de 2016, ni mucho menos; si bien todos los expertos coinciden en que el nivel de este año es considerablemente menor al de los más recientes. Simplemente pretendo aportar un poco de coherencia a la cantidad de información y de hype que llega al aficionado celtic en las últimas semanas.
Porque, desgraciadamente para nosotros, y hasta que alguno demuestre lo contrario, en el Draft 2016 no hay salvadores, mesías o game changers que puedan convertir a un equipo con su llegada en aspirante al anillo.